Con resistencia, ¿va Afganistán hacia otra guerra? | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 22 de Agosto de 2021
Redacción internacional con AFP y Europa Press

CASI que desde el mismo momento en que los talibanes iniciaron camino hacia Kabul, en la fase final de su rápida ofensiva por reconquistar el poder, en otro lugar del país, remoto y aislado, el valle del Panshir, comenzó a organizarse la resistencia contra esos extremistas islámicos que hace dos décadas impusieron una cultura de terror y miedo.

Dos figuras emblemáticas el ex vicepresidente Amrullah Saleh y el hijo del legendario comandante Ahmed Masud, que luchó hace 20 años contra esos fundamentalistas son, por lo pronto, las cabezas visibles de la naciente resistencia armada y esperan capitalizar el mayoritario rechazo ciudadano a los talibanes, el que quedó evidenciado el jueves pasado cuando en las calles de varias ciudades manifestantes salieron blandiendo la bandera tricolor  del país con ocasión del Día dela Independencia, en lugar de la blanca con negro que identifica a los ‘nuevos dueños de Afganistán”.

En numerosos textos publicados estos últimos días, Ahmad Masud, hijo del comandante Ahmed Shá Masud -asesinado en 2001 por Al Qaida-, llamó a la resistencia del Panshir y pidió apoyo internacional en forma de armas y municiones.

Por su parte, el ex vicepresidente prometió no someterse a los talibanes y se retiró a este valle. Los dos hombres se dejaron ver juntos en redes sociales, lo que puede ser la primera piedra para un movimiento de resistencia.

El anuncio de la resistencia en el mencionado valle, al noreste de Kabul, no está bajo control talibán, según confirmó el ministro ruso de Asuntos Extranjeros, Serguéi Lavrov, quien anticipó que lo que en su opinión hace imprescindible un diálogo nacional que implique a las distintas facciones políticas y movimientos sociales. Sin embargo, se ha conocido que al interior de la cúpula talibán hay dos corrientes: la política que apuesta al diálogo y la miliciana que aboga por enfrentarlos.



"Cuando Afganistán estaba sumido en una guerra civil, abogábamos por comenzar con carácter urgente un diálogo nacional con la participación de los bandos en conflicto y todos los grupos étnicos y confesionales de Afganistán", ha afirmado el jefe de la diplomacia rusa al término de una reunión en Moscú con la ministra de Exteriores del Gobierno de unidad libio, Naja al Mangush.

Lavrov ha aplaudido los gestos en favor del diálogo por parte de los talibanes, una organización que Rusia cataloga de organización terrorista, y confía en que puedan darse negociaciones que deriven en una "solución definitiva" de las actuales tensiones, informa la agencia de noticias Sputnik.

Moscú ha sugerido la posibilidad de recuperar un foro en el que participan, además de los bandos enfrentados en Afganistán, China, Estados Unidos, India, Irán, Pakistán y los cinco países centroasiáticos. Por el momento, "no hay propuesta oficial", pero Lavrov se ha ofrecido a "relanzarlo si se considera necesario".

El canciller ruso, de otra parte, cuestionó el papel del presidente Ashraf Ghani, quien huyó del país el pasado domingo para, según dijo, “evitar un baño de sangre”. Le recriminó su falta de compromiso con los acuerdos sellados con los talibanes en el marco del diálogo de paz.

"Pasó lo que pasó. Cuando los políticos no pueden trabajar con eficiencia, aumenta la tentación de resolver el problema por la fuerza", ha sentenciado.

Por lo pronto pocos apuestan a que esta resistencia que esta comenzando a generar ruido tenga algún éxito por múltiples razones, entre ellas la falta de armamento, el que, si tienen los talibanes tras avanzar por todo el país e incautárselo a las tropas afganas que, como se sabe, fueron dotados por Estados Unidos.

El exvicepresidente Abdullah Abdullah colgó el viernes en Facebook fotos junto al expresidente Hamid Karzai hablando con personalidades del Panshir, pocos días después de que ambos se reunieran con líderes talibanes.

Resistencia virtual

Gilles Dorronsoro, profesor de ciencias políticas en la Universidad París 1 Panteón-Sorbona y especialista de Afganistán dijo que ““la resistencia es por ahora verbal, porque los talibanes no han buscado penetrar el Panshir".

Y aunque se presume que no se han registrado combates en ese bastión del naciente movimiento de resistencia, la oenegé italiana Emergency informó este miércoles de "un número creciente de heridos de guerra" en su hospital en ese valle.

"No hay combates actualmente en el Panshir, pero puede haber escaramuzas en la carretera del valle", explicó bajo anonimato un francés que conoce bien la región y combatió en los años 1990 junto al comandante Masud.

"Los talibanes construyeron su victoria en un ataque relámpago y la rendición, y lo consiguieron sin demasiada violencia", dice Dorronsoro. "Un ataque frontal al Panshir con todo su peso simbólico iría contra la voluntad que tienen de normalizar" su movimiento, añade.

Uno vive a la sombra de la leyenda de su padre, pero tiene poco peso político; el otro ha estado al mando del poder afgano los últimos años y es profundamente político.



"Las relaciones entre Ahmad Masud y Amrullah Saleh son un poco complicadas. Desde el comienzo hay una disonancia entre los dos", analiza Dorronsoro.

"Masud no tiene posición oficial en el régimen, es alguien que no tiene un fuerte apoyo en Afganistán fuera del Panshir", indica.

En opinión del excombatiente francés, el hijo vive en el "fantasma paterno" y la "leyenda" de su padre. 

"Él se siente portador de un legado (...) Él se dice: 'si alguien debe iniciar la resistencia, es a mí a quien le toca'", considera el excombatiente.

Saleh "pretende ser constitucionalmente el presidente afgano legítimo tras la huida de Ashraf Ghani", apunta Abdul Sayed.

 Estrategia de negociación

"¿Y cuáles son los objetivos? negociar con los talibanes o una verdadera resistencia armada"?, se pregunta el investigador de la universidad parisina.

"Los intereses del Panshir actualmente están defendidos políticamente en Kabul por Adbullah Abdullah, que negocia con los talibanes, y por los tíos de Masud que están negociando en Pakistán", apunta el antiguo combatiente.

Él entiende esta resistencia como "una forma de tener peso en las negociaciones de Kabul para que se defiendan los intereses del Panshir y que, en un momento dado, Abdullah o la familia llamen a Masud y le digan: 'ya está, puedes parar, tenemos un acuerdo'".

Pero Saleh no sigue la misma lógica porque es "enemigo personal de los talibanes", advierte.

Aun así, Dorronsoro no descarta que el ex vicepresidente intente negociar con los nuevos líderes del país "puesto que habla de un proceso de paz que debería ser más inclusivo".

Militarmente, "esto no lleva a ningún sitio", indica este investigador francés. "Los talibanes solo quieren cerrar el Panshir, ni siquiera necesitan entrar", advirtió.

Masud "tiene jóvenes, vehículos, helicópteros, municiones, hace meses que se prepara", pero tiene medios para atrincherarse en el valle y poco más, coincide el excombatiente francés.

Falta ver la posición de eventuales patrocinadores extranjeros que estén interesados en ver una resistencia activa, ya sea por el aura de la leyenda de Masud o por oposición a la creación de una teocracia en el país