Ecuador, entre la derecha conservadora y el delfín de Correa | El Nuevo Siglo
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Sábado, 6 de Febrero de 2021
Redacción internacional con AFP

AUNQUE todo apunta a que el sucesor del presidente Lenín Moreno no se definiría en la jornada de este domingo, será un termómetro que definirá si la encrucijada electoral  de los ecuatorianos se mantiene entre la derecha conservadora y la izquierda que maneja el asilado exmandatario Rafael Correa.

La baraja presidencial es tan amplia como variopinta. Son 16 aspirantes –un record-  a suceder al otrora aliado político de Correa, pero según las encuestas son solo tres binomios los que tienen opción: el llamado correísmo con el hasta hace poco conocido Andrés Araúz (35 años); el revitalizado conservatismo con Guillermo Laso (65) y  lo que han considerado una tercera vía, el indígena Yaku Pérez (51 años). Y aunque este último quedaría muy distante de los primeros, será factor decisivo de la previsible segunda vuelta que tendrá lugar el 11 de abril, porque hoy ninguno alcanzaría el respaldo suficiente para cantar victoria.

La elección en esta ocasión es entre el retorno de la izquierda o un giro claro a la derecha. No hubo nadie que conquistara el llamado centro.  Y tal como lo señala el politólogo Simón Pachano, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), “considerando izquierda una mayor intervención del Estado y derecha más mercado, se encuentra que los candidatos están en los polos, que la opción electoral se sitúa en los polos y eso es preocupante porque da un resultado que es el de la polarización política, ya no solo electoral".

Ecuador, un país endeudado, dividido y golpeado por la pandemia que cita hoy a sus ciudadanos a las urnas, cuando éstos repiten a diario dos palabras que encierran sus preocupaciones y hartazgo con sus dirigentes: caos y crisis. Pero  para salir de esa situación deben elegir cuál es la mejor opción.

La noche de este domingo se sabrá si las encuestas que otorgan a Arauz, de la alianza Unión por la Esperanza (Unes, izquierda), el 32%, a Lasso (21%), del movimiento Creo  y al líder indígena antiminero, 12% se confirman. Y este escenario además que hace imposible que haya ganador en primera vuelta, para lo que se necesita la mitad más uno de los votos válidos, o al menos un 40% y una diferencia de diez puntos sobre su rival más cercano, también devela el decisivo rol que puede tener el que se ubique tercero para el día del  balotaje.

De todos modos no la tendrá fácil ninguno de los que pasen a segunda vuelta para conquistar el voto indígena, ya que precisamente la bandera electoral que enaborló Pérez es opuesto a los programas de sus rivales.

Lenín Moreno, quien desistió de buscar la reelección, entregará el poder el 24 de mayo tras cuatro años de un gobierno que llegó con el empuje de la izquierda y acaba respaldado por empresarios y organismos financieros como el FMI.

 Lo que está en juego

Pero la elección presidencial tiene un trasfondo mayor y muy similar a lo que ocurrió en Bolivia, donde el también asilado exmandatario Evo Morales definió a Luis Arce como su candidato y manejó la campaña para que ganara la Presidencia. Un día después volvió el líder cocalero al país sin temor alguno a que continuara lo que calificó como “persecución política” de sus opositores, cuando en realidad su salida renuncia y salida del poder se debió al comprobado fraude electoral.

Esa misma línea es lo que busca la izquierda con Araúz. Desde Bélgica el expresidente Correa al ver frustrada su intención de ser su fórmula vicepresidencial luego de que la justicia ecuatoriana le ratificara una condena de ocho años de cárcel por corrupción, dio un paso al costado e insistió en una persecución política.

Pero ello no ha sido impedimento para que el exgobernante se mantenga omnipresente en la campaña. El propio Arauz ha dicho que Correa será un asesor de su gobierno y que podría haber una revisión de una serie de procesos judiciales en su contra.

"Se abre la posibilidad de que Correa vuelva al país con mucha facilidad porque cesaría la persecución política que ha tratado de sepultarlo", ha advertudi el analista David Chávez, de la pública Universidad Central.

Empero, consideró que los correístas "cometerían un grave error tratando de desmantelar todavía más la institucionalidad del país forzando los procesos legales, presionando gente o cobrando venganza".

Para el politólogo Esteban Nichols, de la Universidad Andina Simón Bolívar, un eventual triunfo de Arauz implicaría "volver a la política de amigos y enemigos".

"La lógica política va a ser la del combate declarado a los enemigos políticos que se fraguan en la mente de Correa", expresó el catedrático, quien consideró que Ecuador "está en un estado de caos" con "una política pública bastante desorganizada".

Por su parte Lasso, por tercera vez candidato, busca la banda presidencial en binomio con el médico Alfredo Borrero. Aliado natural del Partido Social Cristiano, el más conservador del país, es la personificación del anticorreísmo.

Apoyó a Moreno en el referéndum que echó por tierra la reelección indefinida instaurada en el gobierno de Correa, tilda de "recetas fracasadas" las propuestas de Arauz y ha ofrecido "un cambio de modelo".

"Por Lasso votan tanto los que esperan que no regrese el correísmo como los que quieren una política diferente sobre todo en el aspecto económico", comentó Pachano, quién también recordó que "su condición de banquero" genera "rechazo" en los ecuatorianos, sobre todo por la crisis de la banca de finales de la década de 1990.

Lo que heredan

Independientemente quien gane, el nuevo presidente afrontará un endeudamiento externo crónico y una crisis financiera agravada por la pandemia y la inestabilidad del precio del crudo, del cual depende su economía.

Tras la bonanza petrolera de la que gozó durante el gobierno de Correa (2007-2017), el mandatario Lenín Moreno debió encarar serias dificultades económicas, que lo llevaron a engrosar la deuda al acudir a organismos de crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esa estrategia dio alivio a la dolarizada economía ecuatoriana, pero el pasivo externo pasó entonces de unos 26.897 millones (26% del PIB) a unos 42.383 millones de dólares (44% del PIB) entre mayo de 2017, cuando asumió Moreno, y noviembre pasado, según los últimos datos disponibles del Banco Central.

La situación, que críticos del correísmo atribuyen al despilfarro durante esa década en la que el petróleo mantuvo un promedio alto, empeoró con la aparición del covid-19, que además de un impacto económico desató una crisis social y sanitaria.

La pandemia deja pérdidas estimadas por encima de los 6.400 millones de dólares en el conjunto de la economía, que se contraerá 8,9% en 2020, de acuerdo con la proyección oficial.

Además, ha afectado al mercado laboral: el índice de desempleo trepó desde 3,8% en diciembre de 2019 hasta 8,59% en septiembre pasado, según el último dato difundido.

Y el principal desafío  será  reducir una brecha fiscal que bordea los 5.000 millones de dólares, que según varios analistas deberá hacerse por la vía ortodoxa, de poner en orden las cuentas fiscales, tanto como el gasto.

Para reactivar la economía en medio de la pandemia, Arauz promete entregar 1.000 dólares a un millón de familias en su primer mes de gestión si accede a la presidencia. Lasso y Pérez coinciden en la propuesta de generar un millón de empleos en un hipotético primer año de gobierno.

Hoy están convocados a las urnas cerca de 13,1 millones de ecuatorianos, quienes también elegirán a los  137 miembros de la unicameral Asamblea Nacional, en la que el próximo gobierno carecerá de mayoría debido a la fragmentación de las fuerzas políticas, que podrían consolidar un frente de oposición.