Una vez Vladimir Putin invadió Ucrania, muchos pensaron que Rusia iba a quedar totalmente aislada del mundo, por la imposición de sanciones económicas y financieras que bloquearían cualquier posibilidad de que Moscú comerciara e intercambiara divisas con otros países. La realidad, dos años y medio después, es otra. Putin no sólo ha logrado evadir las sanciones, sino que además ha construido una red de aliados que Occidente, especialmente Estados Unidos, llama “el eje de la evasión”.
Irán, Venezuela, China y Rusia tienen hoy una red que evade las restricciones financieras y económicas, usa flotas mercantes paralelas a las del comercio marítimo tradicional y envía centenares de delegados internacionales como Alex Saab, capaces de negociar y comerciar con total libertad entre estos países, a pesar de las medidas en contra suya y su país.
Esta semana, en un artículo en la portada de “The Wall Street Journal” (WSJ), con el título “Cómo Estados Unidos creó sin darse cuenta un ‘eje de la evasión’ liderado por China” (versión original en inglés), este periódico decía que, indiscutiblemente, “las sanciones occidentales y el control de las exportaciones pretendían someter a los enemigos de Estados Unidos, pero en su lugar han dado lugar a una economía sumergida”.
Conjugar los intereses
Todo comienza en 1959. Un día, luego de que el dictador Fidel Castro se tomara el poder y derrocara a otro déspota como Fulgencio Batista, el gobierno de John F. Kennedy decidió dar el primer paso e imponer un bloqueo comercial y financiero contra la isla, en 1961 (y posteriores sanciones). Con esto, Washington creyó que lograba aislar al régimen comunista, que sería incapaz de sobrevivir. Sin embargo, la historia ha demostrado que La Habana siempre ha tenido aliados como la Unión Soviética o Venezuela, interesados en financiar este modelo que ha sometido a su población a la miseria.
Dos décadas después de la llegada de Fidel Castro al poder, los ayatolás derrocaron al sha de Persia e instauraron un régimen teocrático en Irán. Nuevamente, Estados Unidos impuso sanciones y desde 1979 aquel es un país desconectado de la economía occidental.
Uno y otro, estos dos casos han servido de evidencia para confirmar lo que, tanto el artículo del WSJ como una reciente investigación del centro de pensamiento de “The Atlantic Council”, han confirmado sobre Rusia. Aprovechando estas alianzas que se han venido construyendo desde 1959, Putin ha conectado las necesidades de su país con las de Cuba, Irán, Venezuela y Corea del Norte, entendiendo, además, que la única o mejor manera para saltarse las sanciones impuestas por Occidente es a través de China.
La red de evasión
Desde aviones no tripulados y misiles hasta oro y petróleo, la “red de evasión” ha logrado que las necesidades comerciales de sus miembros estén alineadas. Pekín –que en 2023 compró 11 millones de barriles de petróleo diarios– obtiene parte importante del petróleo que consume de tres de los 10 miembros de la OPEP (Rusia, Irán y Venezuela), que lo ofrecen más barato. Estos países por el contrario adquieren productos chinos sancionados para ser comerciados por ellos desde otros lugares.
Para Kimberley Donovan, autora de la investigación del Atlantic Council, el “eje de la evasión” usa la moneda y los sistemas de pago de China, que a su vez restringe el acceso a las autoridades occidentales sobre los datos financieros en su país para hacer seguimiento de las sanciones.
En “El eje de la evasión: Detrás del comercio de petróleo de China con Irán y Rusia”, Donovan y otros autores dan detalles de cómo funciona esta red. Por ejemplo, Irán y China “han desarrollado un sistema de comercio de petróleo que elude los bancos y los servicios de transporte marítimo occidentales. Rusia adoptó los métodos de Irán para exportar petróleo sancionado”. Este mercado funciona a través de la moneda china (yuan renminbi) y sus diferentes instituciones financieras que están, como se ha dicho, fuera del control y seguimiento de las autoridades mundiales sobre las transacciones financieras (Swift y otros).
El petróleo, aunque hace parte de miles de productos que se comercian, tiene una particular manera de transportarse. Según las revelaciones de WSJ y el Atlantic Council, estos países han constituido una “flota oscura” que opera al margen de la normativa marítima y toma medida para ocultar sus operaciones.
“Irán envía petróleo a China utilizando petroleros de flota oscura y recibe pagos en renminbi a través de pequeños bancos chinos. Los petroleros de la flota oscura operan sin transpondedores para evitar ser detectados”, escribe el Council.
A petróleo que llega a territorio, para evadir las sanciones occidentales, se le cambia el lugar de origen por crudo de Malasia u Oriente Medio (sin especificar). Renombrado, pasa a las “teteras”, que son pequeñas refinerías lejos de las grandes estaciones que refinan la gran masa de petróleo que exporta el gigante asiático.
En guerra y sancionado, Rusia también usa el mismo sistema, aunque vale la pena hacer una aclaración. Mientras que Teherán está totalmente sancionado por Occidente, Moscú puede en algunos casos exportar crudo, siempre y cuando el barril se comercie por debajo de los 60 USD, lo cual, con los precios de ahora, no parece tan atractivo para una economía de guerra –como la ha llamado Putin– que necesita mantener y ampliar su ejército en Ucrania.
No sólo este sistema sirve para evadir las sanciones petroleras. En cadena, dice la investigación, China hizo 60 envíos a una empresa rusa que “forma parte del canal de adquisición para la producción iraní de aviones no tripulados militares en Rusia para las fuerzas de Moscú”.
Como se ve, “el eje de la evasión” ha logrado construir un sistema de intercambio de bienes ideal para los propósitos de cada uno de los países que lo conforman. Según el WSJ, Venezuela no sólo exporta petróleo y le concede a Moscú el derecho de explotar los yacimientos de oro en el Delta del Orinoco, sino que también se abastece de “armas, asistencia técnica para su infraestructura energética y otros bienes sancionados”.
Desde 1961, año en que Kennedy impuso el bloqueo económico sobre Cuba, las sanciones financieras y comerciales siguen siendo una forma de presionar a regímenes autoritarios que hoy, más que nunca, han encontrado la forma de evadir el sistema de sanciones y mantenerse en el poder.
*Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.