La erupción de un volcán situado al sur de Reikiavik, capital de Islandia, bajó en intensidad el miércoles y los islandeses recuperaron poco a poco una vida normal ante "la fuerza de la naturaleza".
"La fuerza de la erupción ha disminuido con el paso de las horas, así como el impacto sísmico y la deformación" del suelo, indicó la oficina meteorológica islandesa en un mensaje de actualización, publicado poco antes de las 11h00 GMT.
"En las últimas imágenes de observación, la actividad se limita ahora a dos cráteres, mientras que antes eran tres, en el sudeste de Stóra-Skogafell", añadió.
El volcán había entrado en erupción la noche del lunes en una zona donde la actividad sísmica era muy intensa desde inicios de noviembre.
Esta actividad continuaba el miércoles, pero con una intensidad mucho menor.
La erupción representa la cuarta en los últimos años y tuvo lugar a unos tres kilómetros de la pequeña localidad de Grindavik, evacuada a principios de noviembre por una gran acumulación de magma.
"Todo el mundo está excitado, pero tranquilo. Estamos acostumbrados a ello. Se trata de Islandia y de la fuerza de la naturaleza", aseguró Anna Dora, de 60 años, una vendedora en Reikiavik, situada a unos 40 kilómetros al nordeste del volcán.
Islandia está entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana y es una de las regiones volcánicas terrestres más activas, con 33 volcanes o sistemas volcánicos catalogados como activos.