Con militarización de provincias, Lasso avanza en guerra antidroga | El Nuevo Siglo
Foto archivo Presidencia de Ecuador
Domingo, 1 de Mayo de 2022
Redacción internacional con AFP

Una inédita violencia y criminalidad sin precedentes consecuencia de la guerra que declaró al creciente narcotráfico desde el día de su posesión, así como una fuerte oposición del correísmo han enmarcado el primer año de gestión del conservador Guillermo Lasso en Ecuador.

El mandatario enfrenta con mano dura a los traficantes de drogas que desde años atrás y paulatinamente ganaron espacios en Ecuador, al punto de que hoy varias provincias, especialmente Guayaquil se han convertido en un “hub logístico” para dicha actividad ilegal. Consecuencia de ello la disparada criminalidad en las calles y los enfrentamientos por el poder entre presos miembros de bandas que dejan 350 reclusos muertos desde febrero de 2021, en masacres que figuran entre las peores de Latinoamérica.

“Vivimos una crisis de inseguridad vinculada la criminalidad” sostuvo hace pocos días el ministro del Interior, Patricio Carrillo, quien destacó los avances en la lucha antinarcóticos como el decomiso récord anual de 210 toneladas de droga, especialmente cocaína en 2021 y, en lo corrido de este año más de 75 toneladas.

La semana pasada cuatro del gabinete que renunciaron aduciendo motivos personales pero que, en realidad, parecería fruto del agotamiento por el embate del gobierno con el narcotráfico. Fueron Luis Hernández (Defensa), Juan Carlos Bermeo (Energía y Minas), Pedro Álava (Agricultura), y Bernarda Ordóñez (Derechos Humanos).

El Ejecutivo ya designó al general en retiro Luis Lara, quien fuera jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas entre 2019 y 2021 en Defensa y a Xavier Vera en Minas, quien fungía como viceministro.

Pero lejos de considerarse como una crisis, ha sido según explicó el Gobierno, una renovación prevista al acercarse el primer año de mandato (24 de mayo) por lo que pidió la renuncia del gabinete en pleno. Excepción de ello fue la salida, a finales de marzo, de Alexandra Vela de la cartera de Gobierno por discrepancias políticas con el presidente Lasso.

"El Gobierno Nacional, en su primer año de gestión, está realizando una evaluación de todo su gabinete y efectuando los cambios que considere pertinentes en función de la mejor ejecución del Plan de Creación de Oportunidades 2021 - 2025", señaló este fin de semana la secretaría de Comunicación en Twitter.

En consecuencia, Lasso "ha solicitado las renuncias de los ministros" de manera protocolaria para revisar los "mejores perfiles del país, que enrumben a las instituciones del Ejecutivo a garantizar el bienestar de cada ciudadano de forma integral".

El gobierno agradeció el "aporte y compromiso de los ministros salientes en el proceso de construcción de un Ecuador de oportunidades para todos", frase ésta que emula al movimiento fundado por el presidente “CREO, creando oportunidades”.

Militarización de provincias

En una nueva fase de su guerra al narcotráfico y su macabra violencia, el presidente Lasso decretó el estado de excepción en las provincias de la región litoral de Ecuador, Guayas, Manabí y Esmeraldas (esta última fronteriza con Colombia) que incluye el toque de queda durante las noches para las áreas con mayor violencia de localidades como su natal Guayaquil.

"Nuestra sociedad no será sometida, nuestra paz jamás será sacrificada ante los sucios negocios de nadie. Vamos a llevar el combate a los delincuentes hasta el mismo territorio donde intentan ocultarse, ellos y sus sucias mercancías", expresó el mandatario conservador al explicar su determinación.

Bajo esta medida extraordinaria que operará por dos meses, Lasso ordenó el despliegue de 9 mil efectivos, entre militares y policías, que tienen como misión “reimponer la paz y el orden”, según argumentó.

De esta forma, dichos efectivos hacen presencia desde el fin de semana en dichas provincias, donde no se descarta que, en retaliación, las bandas criminales y narcotraficantes aumenten sus acciones violentas las que han mutado a una brutalidad estilo de los carteles mexicanos, como se evidenció con cadáveres colgados en puentes y otros decapitados.

