¿Qué harán talibanes sin opio y ayuda financiera internacional? | El Nuevo Siglo
LOS talibanes se financian principalmente a través de actividades criminales como el cultivo de la amapola para producción de opio y heroína, a las que según su vocero Zabihullah Mujahid, renunciarán
Foto archivo AFP
Sábado, 21 de Agosto de 2021
Redacción internacional con AFP

Los talibanes prometieron mejorar la economía afgana, pero sin acceso a la ayuda internacional y con las reservas monetarias retenidas en el extranjero, el futuro del país, uno de los más pobres del mundo, se vislumbra complejo.

Algunas naciones congelaron su apoyo económico. El FMI también anunció esta semana que suspenderá los fondos para Afganistán debido a que "existe una falta de claridad dentro de la comunidad internacional con respecto al reconocimiento de un gobierno" en ese país, señaló un vocero del organismo.

"Afganistán depende tremendamente de la ayuda extranjera", subraya Vanda Felbab-Brown, especialista de Afganistán en la Brookings Institution, para quien el monto de las ayudas es al menos "10 veces superior" a los ingresos de los talibanes.

En 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) afgano sumó 19.810 millones de dólares, mientras que el flujo de ayuda representó 42,9% del PIB, según el Banco Mundial.

"La economía de Afganistán se caracteriza por su fragilidad y dependencia de la ayuda" internacional, precisa el BM, anotando que el desarrollo económico y la diversificación del sector privado han estado "trabados por la inseguridad, inestabilidad política, debilidad de las instituciones, inadecuada infraestructura, corrupción generalizada y un clima difícil para los negocios".

Los ingresos actuales de los talibanes son estimados entre 300 millones y más de 1.500 millones de dólares anuales por el Comité de Sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que publicó un informe en mayo de 2020.

 Opio e impuestos

Los talibanes se financian principalmente a través de actividades criminales como el cultivo de la amapola para producción de opio y heroína, es decir del tráfico de drogas, pero también de la extorsión a empresas locales y rescates obtenidos tras secuestros.

"Una buena parte de sus ingresos provienen también de la recolección de impuestos", explica Charles Kupchan, del Council on Foreign Relations. Se volvieron expertos en gravar casi todo lo que pasaba por los territorios que controlaban, ya fueran proyectos de gobierno o negocios, agrega.

"Afganistán no será más un país de cultivo de opio", aseguró sin embargo el martes el vocero de los talibanes, Zabihullah Mujahid. La producción será prácticamente "reducida a cero" de nuevo, porque el nuevo régimen no convertirá al primer productor mundial de opio en un narcoestado.



"Aseguramos a nuestros compatriotas y a la comunidad internacional que no produciremos ningún narcótico…"A partir de ahora, nadie estará involucrado (en el tráfico de heroína), nadie puede participar en el contrabando de drogas", añadió.

Sin embargo, expertos y analistas aseguran que les costará alejarse de este rentable comercio a pesar de su promesa de hacerlo y que la retórica contra los narcóticos -al igual que las promesas similares de respetar los derechos de las mujeres y la libertad de los medios de comunicación- forma parte de los esfuerzos de los nuevos líderes talibanes por mostrar una cara más moderada con el fin de asegurarse el apoyo internacional.

La mayor parte del opio y la heroína del mundo procede de Afganistán, y su producción se centra en las zonas controladas por los talibanes, que han aplicado fuertes impuestos a la droga durante sus 20 años de insurgencia.

Se ha convertido en un recurso clave para el grupo y podría resultar difícil prohibirlo, afirma Jonathan Goodhand, experto en el comercio internacional de drogas de la Universidad SOAS de Londres, quien vaticina que las drogas "harán aflorar una serie de tensiones dentro del movimiento".

Por un lado, "quieren crear esta imagen de sí mismos como más moderados y más abiertos al compromiso con Occidente y se dan cuenta de que las drogas son una forma de hacerlo", explica.

Pero, por otro lado, cualquier represión afectaría especialmente a los agricultores de las provincias de Helmand y Kandahar, el corazón político de los talibanes.

"Les va a costar adoptar un enfoque agresivo con respecto a las drogas", añade.

