Dinámico mes electoral en América Latina | El Nuevo Siglo
De nuevo varios países latinoamericanos están inmersos en contiendas electorales. En mayor o menor grado, prevalecen concursos de popularidad, con bajo nivel de propuestas./Archivo AFP
Sábado, 7 de Octubre de 2023
Giovanni Reyes

En pocas ocasiones, si es que alguna en la historia inmediata de Latinoamérica, se había tenido un escenario como el que ofrece este octubre. Una cascada de eventos electorales. Hay comicios programados para llevarse a cabo en varios países: Ecuador, Venezuela, Argentina y Colombia. Cada uno de ellos, lidiando con sus propias dinámicas, sus propias esperanzas, sus propios temores.

Desde luego que las vicisitudes en todo caso -quizá con la excepción de Venezuela- no llegan a bordear el desquicio que sí se tiene en Guatemala; país que a casi cuatro meses de haber llevado a cabo elecciones, no logra definir claramente el rumbo de quién tendrá el poder del Ejecutivo para el 14 de enero de 2024; fecha esta en la que se espera asuma el nuevo presidente, Bernardo Arévalo, líder del movimiento ‘Semilla’.

Este rosario de elecciones da comienzo el día domingo 15 de octubre en Ecuador.  Este país petrolero tendrá su segunda ronda de votaciones presidenciales entre el empresario derechista Daniel Noboa y la candidata del correísmo (izquierda), Luisa González.  Es una condición atípica dado que el ganador tendría solamente de año y medio a fin de completar el mandato que dejaría inconcluso el actual Presidente Guillermo Lasso. 

Esto se debe a que Ecuador ha resuelto el problema de la revocatoria de un mandato al frente del Ejecutivo mediante un mecanismo de “muerte cruzada”.  Esencialmente se trata de que el presidente anula al Congreso y éste a su vez decreta la vacante del cargo presidencial. Se tienen entonces nuevas elecciones en las cuales los oficiales “mutuamente anulados” pueden lanzar sus candidaturas. 

Es posible advertir que este mecanismo constitucional ofrece flexibilidades en cuanto a facilitar una renovación intempestiva de cargos, pero su excesiva utilización en la arena política puede desembocar en mayor caos social y en incertidumbres para los agentes económico-sociales. Por otra parte, el panorama electoral en Ecuador está dominado por lo que evidencia ser una creciente ola de violencia. Continúa pesando el asesinato del candidato Fernando Villavicencio.

Lo último que se ha informado, es que el gobierno de Lasso, el mandatario actual, aceptaría incluso un apoyo directo de tropas estadounidenses en el territorio de este país sudamericano. Al momento de redactar esta nota, no se conocía, respecto a esta situación, de pronunciamiento alguno por parte de Washington.

 En Venezuela la actividad electoral tendrá lugar el domingo 22. Se trata de determinar quién será el líder de la oposición que deberá enfrentar a Nicolás Maduro al frente del Ejecutivo, en elecciones que se espera tengan lugar en 2024 –aún no hay fecha para este último evento de consulta popular-.

Venezuela es un país que padece una permanente y grave crisis. Algunos datos, al respecto: (i) el total de producción anual de este país (producto interno bruto, PIB) se ha contraído en un 82% en los pasados 10 años; (ii) actualmente, el PIB total de Venezuela es menor que el de Costa Rica, una pequeña y competitiva economía centroamericana; (iii) la inflación anual, de agosto 2022 a agosto 2023, sería de 322%; (iv) se estima que actualmente, un total de 53% de la población subsistiría en pobreza extrema; (v) se espera un crecimiento económico para el cierre de 2023, de 3.1%.

Encabeza las encuestas, de lejos, María Corina Machado (1967 -) con un 41% de intención de voto.  En segundo lugar, en una distante posición Henrique Capriles, con un 6% de preferencias.  Mientras Machado ha mostrado siempre un talante más intransigente frente al chavismo, el segundo candidato se percibe como moderado. En ambos casos persiste la desconfianza hacia los organismos electorales, vigentes en Venezuela.

También están programadas para el domingo 22, elecciones presidenciales en Argentina. Aquí el protagonista es Javier Milei (1970 -), quien promete o amenaza, con medidas tajantes en el gobierno. Entre las propuestas se tiene: la eliminación del Banco Central de la República, desaparecer ministerios como los de salud y educación, autorizar el mercado de órganos humanos y dolarizar la economía.

Existen dos candidaturas más que le disputarían la elección al líder de Libertad Avanza. Se trata de Sergio Massa, quien sería el heredero del régimen actual y por tanto carga con el desgaste natural de haber ejercido el poder del Ejecutivo.  Además, estaría la candidata Patricia Bullrich quien proyectaría dar continuidad a las políticas del exmandatario Mauricio Macri.

Como todas las encuestas indican que el más votado esa fecha será Milei, pero no alcanzaría el umbral establecido para ganar el poder en una sola ronda, lo que aplazará la definición hasta el 19 de noviembre, la atención se centra en quién logrará el tiquete para la segunda vuelta, ya que la diferencia entre Massa y Bullrich es muy corta.

Finalmente, para el domingo 29 se tienen programadas elecciones de alcaldes y gobernadores para los 32 departamentos de Colombia. El papel del gobierno de Gustavo Petro puede tener influencia. Como ha sido tradicional, será decisiva la posición de los clanes familiares de mayor poder económico y político en las diferentes regiones de Colombia.

De nuevo varios países latinoamericanos están inmersos en contiendas electorales que buscan apuntalar la legitimidad legal de cargos representativos. En mayor o menor grado, prevalecen concursos de popularidad, con bajo nivel de propuestas; se impone lo efímero, lo emocional, lo volátil.

La región en su totalidad aún mantiene el requerimiento de un proyecto coherente, sostenible de desarrollo; un proyecto que promocione tanto lo competitivo, como la equidad y la inclusión en las sociedades.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor, Facultad de Administración de la Universidad del Rosario.

(El contenido de este artículo es de entera responsabilidad del autor por lo que no compromete a entidad o institución alguna).