CELAC-Europa: ¿recuperar alianza o ampliar la distancia? | El Nuevo Siglo
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Sábado, 15 de Julio de 2023
Pablo Uribe Ruan

Luego de ocho años sin reunirse, Bruselas recibirá nuevamente a los 33 jefes de Estado y presidentes de América Latina, este lunes y martes, para celebrar la cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), principal foro de diálogo y cooperación entre las dos regiones.

La cumbre llega en un momento completamente diferente al de 2015, año del último encuentro birregional. En un escenario global multi-crisis, Europa enfrenta la invasión de Rusia a Ucrania y busca reindustrializar a sus países, así como hacer efectivos los compromisos de transición energética, mientras que Latinoamérica crece económicamente menos que hace ocho años y tiene dentro de la región tres dictaduras que entorpecen la integración. Comercialmente, la región viene buscando aliados más allá del hemisferio occidental, en una suerte de cooperación Sur-Sur.

Otra realidad 8 años después

A excepción de algunos acuerdos bilaterales entre diferentes países latinoamericanos con la UE y lentos avances para formalizar el acuerdo Mercosur-UE, pocos avances se han logrado estos últimos ocho años (2015-23). La poca interrelación birregional se debe en parte a la confusa oferta que América Latina le ha podido ofrecer a Europa.

Bajo esta óptica, el académico y miembro del centro de pensamiento Real Instituto El Cano, Carlos Malamud, dice que: “no se trata únicamente de cuánto puede obtener Europa de una renovada relación con América Latina, sino también de cuánto puede aportar América Latina a la solución de diversos problemas globales, algunos de ellos esenciales para el futuro europeo”.

Los intereses comunes son la base esencial de cualquier relación birregional duradera. Durante décadas, parte importante de América Latina ha coincidido con Estados Unidos en una agenda común centrada en la guerra contra las drogas y tratados de libre comercio que han afianza la cooperación. Con Europa, sin embargo, vale la pena preguntarse, como plantea el experto en integración regional, Detlef Nolte, “si hay suficientes intereses comunes que justifiquen profundizar una asociación estratégica entre ambas regiones”. La respuesta, concluye Nolte en El Clarín, es que “sí los hay”.

Agenda birregional

Latinoamérica le puede ofrecer varios temas a Europa. Hay que partir de la base, antes de hablar de ellos, que el bloque primero debe tener una posición unificada que, sin olvidar las diferencias políticas, opte por una relación birregional beneficiosa para las dos partes. Todo esto pasa, como siempre, por la difícil integración regional.

Hoy, en Latinoamérica existe un bloque regional de izquierda que aparentemente -más adelante lo hablaremos- comparte posturas similares. A este cohesión mínima se le llama interregionalismo. Según José Antonio Sanahuja, de la Fundación Carolina, que tiene una línea de investigación sobre América Latina, “el interregionalismo exige, como premisa básica, un mínimo de cohesión y agencia de cada de uno de los grupos regionales implicados”.



Sobre la base de bloque cohesionado, existen tres líneas de interés que América Latina le podría ofrecer a la Unión Europea. La primera, por la coyuntura climática, es la medioambiental. Desde 2015, cuando Francia celebró la popular COP 21 (París), Europa ha sido la región que más ha impulsado la transición energética y las tecnologías verdes. Siendo la región con mayor biodiversidad y teniendo la Amazonía, que comparten cuatro países de la región, América Latina debe profundizar la ayuda multilateral europea para financiar y proteger su inmenso bosque tropical y su enorme potencial hídrico. Igualmente debe hacer énfasis en modelos de financiación como los bonos verdes.

La mejoría del posicionamiento político y global de América Latina también es determinante. Brasil, Argentina y México se posicionan en el mundo a través de los BRICS, el G-20 y la agenda del Sur Global, pero estos escenarios parecen insuficientes sin el apoyo de Europa.

América Latina es un aliado natural para Europa por razones históricas y culturales y la UE ha sido el socio más estable y confiable que ha tenido la región, especialmente en momentos clave como el de la recuperación democrática y la promoción de la paz en las décadas de 1980 y 1990 o como socio de cooperación en el contexto de la graduación”, explica la académica Erika Rodríguez.

En toda relación birregional, el comercio juega un rol central. La UE ha negociado acuerdos de asociación comercial, políticos y de cooperación con 27 de los 33 países de latinoamericanos. Pero estos acuerdos están lejos del potencial que puede alcanzar esta cooperación birregional.

Para ampliar el comercio entre los dos bloques, la Fundación Carolina, en su informe “Iberoamérica 2023, América Latina y Europa: más allá de la cumbre”, dice: “reforzar hacia América Latina la nueva estrategia de la UE “Global Gateway” para potenciar los flujos de inversiones directas en la región, con mayor dotación financiera para incrementar su alcance y una mayor localización de las actuaciones conjuntas en los sectores energético, transporte y digital”.  

 

Desafíos

La cohesión mínima en América Latina por la posible unidad regional a través de gobiernos de izquierda no significa que exista una lectura compartida en todos los frentes. Tanto en la visión energética-medioambiental como en la guerra de Ucrania y la región con Rusia, varios países tienen claras diferencias, que eventualmente pueden limitar la cohesión inicial con la que se cuenta.

Estas divergencias son claras en la visión frente a los combustibles fósiles. Mientras que Manuel López Obrador y Nicolás Maduro defienden una política de exploración y explotación de petróleo, Gustavo Petro cree firmemente en la transición energética inmediata cesando la exploración. Las diferencias entre unos y otros son claves para construir una estrategia clara y ofrecerle a Europa una posición que comparta todo el bloque regional frente al medio ambiente y los recursos naturales.

Con menor distancia, en América Latina también hay diferentes posiciones sobre la invasión de Rusia a Ucrania. Para el bloque de Cuba, Nicaragua y Venezuela -que estará presente en la cumbre- la operación de las fuerzas de Vladimir Putin es legítima.

En menor medida, Luiz Inicio Lula Da Silva ha defendido una posición neutral y exige que el presidente ucraniano Vlodomir Zelenski, invitador por Pedro Sánchez a la cumbre, no esté presente. Otros países, en cambio, como Chile, Ecuador y Perú, han declarado su posición en contra de Moscú.

No hay que perder de vista que toda Europa, sin excepción alguna, apoya a Ucrania militar, económica y políticamente. Las posiciones a favor de Rusia o neutrales pueden ser un problema para avanzar.

Una vez más, América Latina tiene la oportunidad de ampliar sus redes comerciales, políticas y ambientales con un socio con el que tradicionalmente ha sabido comerciar y cooperar. Pero Europa ha cambiado sus prioridades en la última década, mientras que la región ha navegado en sus repetitivos problemas de integración. Veremos que tanto puede cambiar este escenario con la cumbre.