Draghi, el coach que necesita la liga política italiana | El Nuevo Siglo
MARIO DRAGHI, expresidente del Banco Central Europeo, encargado por el presidente de Italia para formar gobierno.
Foto AFP
Sábado, 6 de Febrero de 2021
Claudia Bermúdez

LA política nunca estuvo en sus planes y privilegió para su desempeño profesional escenarios con crisis financieras, porque sacarlas avante era tanto un reto personal como una adenda a su palmarés. Sin embargo hoy está en ese campo de acción que tanto esquivó con la meta de salvar a su natal Italia.

Eso es lo que desde el pasado miércoles quita el sueño a Mario Draghi, a quién el presidente italiano Sergio Mattarella le entregó el difícil encargo de formar gobierno, porque tanto él como las numerosas formaciones políticas que disienten en todo están de acuerdo en una cosa: evitar a toda costa unas elecciones en plena pandemia y recesión económica.

La decisión presidencial no llegó sola. Fue pedaleada por un novel movimiento ciudadano, de menos de un mes de existencia, que planteó a Draghi como la persona indicada para superar la crisis política, esa que desde hace siete décadas se ha convertido en la característica del devenir italiano. Solo para tener una idea de este ‘torbellino’ vale citar que desde 1946 en ese país los jefes de gobierno suelen cambiarse cada año o máximo 14 meses. La razón es que ante el gran número de partidos o formaciones ninguno logra la mayoría en el Congreso y como es un sistema parlamentario debe formar coaliciones para gobernar y elegir su primer ministro.

Intereses partidarios, políticas encontradas y ambiciones burocráticas fracturan rápidamente estas alianzas, lo que impide tener un gobierno estable. Y cuando finalmente el entendimiento político llega a un punto muerto es cuando los liderazgos por encima de los partidos toman el relevo. Son los tecnócratas, esos que alejados de la política terminan en ella para dar viabilidad al país.

Y ese es el encargo que se ha dado al reputado economista Draghi, que de lograr un mayoritario consenso en las dos cámaras del Parlamento, liderará el Ejecutivo No.67 del país tras el fin de la segunda Guerra Mundial y el cuarto gobierno tecnócrata en la historia italiana.

Su respetabilidad, carisma, método de trabajo y experticia económica son prendas de garantía en el difícil momento que vive la República: crisis social, con desempleo que supera el 9%; económica, que se evidencia en la retracción el año pasado del 8.9% (una de las peores de la zona euro) y sanitaria, el embate del covid-19 ha dejado hasta el momento más de 90 mil fallecidos, a razón de 1.499 muertes por millón de habitantes.

Se da por descontado que “Super Mario” como lo llaman sus compatriotas tiene la capacidad y compromiso para superar estos colosales retos, pero hay uno de marca mayor pero sobre todo previo: el consenso mayoritario de políticos y parlamentarios.

Con la seriedad y respeto que lo caracterizan, una voz de bajo tono pero con fuerte énfasis de lo que busca, Draghi ha realizado las ronda de consultas con los líderes políticos. Se conoce que tiene de antemano el respaldo de varias formaciones minoritarias, el guiño positivo tanto de la centroderechista Forza Italia de Silvio Berlusconi, de Italia Viva liderada por Matteo Renzi y del centroizquierdista Partido Democrático, partícipe de la coalición gubernamental que está de salida.

Lo que lo trasnocha y pone en juego su poder de convencimiento, es lograr el apoyo de las dos mayores fuerzas políticas del Parlamento, el Movimiento 5 Estrellas (M5E, antisistema) con Guiseppe Conte y la derechista Liga de Matteo Salvini, que así como tan opuestas ideológicamente, están divididas en su interior.  

Un primer tanteo a estas fichas claves de su ‘rompecabezas’ lo tuvo ayer en reuniones, por separado. Su objetivo es lograr un gobierno de unidad, el que de antemano fue descartado por Salvini, tras considerar el abismo ideológico que existe con el M5E. Pero solo necesita decantarse por el apoyo de uno de estos dos para alcanzar su objetivo de formar gobierno.