Bajo el estado de emergencia, el ministro del Interior, Patricio Carrillo, informó sobre la muerte de un policía, quien fue abaleado, según medios locales, en el puerto de Guayaquil -núcleo comercial del país-.

"No es tarea sencilla recuperar la seguridad", expresó el funcionario por Twitter, añadiendo que "la falta de escrúpulos y los sórdidos motivos de los delincuentes no se impondrá. Paz en la tumba del cabo segundo Carlos Cortéz".

Las autoridades no han presentado un balance global de los operativos, que según reportes dispersos dejan detenidos y el decomiso de armas y drogas.


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La fuerza pública incursionó en convulsas y deprimidas zonas, donde el acceso era difícil para los agentes.

El gobernador de Guayas (cuya capital es Guayaquil), Pablo Arosemena, dijo que la prioridad es restablecer el orden en áreas controladas por mafias. "Necesitamos intervenciones prolongadas y sostenidas para que los índices de inseguridad se estabilicen y decrezcan" anotó.

Operaciones se cumplieron el sábado en el empobrecido Guasmo, en el sur de Guayaquil. "Esperamos que ellos (uniformados) ayuden a limpiar la ciudad de tanta gente mala", dijo Mercedes Ortiz, de 67 años, en la puerta de su vivienda.

De la mano del narco ha crecido la criminalidad en Ecuador, con 1.255 muertos en el primer cuatrimestre de este año frente a los 2.500 de todo 2021 y 1.400 de 2020.

Cerca de 440 crímenes se han producido en Guayaquil y la vecina Durán, ambas las más inseguras. Un 60% del total de homicidios ha ocurrido en las tres de las 24 provincias ecuatorianas que ahora son patrulladas por militares.

Empero, el abogado guayaquileño Xavier Flores, especializado en derechos humanos, consideró que la movilización de las Fuerzas Armadas no será la panacea contra el crimen organizado.

"Si se piensa que es la solución al narcotráfico es un error de concepto porque esto es mucho más complejo que entrar a reprimir con militares. Estamos hablando de problemas estructurales, donde se necesitan políticas públicas e inversión del Estado para el desarrollo de estos sectores muy empobrecidos", expresó el excatedrático universitario.

Durán, con más de 300.000 habitantes, es considerada una bodega de drogas y donde el microtráfico, de acuerdo con autoridades, mueve hasta 1,8 millones de dólares al mes.

En el frente político

Mientras prioriza la guerra al narcotráfico, el presidente Lasso también planta cara a duros ataques del correísmo, que mantiene su baza electoral pese a que su fundador, Rafael Correa, está asilado en Europa.

El más reciente de ellos fue el de Jaime Nebot, exalcalde de Guayaquil, con quien el presidente sostuvo un duro cruce verbal este fin de semana por considerar que está organizando, junto a al presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, un complot para sacarlo del poder y desestabilizar la democracia.

"El señor Correa y el señor Nebot, juntitos estos mellizos, desde el primer día de mi Gobierno (...) No es un problema de una institución, sino de dos señores que no soportan que Guillermo Lasso esté en la Presidencia del Ecuador", sostuvo el mandatario vía twitter.

También, según publicó el diario 'El Universo', Lasso expresó que el expresidente Correa "le tiene miedo", mientras que el exalcalde de Guayaquil "lo odia", ya que "no tuvo los huevos para ser candidato" y ahora "tiene envidia y unos celos (por los) que se dedica a desestabilizar la democracia ecuatoriana".

En respuesta, Nebot divulgó un comunicado por redes sociales en el que precisa que no odia a Lasso, sino que "le da lástima su estado emocional". "Pero no es usted un demente cualquiera. Es el presidente de la República y solo por eso me refiero a sus exabruptos", escribió.

"En cuanto a huevos, olvídese de los míos y demuestre los suyos combatiendo a la delincuencia común", agregó haciendo alusión al aumento de la violencia, esa que con la militarización combate el mandatario conservador.

Como se ve el primer año de gobierno de Lasso no ha sido fácil y se visualiza más complicado por su ofensiva contra narcotráfico y la criminalidad. Pero como ha insistido, su prioridad es reimponer el orden y la paz. Esa es su hoja de ruta de su mandato.