Chilenos descartan los extremos para cambiar modelo político | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Viernes, 23 de Julio de 2021
Redacción internacional con AFP

MÁS allá de su juventud, que es el común denominador que tienen Sebastián Sichel y Gabriel Boric, elegidos en las recientes primarias partidistas en Chile, es que representan la posición más moderada en sus respectivas tendencias políticas, la derecha e izquierda, respectivamente.

Ese que comúnmente se llama el ‘centro’ fue lo que concitó el mayoritario interés de los chilenos partidarios de esas colectividades, enviando así un mensaje de que lo que buscan, acompasado con la Constitución en construcción, es un cambio al modelo, de forma gradual y ordenada.

Las primarias para escoger los candidatos presidenciales de la derecha y la izquierda sorprendieron tanto porque la pifia de todas las encuestas como por la alta participación ciudadana, la mayor registrada para un proceso interno como éstas.

Vale recordar que todos los sondeos daban como favoritos, y de lejos, a Joaquín Lavin (derecha) seguido de Sichel y Daniel Jadue (izquierda comunista), muy distante de Boric. Inclusive se proyectaba a Jadue se daba como ganador de la presidencial que tendrá lugar el 21 de noviembre, sacando más de siete puntos porcentuales a cualquiera de sus ocho rivales hasta ahora en liza.

Pero como la verdadera encuesta es la de las urnas, éstas fueron además de transparentes, contundentes: Sichel logró un 49,08% de los sufragios frente al 31% de Lavín, quien buscaba su tercera candidatura y en las elecciones de 1999 le peleó la segunda vuelta al socialista Ricardo Lagos (2000-2006). En la derecha compitieron también los exministros Mario Desbordes e Ignacio Briones.

En el otro extremo del espectro político, Gabriel Boric, diputado del joven partido político Convergencia Social, parte del izquierdista Frente Amplio, se impuso con el 60.43% de los votos a Jadue que alcanzó el 39,57%.

Llama la atención también la participación en la jornada electoral del pasado domingo, que se presagiaba sería muy baja ya que los chilenos han acudido a las urnas cuatro veces en el último año. Sin embargo, en la cita a las urnas participaron 3.143.006 electores, la mayor convocatoria desde que se instauró el sistema de primarias legales en 2013. Estaban habilitados casi 13 millones.

"Son candidaturas ambas que enfatizan una visión optimista respecto al futuro. Hay una crítica respecto al pasado y una visión alegre y positiva del futuro. Los que perdieron estaban en una visión más de pasado, defensiva, reivindicativa del pasado más que de futuro", dijo a la AFP Juan Pablo Luna, doctor en ciencias políticas y académico de la Universidad Católica de Chile.

Para Rodrigo Espinoza, coordinador académico de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, el resultado del domingo evidencia que se busca “un cambio de ciclo, pensando en la caída poco a poco de los partidos políticos históricos y tradicionales que marcaron el espectro político del Chile de la transición a la democracia".

En la misma línea se manifestó Pamela Figueroa, académica de la Universidad de Santiago, al asegurar que “la ciudadanía quiere cambios profundos, pero quiere que esos cambios sean por caminos democráticos a través del diálogo y la construcción de mayorías y eso lo representó mejor Boric".

Del otro lado, la elección de Sichel -abogado y exministro de Desarrollo Social del gobierno de Piñera- representa "salir del cerco ideológico tradicional de la derecha. Salir de una derecha tradicional, pensando en una derecha más bien liberal", según Espinoza.

"Sichel no es militante de partido político, pero sí tiene su historia. Ha tenido vínculos estrechos con el centro y ahora desde una plataforma de centro derecha fue muy hábil para correr el cerco ideológico y decir que no se trata de una división de izquierda y derecha sino más bien de lo nuevo contra lo viejo", agregó.

