PATRIMONIO de la Humanidad, Pompeya no deja de sorprender. Veinte siglos después quedar enterrada por metros de ceniza y piedra pómez tras la erupción del monte Vesubio (año 79 d.c.), el mundo sigue maravillándose con los descubrimientos constantes que los arqueólogos, el más reciente de ellos la ‘habitación negra’.
En este espacio, tan impresionante como su dimensión (15m x 6m) se acaban de descubrir impresionantes obras de arte: varios frescos inspirados en la guerra de Troya, testimonios de la emblemática mitología griega.
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Arqueólogos e investigadores concentran desde hace década sus trabajos en esta región de Campania, sur de Italia, donde está sepultada esta antigua ciudad, sofisticada y desarrollada ciudad romana. Así, con cierta periodicidad logran dejar al descubierto las maravillas que tenía Pompeya.
El más reciente se hizo público ayer. Espléndidos frescos inspirados en la guerra de Troya que adornan una sala de banquetes fueron encontrados en el famoso yacimiento arqueológico y según el equipo de científicos se encuentran entre los mejores de las ruinas hasta ahora descubiertos.
Así, la ‘habitación negra’ tiene refinadas decoraciones de temas mitológicos en paredes de fondo negro y mosaicos, que atestiguan sobre el modo de vida lujoso reinante en la antiquísima ciudad.
El piso de mosaico casi completo de la habitación incorpora más de un millón de azulejos blancos individuales.
El tema dominante del ciclo de frescos es el heroísmo, a través de representaciones de parejas de héroes y deidades protagonistas de la guerra de Troya. Pero estas pinturas también evocan el destino y las maneras en que los seres humanos pueden cambiarlo.
Entre los personajes representados figuran Paris y Helena, el príncipe troyano que secuestró a la mujer del rey de Esparta Menelao, lo que desató la guerra de Troya.
Se puede observar también a Casandra, hermana de Paris, y al dios Apolo, del que recibe el don de ver el futuro, aunque sus predicciones nunca fueron creídas, ni siquiera por su familia.
Así advierte en vano a sus compatriotas que el caballo ofrecido por los griegos era un subterfugio que llevaría a Troya a su perdición.
"La presencia frecuente de figuras mitológicas sobre los frescos en las habitaciones de recepción de las casas romanas tenía precisamente la función social de entretener a los invitados y comensales, proporcionando temas de conversación y reflexión sobre el sentido de la existencia", explica la dirección de Pompeya, a cargo de Gabriel Zuchtriegel.
Las paredes estaban pintadas de negro para evitar que se vieran las huellas de humo de las lámparas de aceite.
En esta sala, "se reunían para banquetes después de la puesta del sol. La luz de las lamparillas daba la impresión de que las imágenes pintadas se movían, sobre todo después de algunas copas de buen vino", señala poéticamente el director italoalemán.
Pompeya "nunca termina de sorprendernos porque cada vez que cavamos encontramos algo bello y significativo", se alegra por su parte el ministro de Cultura Gennaro Sangiuliano.
La ceniza volcánica escupida hace 2.000 años por el Vesubio se sedimentó en la mayoría de las viviendas de Pompeya, lo que permitió preservarlas casi íntegramente, al igual que muchos de los cuerpos de los 3.000 muertos que provocaron la catástrofe.
Otros hallazgos recientes
La excavación actual, que inició años atrás, es la más grande en una generación y, según explicó Zuchtriegel a la BBC, refuerza la posición de Pompeya como la principal ventana del mundo desde donde observar a la gente y la cultura del antiguo imperio romano.
A comienzos del mes pasado, los arqueólogos anunciaron el descubrimiento de otros espléndidos frescos, de incalculable valor, que representan, entre otros, una escena mitológica. Están en y alrededor de la Casa de Leda, una de las mansiones de Pompeya.
El más impresionante de pestos es el que representa la escena mitológica de Frixo y su gemela Helé, que huyen de su madrastra Ino en el carnero del Vellocino de oro. Frixo, sobre el carnero encabritado, asiste impotente a la caída de su desgraciada hermana Hele hacia las aguas que ellos sobrevuelan.
Este "fresco, que nos muestra a dos fugitivos en el mar de la Grecia antigua", según palabras del director Zuchtriegel, agregando que se presenta como un cuadro enmarcado en un muro cuyo fondo es de color amarillo oro adornado de delicadas decoraciones.
Entre los otros frescos descubiertos figuran naturalezas muertas y retratos de mujeres.
Y, meses atrás, exactamente el 12 de diciembre anterior, los arqueólogos descubrieron una "panadería" donde esclavos y asnos con los ojos vendados vivían encerrados bajo tierra para moler granos.
Debajo de una casa en ruinas se encontró "una estancia estrecha" con barrotes de hierro, para dejar entrar la luz, explicaron estos científicos que suponen que el lugar funcionaba como una “panadería prisión”.
También descubrieron marcas en el suelo "para coordinar el movimiento de los animales" que estaban obligados a caminar durante horas con los ojos vendados.
La vivienda estaba dividida en una zona residencial y otra dedicada a la producción.
Se encontraron también tres esqueletos en una habitación, lo que muestra que la casa estaba habitada.
"Es un espacio donde hay que imaginar que había personas con estatuto de servidumbre cuyo propietario sentía la necesidad de restringir su libertad de movimiento", explicó Zuchtriegel.
Pompeya es el segundo sitio turístico más visitado de Italia después del Coliseo de Roma, ocupa una superficie total de unas 22 hectáreas, de las cuales un tercio está aún enterrado bajo las cenizas. Y si bien su legado artístico e histórico es su gran atractivo, también lo es que los visitantes pueden explorar sus ruinas libremente. /Redacción internacional con AFP