¿Camina Occidente en una cuerda floja con ayuda militar a Ucrania? | El Nuevo Siglo
Los tanques alemanes Gepard han sido calificados de obsoletos frente a los Leopard 2 del ejército teutón.
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Domingo, 1 de Mayo de 2022
Redacción internacional con AFP

Las pregunta que se hacen es: ¿hasta dónde ir? En la guerra en Ucrania, los países occidentales avanzan por un desfiladero, buscando intensificar su ayuda militar al gobierno de Kiev pero cuidándose de una intervención directa que los convertiría en cobeligerantes frente a Rusia.

Hasta hora, si nos basamos en el derecho de los conflictos armados, los países de la OTAN no han cruzado esta línea roja y ésto pese al incremento del apoyo militar, subraya Julia Grignon, investigadora del Instituto de investigación estratégica de la Escuela militar (Irsem).

"Financiar, equipar o entrenar fuerzas armadas no es suficiente para que un Estado entre al conflicto armado", dijo esta especialista en derecho de conflictos armados. 

"Si fuera el caso, cada vez que un Estado financia, equipa o entrena fuerzas armadas extranjeras, entonces ya hubiera estallado la Tercera Guerra Mundial desde hace tiempo, pues los Estados se venden entre ellos armas, se forman militares en el extranjero, etc...", añade.

Al suministrar blindados de tipo "Guepard" (Alemania), cañones Caesar (Francia) o misiles antiaéreos Starstreak (Reino Unido), los países occidentales, que anunciaron el martes un incremento de su ayuda militar al gobierno ucraniano, siguen respetando al menos teóricamente la regla.

"El solo hecho de suministrar armas y otros materiales de apoyo a las fuerzas armadas ucranianas no significa que los Estados que los apoyan hacen parte" del conflicto armado, señala el profesor estadounidense Michael Schmitt, especialista de asuntos relacionados con el derecho internacional humanitario y el recurso a la fuerza. 

El asunto sería distinto si ellos decidieran participar directamente en las hostilidades enviando tropas al terreno, algo descartado hasta ahora por Occidente, en primer lugar Estados Unidos. Y con razón. 

"A partir del momento en que las tropas  de la OTAN, actualmente estacionadas en los países limítrofes de Ucrania, ingresen a territorio ucraniano, ahí si no habría duda" de su cobeligerancia, considera Grignon. 

Cobeligerantes de facto

El asunto podría también plantearse si los países occidentales participan en la planificación militar y la supervisión de las operaciones militares, como fue el caso de la coalición internacional en su lucha contra la organización Estado islámico en Irak y en Siria.

Respecto al asunto de una zona de exclusión aérea, descartada por la misma OTAN, convertiría de facto en cobeligerantes a los países que la apliquen y la hagan respetar. 

"Si algunos Estados, tal vez con fines humanitarios, declaran una zona de exclusión aérea en sectores del espacio aéreo ucraniano y utilizan luego la fuerza contra aviones y helicópteros rusos para hacerlo respetar", estaremos en el caso de un conflicto armado "entre ellos y Rusia", considera el profesor Schmitt en una nota publicada a inicios de marzo.  

Tras el debate semántico y jurídico, hay incertidumbre sobre la magnitud y la naturaleza de la reacción de Rusia que esgrime amenazas desde el inició de la invasión en caso de injerencia. 

"Participar en un conflicto armado significa que usted puede realizar  ataques ofensivos o ser objeto de ataques defensivos en su territorio", dice Grignon. 

Al hablar ante el parlamento el miércoles, el presidente ruso Vladimir Putin advirtió contra cualquier intervención exterior en el conflicto en Ucrania, prometiendo si es el caso una respuesta rápida como un "relámpago".

Dos días antes, el jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov había denunciado los suministros occidentales de armas sofisticadas, vehículos blindados y  drones de punta a Ucrania, en lo que ve una provocación destinada a prolongar el conflicto en lugar de ponerle fin.


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"La OTAN en substancia se ha lanzado en una guerra con Rusia a través de un intermediario y también da armamento a ese intermediario. Eso significa la guerra", declaró, antes de garantizar que Rusia hace todo preservar el principio de no recurrir al arma nuclear.

Además de la delgada línea que transitan las naciones que se han comprometido con el apoyo armamentístico, existe una variable que hace que dicha colaboración se complique si el conflicto se alarga, estiman los especialistas.

Esta ayuda militar, solicitada desde hace mucho tiempo por Ucrania, se materializa en un momento en que las fuerzas ucranianas se enfrentan a un lento avance del ejército ruso en el Donbás, en el este y en el sur del país.

En este contexto, el envío de "artillería autopropulsada, tanques de combate y vehículos blindados es capaz de dar una fuerza considerable a las tropas ucranianas, o incluso restaurar ciertas capacidades disminuidas por dos meses de guerra", subraya Léo Péria-Peigné, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri).

Esta "contribución" armamentística "a corto plazo prevalece" en esta etapa "sobre las consideraciones logísticas a medio plazo, que sin embargo habrá que plantearse", añade el investigador francés.

Por ahora, París, Washington, Londres y Praga han descartado los equipamientos que requieren varios meses de formación y un importante apoyo logístico, como por ejemplo los tanques estadounidenses Abrams, y han privilegiado los que requieren un apoyo logístico limitado.

"Para los ucranianos era fácil recuperar material de origen soviético o ruso porque están formados", explica una fuente militar francesa Los tanques checos de origen soviético entran en esta categoría, por ejemplo.

Con el material occidental, hay tres puntos. El primero es "la apropiación, es decir: cuando recibo el material, aprendo a utilizarlo desde un punto de vista técnico, pero también táctico, porque con ciertos materiales uno cambia sus tácticas", agrega.

 

Armamento de alto calibre

Los cañones franceses Caesar, tienen fama de ser "fáciles de usar", señala Marc Chassillan, ingeniero militar francés, especialista en tanques y vehículos blindados. "Puedes entender su funcionamiento en una mañana".

La situación es un poco más compleja, en cambio, en el caso de los guepard alemanes, equipados con un "sistema de armas sofisticado" y "muy exigente", que requiere un entrenamiento de al menos "varias semanas", añade el especialista.

También se prevé el envío de blindados de transporte de soldados Marder a Kiev, lo que debería plantear un problema menor para los "combatientes ucranianos experimentados que han estado luchando desde 2014", según el ex alto funcionario alemán de la OTAN, Hans Lothar Domröse.

Evacuada la cuestión de la formación, queda la del mantenimiento. ¿Cómo garantizar el mantenimiento de estos equipos y, en particular, el transporte de las piezas de repuesto en caso de avería o destrucción parcial?

Para Péria-Peigné, "esta cuestión es compleja, pero quizás menos que en otros países que no tienen el potencial industrial de Ucrania, que tiene infraestructura y un conocimiento considerable en el tema de los vehículos militares y la industria pesada".

"Si la cooperación entre los industriales europeos y el ejército ucraniano se desarrolla sin problemas, el tema del mantenimiento debería continuar sin ningún obstáculo en particular", agrega.

Para Carlo Masala, experto en defensa y seguridad de la Universidad de la Bundeswehr de Múnich, la cuestión del mantenimiento no debería entrar en la ecuación inmediata.

"Si pueden usar el Marder durante tres semanas, es mejor que nada. Si el Marder se daña, pues mala suerte", declaró en el canal alemán Deutsche Welle.