¿Es cierto que Francia corre el riesgo de una guerra civil? | El Nuevo Siglo
UN hombre pasa junto a carteles electorales para las próximas elecciones legislativas de Francia en Parempuyre, en el campo a las afueras de Burdeos. Este domingo tiene lugar la primera vuelta de las elecciones anticipadas para una nueva asamblea nacional./Foto AFP
Martes, 25 de Junio de 2024
Pablo Uribe Ruan*

Por: Pablo Uribe Ruan*

Análisis El Nuevo Siglo

En la era de la desinformación y la trivialidad, el presidente Emmanuel Macron, que se jacta de un profundo respeto por la ciencia y la objetividad, ha dado un paso más allá al decir que Francia corre el “riesgo de una guerra civil”, si gana alguno de los dos extremos en las elecciones generales.

"Cuando uno está harto, y la vida cotidiana es dura, puede tener la tentación de votar a los extremos que tienen soluciones más rápidas. Pero la solución nunca será rechazar a los demás", afirmó.

Liberal y moderado, Macron ha entrado en el fango político con un anuncio de semejante tamaño para evitar que los extremos ganen en la primera vuelta de este domingo. El presidente francés busca despertar el miedo a la derecha dura de Marine Le Pen o la extrema izquierda de François Melenchon, ambos por encima de él en los últimos sondeos de las legislativas de este domingo, anticipadas tras los malos resultados del partido gobiernista en las elecciones al parlamento europeo.

¿De verdad, Francia se aboca a una “guerra civil” si, por ejemplo, gana Le Pen? Esta pregunta es válida no sólo en Francia, sino en otros países como Estados Unidos, España, Colombia o México, donde los ciudadanos habitualmente usan la palabra “guerra civil” para describir un ambiente político marcado por la polarización, el faccionalismo y el tribalismo. “Esto es una guerra civil”, suelen decir.

Se trata de una idea que, además, es repetida por los mismos políticos, como Macron, que hablan de “guerra civil” como si se tratara de cualquier tema sin antes tener en cuenta el tipo de declaración que están haciendo y las consecuencias que puede tener esta posición para la estabilidad de las naciones.

Así lo entiende Ivan Rioufoul, escritor y periodista francés, que reaccionó contra Macron, diciendo: “Emmanuel Macron sólo tiene la palabra "guerra" en la boca”. “Ha repetido que estamos en guerra contra el covid, contra Putin, ¡y hoy anuncia guerra civil!", dijo.

No sólo intelectuales como Claude Levy- Strauss en Le Figaro o Rioufoul han criticado las declaraciones de Macron. El líder de “Los Republicanos” (el partido conservador francés) Eric Ciotti, también ha criticado con vehemencia la posición del presidente. “¡No jugamos con Francia a los dados!”, dijo. Además, ha dicho que la agitación política y las masivas movilizaciones en las calles han ocurrido ya durante el gobierno de Macron. “Nunca el país ha estado tan fracturado: la sublevación de Nueva Caledonia, las revueltas urbanas, la crisis de los gilets jaunes (chalecos amarillos, en español), los suburbios insatisfechos”.

Claridades

Ante tanto anuncio, un episodio interesante de la historia francesa reciente muestra que hasta los mismos militares llevan un tiempo criticando la posición de políticos y ciudadanos que usan la palabra “guerra civil” para describir la “desintegración social”.

En 2021, en medio del covid y las marchas en París y otras partes de jóvenes franceses de los barrios marginales del país, el general Jérôme Pellistrandi, redactor jefe de la revista Revue Défense Nationale, dijo que, a propósito de una carta publicada por un grupo de militares retirados, los soldados tenían razón sobre el aumento de la violencia en Francia, pero se equivocaron al hablar.

"No debemos negar la amenaza de la violencia urbana, la terrible realidad a la que se enfrentan los compañeros policías, los ataques contra comisarías y los asesinatos de policías. Pero me molesta que se hable de guerra civil", escribió.  

