Biden responsabiliza a Putin de la muerte del opositor Navalni | El Nuevo Siglo
EL JOVEN ABOGADO y férreo opositor a Putin, Alexéi Navalni, murió ayer en la colonia penitenciaria del Ártico ruso donde fue trasladado meses atrás./Archivo AFP
Viernes, 16 de Febrero de 2024
Redacción internacional con AFP

“ESCANDALIZADO” por la muerte del encarcelado opositor ruso Alexéi Navalni, una "poderosa voz de la verdad" se dijo el presidente estadounidense Joe Biden y fue más allá al afirma que "Putin es responsable" de ese hecho.

"No sabemos exactamente qué ocurrió" pero en última instancia es culpa de Putin y sus "matones", precisó el presidente estadounidense durante un discurso en la Casa Blanca.

"No se equivoquen, Putin es responsable de la muerte de Navalni. Putin es responsable"…Lo que le ha ocurrido a Navalni es una prueba más de la brutalidad de Putin. Nadie debe dejarse engañar", añadió.

Biden dijo que está "examinando opciones" sobre cómo responder, pero no fue más allá.

Consultado en 2021, tras reunirse con el presidente Putin en Suiza, sobre qué pasaría si Navalni muriera, Biden declaró: "Le dejé claro que creo que las consecuencias de eso serían devastadoras para Rusia".

Para Biden, Navalni era un defensor de la verdad.

"Incluso en prisión fue una poderosa voz para la verdad", aseguró. "Dios bendiga a Alexéi Navalni, su valentía no será olvidada".

Como era de esperarse, la cancillería rusa rechazó las "burdas" acusaciones del gobierno norteamericano, así como de otros líderes occidentales que se expresaron en el mismo sentido.

Los dirigentes occidentales "que han tomado un gran número de decisiones fallidas y se aferran a sus cargos se benefician de su muerte", declaró Viacheslav Volodin, presidente de la Cámara Baja del Parlamento ruso, sin elaborar sus acusaciones cuando se acerca el segundo aniversario del inicio de la ofensiva rusa en Ucrania.

El servicio penitenciario de la región ártica de Yamal anunció en la mañana de ayer la muerte de Navalni, de 47 años, un activista que denunció la corrupción y se convirtió en el crítico más importante del Kremlin, que purgaba una pena de 19 años tras ser condenado por "extremismo".

Tras ser envenenado, encarcelado, condenado y enviado a la tan remota como fría prisión, Navalni pagó con su vida su lucha contra el gobierno Putin.

Entre rejas desde enero de 2021, fue condenado de nuevo el pasado agosto, esta vez a 19 años por "extremismo", que debía cumplir en uno de los establecimientos más duros del sistema penitenciario ruso.

A finales de 2023, fue trasladado a la remota colonia penitenciaria del Ártico ruso.

Este hombre alto y rubio de penetrantes ojos azules, de 47 años, apareció delgado y envejecido durante las retransmisiones a distancia de las últimas audiencias en las que estaba implicado, la única manera de verlo.

Navalni quedó físicamente marcado por el envenenamiento que sufrió en 2020, una huelga de hambre y las repetidas estancias en aislamiento.

No obstante, la cárcel no debilitó su determinación.

Durante las audiencias y en mensajes difundidos a través de sus abogados, Navalni no cesó de denunciar a Vladimir Putin, a quien describió como un "abuelo escondido en un búnker".

Durante su juicio por "extremismo" de agosto de 2023 condenó "la guerra más estúpida y sin sentido del siglo XXI", en referencia al asalto ruso a Ucrania.

En sus mensajes en línea bromeaba sobre la intimidación a la que le sometía la administración penitenciaria. Entre otras cosas, le obligaban a escuchar el mismo discurso de Vladimir Putin día tras día, "¡Como si pronunciase pocos!".

Alexéi Navalni también intentaba mostrar su apoyo a sus compañeros de infortunio, encarcelados a consecuencia de la represión, y denunciaba una justicia rusa "fascista".

Desde el extranjero, sus equipos siguen difundiendo investigaciones sobre el enriquecimiento de las élites políticas, algunas de las cuales se benefician directamente del conflicto en Ucrania.

"Tinieblas"

El opositor siempre trataba de mostrarse optimista. "Sé que las tinieblas desaparecerán, que ganaremos, que Rusia se convertirá en un país pacífico, luminoso y feliz", escribió en junio de 2023.

A lo largo de doce años, el abogado Navalni, que durante un tiempo fue muy próximo al nacionalismo, se consolidó como el detractor número 1 de Putin y de su "partido de ladrones y estafadores", como solía describirlo.

Primero se dio a conocer ayudando a organizar grandes manifestaciones de oposición, en 2011 y 2012, que finalmente fueron reprimidas.

En 2013, quedó segundo en las elecciones municipales de Moscú, un logro que impulsó su visibilidad.

Navalni, acosado por las autoridades e ignorado por los medios de comunicación oficiales, construyó en los años 2010 una notoriedad en internet y en las redes, gracias a la difusión de investigaciones en vídeo virales que denunciaban la corrupción del poder ruso.

Por el contrario, Vladimir Putin se negaba incluso a pronunciar su nombre.

Navalni consiguió afianzar una base entre la juventud rusa, urbana y conectada, pero su popularidad a escala nacional y entre generaciones permaneció muy limitada.

Algunos detractores del poder ruso seguían recriminándole su cercanía con la extrema derecha y su ambigüedad sobre la anexión rusa de la península de Crimea, en 2014.

Pero cuando fue envenenado en agosto de 2020 en Siberia, en plena campaña para las elecciones regionales, recibió el apoyo sin fisuras de todos los opositores, las oenegés y los países occidentales.

A punto de morir, fue trasladado a Alemania para recibir tratamiento, con el acuerdo del Kremlin.

Una vez curado y sin signos de estar amedrentado, Alexéi Navalni protagonizó un gran regreso en diciembre de 2020 al tender una trampa a un agente ruso que admitió, por teléfono, que los servicios secretos estaban detrás de su envenenamiento.

Acto seguido y negándose al exilio, el opositor regresó el 17 de enero de 2021 a Rusia sabiendo que sería detenido, lo que ocurrió nada más llegar al aeropuerto, ante las cámaras de todo el mundo.

Dos días después, Vladimir Putin fue acusado en una nueva investigación en video de haberse construido un lujoso palacio en el mar Negro.

Las repercusiones fueron tales que el presidente ruso tuvo que desmentir personalmente las acusaciones.

Sin embargo, ni esos éxitos y ni el envenenamiento movilizaron a las multitudes en Rusia, donde las manifestaciones se reprimieron rápidamente./Resumen AFP