A mediados de noviembre de este año, por última vez, Xi-Jinping se reunió con Joe Biden en Lima, Perú, durante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, donde se encuentran los 21 líderes de las economías que bordean el océano Pacífico.
En la cena de gala, el anfitrión del evento, Perú, le concedió al presidente Xi, quien estuvo dos días completos en el foro, un lugar especial. Mientras que Joe Biden estaba sentado un poco más lejos en la mesa, Xi se hizo en la silla de al lado de la presidenta peruana, Dina Boluarte, en una señal de cercanía diplomática y comercial, impulsada por la inauguración de uno de los proyectos de infraestructura más importantes en América Latina construido y financiado por capital chino.
“Hay que derribar los muros que impiden el flujo del comercio”, dijo Xi en discurso oficial. Luego, directamente criticó los aranceles, que Donald Trump amenaza con imponer a las importaciones chinas por “retroceder en la historia”.
Chancay
Días antes de que empezara el foro, Xi Jinping había aterrizado en Callao, Perú, con la intención de inaugurar el megapuerto de Chancay, una obra de más de US $1.300 millones de dólares que busca convertirse en el mayor centro marítimo de Sudamérica y revolucionar las cadenas de suministros entre la región y Asia.
La gran apuesta china en este país sudamericano comenzó en 2017, siete años atrás, cuando el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski firmó un acuerdo para que el gigante asiático financiara un megapuerto, para superar a los ubicados en los países vecinos como el de Guayaquil (Ecuador), Valparaiso (Chile) o Buenaventura (Colombia).
El puerto de Chancay, a unos 70 kilómetros de Lima, aportará a la economía peruana, según el Ministerio de Producción de Perú, unos US $4.500 millones, un 1,8% del PIB, y el Banco Central calcula que solo la fase inicial que ahora se inaugura sumará un 0,9% del PIB ya el próximo año.
Detrás del proyecto, está Cosco Shipping Company, una empresa estatal china dedicada al transporte marítimo, con una inversión total prevista de US $3.400 millones, para construir un complejo de 15 muelles, oficinas, servicios logísticos y un túnel de 2 kilómetros de largo para dar salida a la carga.
La Franja y La Ruta
Muy lejos queda Pekín de Chancay. A primera vista, no se entiende por qué algunos en China han llamado a este puerto la puerta de entrada a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, una ambiciosa apuesta comercial lanzada por Xi Jinping hace 11 años para cooperar, invertir y generar lazos económicos, políticos, diplomáticos, y sociales con los más de 140 países de Asia, África, Europa, América y Oceanía, que han decidido oficialmente vincularse a la iniciativa.
No tan descabellado parece la construcción del puerto de Chancay cuando se precisa, con detalle, que China viene necesitando desde hace décadas un puerto que tenga la capacidad de desembarcar sus mercancías y embarcar las que importa Sudamérica, como, principalmente, litio, cobre y los productos agrícolas argentinos y brasileños como la carne y la soja, o las cerezas de Chile.
Para Perú, igualmente, el puerto de Chancay significa, de cierto modo, una manera de abrazar la modernidad con eficiencia. Según estimaciones del mismo Gobierno, la ubicación estratégica del puerto permite reducir de 40 a 28 días el tiempo en que demoran los cargueros en transportar mercancías de Perú a Asia.
“Antes, los productos que se exportaban desde Sudamérica tenían que subir hacia el norte, a puertos como el de Manzanillo, en México, para ser transbordados y enviados a China”, le explica a BBC Mundo Robert Evan Ellis, del Instituto de Estudios Estratégicos del Ejército de Estados Unidos.
Las ventajas del puerto, además, se dan porque Chancay se ubica en una bahía capaz de acoger los buques de mayor calado, capaces de transportar hasta 24.000 contenedores, conocidos, según el lenguaje naval, como TEU (Twenty-Foot Equivalent Unit, en inglés). Esta posibilidad permite a los buques enviar mayor cantidad de fletes a menor precio, logrando el sueño deseado de toda operación.
Juan Ortiz, del Observatorio de Contexto Económico de la Universidad Diego Portales de Chile, dice que las ventajas de Chancay sobre otros puertos son numerosas. “Chancay tendrá ventajas operacionales sobre el resto de los puertos ubicados sobre el océano Pacifico en Sudamérica por la alta inversión realizada en dicho puerto y la incorporación de tecnologías punta que permitirán abaratar costos y reducir los tiempos de operación en el puerto respecto a otros de la región”, comenta a BBC Mundo.
Dependencia
Inaugurado hace menos de un mes, el puerto de Chancay no ha estado exento de debates sobre la dependencia que le genera a Perú con respecto a China, una discusión que se ha presentado a lo largo y ancho de América Latina, cuando se trata de un proyecto financiado en su totalidad por capital chino.
Algunos analistas advierten que compañías como Cosco suelen usar prácticas predatorias que van desde un endeudamiento muy alto de los países donde se ejecutan obras de infraestructura financiadas por china y se genera una laxitud en la exigencia del cumplimiento de empresas chinas con el medio ambiente, las leyes laborales, y el entorno social.
Este debate, aún vigente en toda la región, coincide con la angustia de algunos países de estar quedándose atrás en la implementación de proyectos de infraestructura con capital chino, conocidos, en casi toda la región, por su rapidez al momento de ejecutarse.
Vecinos de Perú, como Chile y Brasil, ya empiezan a preguntarse si sus puertos y centros logísticos pierden competitividad frente al auge del puerto de Chancay. “Chile se quedará irremisiblemente atrás”, escribió el exministro de Transportes y Telecomunicaciones chileno, Germán Correa, en una columna en Biobiochile.
China tiene ocho de los diez principales puertos marítimos del mundo en su territorio. El puerto de Chancay viene a emular sus modelos de competitividad y negocio, con enormes ventajas sobre los puertos del resto de la región.
*Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.