Objetivamente, Francia ha estado y está lejos de una guerra civil. Es cierto que las bases de su estado de Bienestar están en crisis. Por un lado, amplios grupos de la sociedad, desde los agricultores hasta las clases populares. se sienten al margen del proyecto de nación que ha propuesto Macron y los anteriores gobiernos. La migración, por el otro lado, como en el resto de Europa, se ha vuelto el centro de la discusión en el país, sin encontrar una fórmula media que permita una mayor integración de poblaciones que no se sienten francesas.

Esto ha llevado a que el país enfrente un nivel de polarización tan alto y no visto desde 1968, cuando una generación de jóvenes buscó cambiar todas las bases institucionales de la Francia de la posguerra. Pero, como dice el general Pellistrandi, esto no es una guerra civil. Más bien, se podría llamar una sociedad polarizada y dividida, con episodios de violencia política, que opta, como muestran los sondeos, por soluciones radicales desde la política a sus problemas cotidianos.

¿Qué es una guerra civil?

Como se habla tanto de ella hoy, vale la pena tener claro que es una guerra civil. No tanto desde la definición jurídica: dos bandos enfrentados, que controlan una parte representativa del territorio y se organizan como un ejército regular.

Resulta pertinente, más bien, describir las características de la guerra civil desde las ciencias sociales, no sin antes decir algunos números. Desde 1946, han estallado más de 250 guerras civiles en todo el mundo y, tras un descenso en la década de 1990, su número sigue aumentando. Actualmente hay casi un 50% más de guerras civiles que en 2001. Hoy se libran en Irak, Siria, Libia, Yemen, Chad, la República Democrática del Congo, Nigeria, Pakistán, Somalia, Sudán del Sur, Malí, Etiopía, la República Centroafricana y otros lugares, según el U.S. government’s Political Instability Task Force”, un informe de monitoreo de violencia política en Estados Unidos.

El aumento de las guerras civiles llega en un momento en el que todos los demás tipos de violencia están disminuyendo en el mundo. A nivel agregado, hay menos guerras entre estados, hay menos hurtos, hay menos homicidios, menos violaciones, que antes. Steven Pinker, el reconocido psicólogo e intelectual, ha venido insistiendo en esto y dice que vivimos en la era más pacífica de la historia.

En esta era, sin embargo, los seres humanos están más dispuestos a matarse en guerras civiles que en los últimos 70 años. Para Barbara F. Walter, profesora en The University of California y autor del artículo “Vivimos en una era de guerra civil”, hay dos características que describen la posibilidad de que se dé una guerra civil en un país.

El primer elemento tiene que ver con el sistema político. Según Walter, en las anocracias -gobiernos iliberales o autoritarios- es donde se producen más guerras civiles. África suele tener gobiernos dictatoriales que dividen al país y terminan en guerra civil. El otro elemento es el faccionalismo. Este, para occidente, resulta muy importante. Se trata de la disminución de la tolerancia de las democracias liberales y la división profunda que termina con sociedades en facciones. 

En Estados Unidos, donde los políticos también suelen hablar de guerra civil, la sociedad cada vez está más dividida. Fiona Hill, exmiembra del Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Trump, dice en entrevista con el portal Business Insider que, "la confianza en las diferentes comunidades y autoridades" se ha erosionado "hasta tal punto que la gente simplemente empieza a pelearse entre sí". Sin embargo, advierte que “no creo que acabemos en el tipo de conflicto que tuvimos entre los estados -la Unión y la Confederación- en su día".

La erosión del debate público, el faccionalismo y las redes sociales, así como políticos irresponsables como Macron y otros tantos indican que países como Francia o Estados Unidos estarían al borde de la guerra civil. Pero, los hechos indican que, aunque hay un aumento de la violencia política física y verbal, que no puede pasar inadvertido, estos dos países están lejos de lo que se entiende, objetivamente, por una guerra civil.

* Analista y consultor.  MPhil en Universidad de Oxford.