En términos generales los analistas coinciden en señalar que, como viene sucediendo en las últimas elecciones (gobernadores, alcaldes y constituyentes), los votantes se inclinan por candidatos independientes, jóvenes y abiertos a las reformas que se exigieron en las calles hace dos años, durante el llamado estallido social.



Mensajes

Como reseñamos, la derecha eligió al candidato independiente Sebastián Sichel, de 43 años, quien fue exministro del Gobierno de Piñera y dirigió el Banco del Estado, aunque durante toda la campaña trató de desligarse del Ejecutivo y proyectar una imagen de hombre hecho a sí mismo para conectar con las demandas de justicia social que se vienen exigiendo en el país desde 2019.

“Es un país que necesita cambios en paz y democracia. Amamos su historia, pero más su futuro y ser de centro nos pone orgullosos. No es la polarización la que ha hecho cambios en Chile. Las rupturas y la violencia no hacen bien”, señaló Sichel, de 43 años, cuando fue proclamado vencedor y estuvo rodeado de los tres aspirantes que derrotó en las primarias, quienes desde esa misma noche se alinearon para empezar a pavimentarle un camino que esperan lo lleve hasta La Moneda.

Por su parte el abogado Boric, de 35 años, y quién irrumpió en la escena chilena al liderar las protestas estudiantiles de 2011 y consolidó su carrera como diputado desde el 2014, es consciente que si bien triunfó en la primaria le será necesario buscar muchos más apoyos.

"Con lo que tenemos hoy no basta para ganar en noviembre", reconoció Boric esta semana, Por ello tiene el desafío de convocar a los electores más de centro sin dejar de lado a la izquierda más radical que busca profundizar los cambios al modelo neoliberal que hizo crecer a Chile, pero con grandes niveles de desigualdad social.

“No le tengan miedo a la juventud para cambiar este país, porque tenemos la experiencia de los que lucharon antes que nosotros. Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”, aseguró el rostro emergente de la nueva izquierda chilena.

Sin embargo, durante su discurso le hizo un guiño al Partido socialista al parafrasear la emblemática frase del presidente Salvador Allende y asegurar que “mucho más temprano que tarde, en todas las regiones de Chile se abrirán las grandes alamedas donde pase el hombre y la mujer libre”.

A los elegidos en las primarias se sumarán al menos otros tres candidatos desde la izquierda y la ultraderecha en la competencia para elegir al sucesor de Sebastián Piñera. A hoy, el Partido Socialista dará la pelea con Paula Narváez, exministra del gobierno de Michelle Bachelet, mientras que el partido Demócrata Cristiano lo hará con la actual presidenta del Senado, Yasna Provoste.

En la otra orilla ideológica se conoce que la extrema derecha postularía directo a la primera vuelta al exdiputado José Antonio Kast.



Surtido el proceso interno, que como lo recuerda el analista político de la Universidad de Talca fueron “particularmente relevantes” y con sorprendentes resultados “pues se desarrollaron en el marco del funcionamiento de la Convención Constitucional, en un contexto aún de pandemia, y con una experiencia reciente de contracción de la participación electoral”, arrancó en firme la campaña por La Moneda. Serán cuatro meses de intensa agenda proselitista de los aspirantes en e un contexto o de mediana estabilidad económica y con la crisis sanitaria a cuestas.

Tras cerrar filas con Sichel, tal cual era el compromiso partidario, Lavin manifestó, en declaraciones a la Agencia Anadolu, que “Chile es un país difícil de gobernar en estos momentos y el desafío es conjugar el cambio social profundo, que viene con la nueva Constitución, y que se debe materializar en las políticas públicas. Debe ser un cambio en paz, en orden y sin peleas, la economía tiene que tirar para arriba, se debe superar el desempleo que produjo la pandemia”.

Y esa es la meta que debe identificar a todos los aspirantes a suceder a Piñera porque es lo que los chilenos quieren, lo han expresado en las pasadas elecciones y lo ratificaron en estas primarias que dejaron fuera de lugar a los sondeos y los considerados políticos tradicionales.