El pueblo boliviano acudirá hoy a las urnas para elegir presidente, vicepresidente y parlamentarios. En unas elecciones precedidas por una enorme variedad de polémicos acontecimientos, existe un ambiente de tensa calma después de que miembros del partido del expresidente Evo Morales han anunciado que no reconocer las elecciones si los resultados les son adversos.
Como se recordará el país fue el centro de atención mundial como resultado de las controvertidas elecciones presidenciales en las que Morales emergió como el ganador, después de un congelamiento del conteo de votos de casi 24 horas.
En medio de la preocupación por el fraude electoral, estallaron protestas en todo el país después de que una auditoría electoral preliminar de la OEA denunciara irregularidades lo que, junto con una creciente presión pública y disturbios, llevara al entonces mandatario y a su vicepresidente Álvaro García Linera a dimitir el 10 de noviembre de 2019, luego de que el jefe del ejército de Bolivia pidiera sus renuncias.
Mientras Morales recorría América Latina para obtener asilo en México, la entonces vicepresidente del Senado y líder de la oposición Jeanine Añez, originalmente quinta en la línea de sucesión, se declaró presidenta interina a raíz de varias renuncias, una decisión que la Corte Constitucional más tarde avalaría.
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Después de que la legislatura del país aprobó una ley que anulaba los resultados de octubre de 2019, se fijó una fecha para las elecciones especiales de renovación para el 3 de mayo de 2020, pero la pandemia puso esta fecha en el limbo después de que los funcionarios electorales pospusieron los comicios indefinidamente en marzo.
Las votaciones
Después de muchos cambios, el gobierno fijó la fecha para el 18 de octubre, con una segunda vuelta el 29 de noviembre si ningún candidato gana al menos el 50% de los votos o asegura el 40% con un margen de 10 puntos sobre el competidor más cercano.
Después de que la presidente Añez y el exmandatario Jorge Tuto Quiroga anunciarían que se retirarían de la contienda para evitar que el Movimiento al Socialismo (MAS) se hiciera con el poder, son seis los candidatos que aspiran llegar al Palacio Quemado.
Además del presidente y vicepresidente que liderará el país hasta el 2025, los bolivianos elegirán a todos los miembros del Congreso (36 senadores y 130 diputados) en un país en el que el voto es obligatorio y donde la participación electoral alcanzó casi el 90% en las elecciones pasadas, con más de 6,8 millones de electores.
Economía la clave
Vale mencionar que los votantes bolivianos llegan a las urnas fuertemente afectados por la agitación política de los últimos meses y por los efectos de la pandemia, razón por la que buscan un presidente que les garantice, ante todo, crecimiento económico.
El Banco Mundial pronostica que la economía de Bolivia, dominada por la agricultura y la explotación de gas, se contraerá alrededor de un 6% este año, mientras que las reservas extranjeras han caído peligrosamente a medida que sus exportaciones han disminuido.
La pandemia hizo que la economía se contrajera un 7,9% en los primeros siete meses del año, mientras que el desempleo se elevó hasta un 11,8%, según muestran los datos oficiales que reflejan además que el déficit fiscal se ha disparado.
Las últimas encuestas de opinión muestran que el candidato del MAS Luis Arce lidera en la primera ronda por delante del expresidente Carlos Mesa, aunque no lo suficiente como para evitar una segunda vuelta, en la que Mesa sería el ganador potencial.
A Arce se le atribuye el haber llevado a Bolivia a través de un auge económico en el que el país promedió un crecimiento del PIB del 4.9% anual entre 2006 y 2018, así como por ser el artífice de las políticas económicas de Morales.
Mesa, cuyo partido Comunidad Ciudadana quedó en segundo lugar en las elecciones anuladas del año pasado, dijo que su prioridad sería la creación de empleo y afirmó que “para recuperar los puestos de trabajo que se perdieron como consecuencia de la pandemia”.
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Los analistas con sede en Bolivia creen que la decisión de Áñez de retirarse de la carrera puede aumentar la probabilidad de una segunda vuelta entre Mesa y Arce, en la que el candidato del MAS podría perder si toda la oposición se consolida alrededor de Mesa.
Partidarios del MAS exigen unas elecciones libres y justas y amenazan con no reconocerlas al menos indicio de irregularidades pero esta vehemente petición no deja de ser peculiar considerando que ha sido su partido el principal incitador de marchas ilegales y quienes hace un año fraguaron el fraude por lo que se cree que pueden haber perdido base popular pues tanto Morales como su partido ya no son creíbles a los ojos de casi la mitad de los ciudadanos.
Ambiente de tensión
La ONU, la Unión Europea y la Iglesia Católica llamaron a los bolivianos a votar en paz para evitar que se repitan los hechos de violencia que enlutaron al país tras los anulados comicios de 2019.
"Todos deberían poder ejercer el derecho al voto en paz, sin intimidaciones ni violencia", dijo la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en un comunicado.
"Nadie quiere que se repitan los acontecimientos del año pasado", agregó, en alusión a los disturbios derivados tras denuncias de fraude en los comicios de 2019 en los que Morales buscaba su cuarto mandato. Los episodios violentos se saldaron con más de 30 muertos.
La comisionada de la ONU expresó "profunda preocupación por el lenguaje incendiario y las amenazas" de "algunos actores políticos en las últimas semanas, así como por el creciente número de agresiones físicas registradas" en la campaña.
La ONU se sumó a otro llamado de los obispos católicos bolivianos y la Unión Europea para "evitar la violencia durante y después del proceso electoral, para no crear un clima de confrontación y agresión que impida culminar con éxito el presente proceso de transición democrática".
"Aprovechemos esta oportunidad para darle estabilidad al país, después de un año conflictivo", pidió este viernes el presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, Ricardo Centellas.
En la ciudad central de Cochabamba hubo disturbios el jueves cuando la policía usó gases lacrimógenos, en medio del estallido de petardos, para disolver una manifestación por disputas locales ajenas a la campaña electoral.
"Estamos también realizando las investigaciones para determinar a quién pertenecerían estos grupos o quien estaría detrás de estos grupos", dijo el comandante de la policía en Cochabamba, Javier Mendoza.
También existe temor entre algunos bolivianos por las advertencias que lanzaron líderes del Movimiento al Socialismo (MAS), de Morales y Arce, de que defenderían la democracia en las calles en caso de que su candidato perdiera por un supuesto "fraude" electoral.
El jefe del depurado órgano electoral, Salvador Romero, prometió el jueves "seriedad técnica, imparcialidad política y transparencia" en el conteo de votos, para evitar que se repita lo vivido el año pasado.
Además, el domingo será renovado el Congreso boliviano, ahora controlado por el MAS.
La Unión Europea, la OEA, el Centro Carter y la Unión Interamericana de Organismos Electorales enviaron misiones de observación.