Además, cientos de miles de puestos de trabajo dependen de ese negocio de la amapola en un país gangrenado por el desempleo tras 40 años de conflicto.

 Casi un monopolio

Mujahid pidió "ayuda internacional" para proporcionar a los agricultores cultivos alternativos a la amapola, de la que se obtiene la savia para la producción de opio y heroína.

Estados Unidos gastó alrededor de 8.600 millones de dólares entre 2002 y 2017 en su esfuerzo por combatir el tráfico de drogas, según un informe de 2018 del Inspector General Especial de Estados Unidos para Afganistán (Sigar).

Esos esfuerzos incluyeron ayudas financieras a los agricultores para que cultivaran trigo o azafrán, entre otros.

Pero sus esfuerzos se veían constantemente frustrados por los talibanes que controlaban las principales regiones de cultivo y obtenían gracias a esto cientos de millones de dólares, según estimaciones de los gobiernos estadounidense y afgano.

Los agricultores de las zonas controladas por los talibanes eran presionados para plantar amapolas, según investigaciones.

Como resultado, el país tiene un casi monopolio sobre el opio y la heroína, ya que representa entre el 80% y el 90% de la producción mundial, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Una prohibición "táctica"

La política de estupefacientes del nuevo régimen tendrá un impacto en los precios mundiales de la heroína, con repercusiones para los países occidentales, así como para Rusia, Irán, Pakistán y China, todas ellas importantes rutas de contrabando, pero también enormes mercados para las drogas afganas.



En los últimos años, los traficantes también han descubierto que una planta comúnmente encontrada en ese país, llamada efedra, puede utilizarse para crear un componente clave de la metanfetamina, más conocida como "cristal".

No es la primera vez que el grupo fundamentalista promete prohibir el comercio de drogas. La producción se prohibió en 2000, justo antes de que el grupo fuera derrocado por las fuerzas lideradas por Estados Unidos.

Gretchen Peters, autora del libro "Seeds of Terror: How Heroin Is Bankrolling the Taliban and Al-Qaeda" (Semillas de terror: cómo la heroína financia a los talibanes y a Al-Qaida), afirma que la anterior prohibición de la amapola por parte de los talibanes era táctica.

"Estaban sometidos a una inmensa presión internacional", dice. "No van a deshacerse del tráfico de drogas porque están demasiado atados a él", añade.

Además, los talibanes tendrán ahora acceso a las compañías aéreas, a la burocracia estatal y a los bancos, que podrían utilizar para facilitar el contrabando de drogas y el blanqueo de dinero, explica.

Buena reputación

Los talibanes parecen beneficiarse de una mejor acogida internacional que durante su anterior régimen, de 1996 a 2001. Rusia, China y Turquía saludaron sus primeras declaraciones públicas. Pero varios países donantes, con Estados Unidos y Alemania a la cabeza, se mantienen vigilantes.

Washington insiste en que espera que los talibanes respeten los derechos humanos, y en especial los de las mujeres.

Canadá indicó que no piensa reconocerlos, mientras Berlín anunció el lunes la suspensión de su ayuda al desarrollo de Afganistán que preveía el desembolso de 430 millones de euros este año.

Para Charles Kupchan del CFR, los talibanes tienen "interés" en tener una buena imagen si quieren obtener ayuda económica. Sobre todo, sostiene, porque China, la segunda economía más grande del mundo, no reemplazaría financieramente a los países occidentales.

"Los chinos son muy mercantilistas. Tienden a interesarse por los países dotados de un buen entorno comercial, donde pueden construir sus nuevas Rutas de la Seda", anota.

"¿Se están instalando los chinos en Siria? ¿Irak? ¿Líbano? No. Por lo tanto, no sobreestimaría el papel de China en Afganistán", concluye.

Construir una buena reputación para recibir ayuda internacional es estratégico ya que "los activos del Banco Central que el gobierno afgano posee en Estados Unidos no serán puestos a disposición de los talibanes", advirtió el lunes un responsable de la administración de Joe Biden.

Los talibanes tienen acceso al 0,1% o 0,2% de las reservas monetarias totales de Afganistán, estimó el presidente del Banco Central Afgano (DAB), Ajmal Ahmady, quien dejó el país.