Crisis de migración y elecciones en EU | El Nuevo Siglo
Foto Xinhua
Sábado, 27 de Octubre de 2018
Giovanni Reyes

Crisis migratoria es el fenómeno reciente respecto a la frontera entre México y Estados Unidos, que tratan de utilizar Trump y los republicanos del extremo conservador, a fin de recuperar en algo, el desgaste de sus posiciones políticas ante las próximas elecciones, las que están allí, a la vuelta de pocos días. Ese desgaste -por lo demás normal para quien está en el poder público- sería el causante de que los republicanos perdieran la mayoría que actualmente tienen en la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense.

Se menciona fundamentalmente la Cámara, porque la misma se reelige completamente en Estados Unidos cada dos años, así ha sido desde los inicios de la República en ese país. Del Senado se ponen en elección, cada dos años, la tercera parte de sus integrantes. Tómese en cuenta que cada senador tiene períodos de seis años y los legisladores de la Cámara de dos. 

Es cierto que Trump da muestras de tener serias limitaciones en sus concepciones sobre el futuro de largo alcance, es probable que esto sea cierto; pero no es de desestimar su capacidad de reacción cuando se trata de impactos en lo inmediato. El objetivo sería aprovecharse de esta crisis de migración para meter miedo a su mercado cautivo electoral, a los trumpistas duros, los que constituirían un 37 por ciento de la población políticamente activa, al mismo tiempo que intenta ampliar las simpatías a los más conservadores.

Lo que se buscaría es demostrar que los republicanos son los “duros” del paseo.  Que los demócratas titubean y que no tienen capacidad de manejo de esta situación. Y desde luego en todo esto, no faltarían los temores infundados ahora diseminados con las redes sociales y los embustes nuestros de cada día. Se recalcaría allí que los indocumentados son criminales y violadores. Desde ya se dice que esta marcha de migrantes fue impulsada desde Caracas y que en ella participan nada menos que terroristas orientales.

Estos últimos rasgos que se adjudican a la marcha de migrantes no son producto de conjetura, sino calificativos que con todo entusiasmo se lanzan desde la Casa Blanca de Trump.  Utilizando la red twitter, como es su estilo de dirigir al país, Trump ha declarado: “Tristemente, parece que la policía y el ejército de México no pueden detener la caravana que se encamina a la frontera sur de Estados Unidos.  Criminales y un número no determinado de personas de Oriente Medio se han inmiscuido con ellos. He alertado a la Patrulla Fronteriza y al Ejército de que esto es una emergencia nacional. ¡Debemos cambiar las Leyes!”. 

Esto es muy importante, Trump trata de aprovechar un elemento más bien coyuntural, de enfrentamiento con grupos de gente que están empobrecidas y carentes de oportunidades en sus países de origen, para cambios estructurales: las leyes en Estados Unidos. La marcha se utiliza como juego de humos y espejos. Trump ya ha tenido otros logros estructurales. Véase ahora al polémico juez Brett Kavanaugh integrando la Corte Suprema de Justicia. 

 

Este logro se consiguió a como dé lugar, contra toda la oposición que se generaba, es esto precisamente lo que no logran ver los que aún siguen a Trump, los supremacistas blancos entre otros.  Allí predomina el cinismo, la ignorancia y la confusión.  Lo que se está teniendo en Estados Unidos no sólo son cambios permanentes para el país –otro ejemplo más reciente es renovar el armamentismo nuclear al rechazar los acuerdos vigentes con Rusia- sino también transformaciones significativas para el mundo.

En todo caso, las fuerzas específicas y generales de Estados Unidos, que guardan la frontera, están dispuestas a “enfrentar” a los migrantes.  En la zona limítrofe con México ya hay agentes migratorios, de la Guardia Nacional y de otras agencias de seguridad.  No se ignora por supuesto, que Estados Unidos tiene un amplio dispositivo tecnológico, con todo el nivel de sofisticación que se requiera, para detener y procesar a las personas que pudiesen llegar a territorio estadounidense.

A partir de ese último señalamiento, es poco probable esperar que de manera conjunta o grupal, masiva, los migrantes puedan tener acceso al territorio Trump.  En todo caso los riesgos gravitan en relación a que todo esto no termine en tragedia.  Nadie desea eso, por más “beneficio” electoral que se desee obtener.

Por otra parte, las repercusiones ya se tienen para países centroamericanos.  El actual inquilino del Ejecutivo estadounidense, en otro mensaje de twitter, puntualizó: “Guatemala, Honduras y El Salvador, no pudieron cumplir con el trabajo de prevenir que la gente saliera de su país para venir como indocumentados a Estados Unidos. Ahora, cortaremos o reduciremos substancialmente la masiva asistencia económica que rutinariamente les damos”. 

No cabe duda que Trump es fiel a su estilo: las distorsiones.  ¿Masiva ayuda que rutinariamente les damos? Son calificativos del trumpismo, pirotecnia de palabras para impresionar a los incondicionales. 

Esos datos son muy cuestionables.  Es precisamente por carencia de oportunidades que la gente optó por la marcha. O quizá por los impulsos financieros del neo-pentecostalismo, de esas iglesias que cuentan con fondos de Estados Unidos para tener presencia en los pequeños países centroamericanos.  No es de olvidar entre tanto, que para 2017, las tasas de homicidios por cada 100,000 personas en Guatemala, El Salvador y Honduras, eran las siguientes: 32, 79 y 62, respectivamente.

Se insiste.  Nadie quiere que toda esta marcha termine en tragedia, pero lo que ahora vemos es una consecuencia y no una causa de carencia de oportunidades; por más legalismo y juegos electorales que haya de por medio.

(*) Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.