Sin duda, el llamado “genio de las finanzas” y salvador del euro, por su exitosa gestión en plena crisis del 2012, será claro en las negociaciones para un acuerdo de tipo político. Como también lo es que el saliente Conte, tras declarar que no será un obstáculo se propuso como garante de una alianza para el desarrollo sostenible y que los ‘antisistema’ condicionarán su apoyo a que se conforme un gobierno con una política clara “y no a medida de tecnócratas’.

Sobre esta base, si el reputado economista pone de acuerdo a los partidos de la coalición saliente, más a los sectores moderados de la derecha, (lo que se da por descontado), logrará  una mayoría clara y puede formar un equipo de ministros que combine famosos expertos y políticos  de distintas corrientes.

Vale recordar que Draghi, al contrario del saliente premier Conte no tiene un plazo fijado para formar un gobierno por ser, como reseñamos, un ‘outsider’ ejemplar, una persona que está por encima de los partidos y que en aras del bienestar nacional recibe el encargo del presidente de Italia.

Y precisamente a ellos se echa mano cuando los políticos se estancan. Es como un punto de inflexión. Y en la política italiana, tal como lo resalta Lorenzo Castellani, politólogo de la Universidad Luiss de Roma, “cada  10 o 15 años nos encontramos inevitablemente en manos de tecnócratas porque de vez en cuando necesitamos un choque para que el país vuelva a la normalidad". 

A sus 73 años, este hombre discreto, reconocido mundialmente y que no pertenece a ninguna corriente ideológica,  se mide en el campo de acción que nunca previó: la política. Aunque si miramos, como dice la coloquial frase, su vida y obra, es una evidencia de que toda su carrera profesional ha sido un constante ejercicio de la política, que aunque económica, encierra grandes retos y sus decisiones impactan su imagen, para bien o para mal. En el caso de Draghi ha sido lo primero y de allí su reconocimiento global.

En los ocho años que tuvo la batuta del Banco Central Europeo, cargo que dejó en  octubre de 2019, tomó medidas que eran inimaginables e inclusive decidió inyecciones de liquidez a través de compras masivas de activos en el mercado y préstamos gigantescos a los bancos para salvar la eurozona. Ello, le valió tanto aliados como detractores, tal vez más estos últimos. Sin embargo, logró lo que parecía impensable.

Ahora, si lograse el aval político para su gobierno deberá trabajar rápido y con decisión, como ha sido su constante, para enfrentar los retos antes mencionados. Y, la diferencia con sus anteriores ‘empleos’, es que esta vez no lo hará sin recursos, por el contrario, tiene un plante para recuperar la economía italiana de 200 mil millones de euros (unos US$239.000 millones) provenientes del fondo europeo. Pero para acceder a ellos deberá presentar un detallado plan de gastos a Bruselas algo que, sin duda, por su conocimiento y formación será una tarea menor.

Y así, al contrario de sus gestiones anteriores no tendrá que imponer políticas de austeridad, sino que tendrá mucho dinero para distribuir, pero deberá hacerlo con la mente fija en tres aspectos: derrotar la pandemia, continuar la campaña de vacunación y reactivar al país.

Draghi es consciente del abultado endeudamiento italiano: acumulaba al cierre del año anterior  2,6 billones de euros, que representaba el 158% del PIB,  la mayor de la zona del euro detrás de Grecia. Sin embargo también lo es de que la deuda creada por la pandemia del nuevo  coronavirus "no tiene precedentes, debe ser devuelta y  pero que solo una "buena deuda" podrá salvar la economía.

Y por ello, hace días, cuando ni siquiera sospechaba que iba a ser llamado a ‘servir en la política’ italiana, declaró que "la deuda puede ser consideraba buena si es utilizada con fines productivos: inversión en el capital humano, en las infraestructuras esenciales de la producción, en la investigación". Tal vez ese fue el viento de cola para la formación del movimiento ciudadano que lo propuso para rescatar el país y que con su sola designación calmó los ánimos de la Unión Europea.

Draghi se enfrenta mayor ‘reto de su vida’. Su carisma, determinación y capacidad de consenso, comparable en el viejo continente con la conservadora alemana Ángela Merkel, son prenda de garantía para la necesitada Italia. Sin  duda, el mejor coach para la actual liga política y económica de ese país /Redacción internacional.