Estados Unidos, Rusia y Otan, ¿a diálogo de sordos? | El Nuevo Siglo
EL secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg y el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, encabezarán las delegaciones que se reunirán esta semana con los voceros del Kremlin
Foto archivo AFP
Domingo, 9 de Enero de 2022
Redacción internacional con AFP y Europa Press

LA reiteración de sus ‘líneas rojas’ y la nula viabilidad a las exigencias del Kremlin hacen presagiar un fracaso en los encuentros programados esta semana entre Estados Unidos, la Otan y Rusia para desactivar la crisis ucraniana.

Priorizando la diplomacia y dando continuidad al diálogo abierto y sincero que a finales de año -tanto vía telemática como telefónicamente- abrieron los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin, delegados de ambos gobiernos se reunirán este lunes en Ginebra y dos días después harán lo propio con los de la Alianza Atlántica con miras a evitar que la alta tensión por la presencia militar rusa en la frontera ucraniana (más de 100 mil efectivos) desemboque en un nuevo conflicto.

Tanto el gobierno estadounidense como los miembros de la alianza militar  revisaron los dos textos, llamados "tratado entre los Estados Unidos y la Federación de Rusia sobre las garantías de seguridad" y "acuerdo sobre las medidas para asegurar la seguridad de la Federación de Rusia y de los Estados miembros" de la Otan, que le envió a mediados de diciembre el gobierno Putin y con los cuales pretende frenar una ampliación de la Alianza hacia el este europeo y el establecimiento de bases militares estadounidenses en antiguos países soviéticos. 

Aunque hay un consenso de que tales exigencias son inadmisibles y, por ende, se estaría ante un diálogo de sordos con un alto riesgo de que estalle una guerra, el gobierno estadounidense plantearía a Rusia una reducción simultánea de tropas en el este de Europa como un primer paso para poner fin a la crisis de Ucrania.

Así lo adelantaron fuentes de dicha Administración a la cadena NBC, que también agregaron que evidenciarse una real voluntad rusa para solucionar el problema que desde semanas mantiene alta tensión con Occidente y la Otan, se podría incluso abordar el alcance de los tradicionales ejercicios militares de ambos bloques en la región, el número de militares estadounidenses desplegados en los estados bálticos y Polonia, así como posibles avisos previos de desplazamientos.

El diálogo entre ambas potencias inicia mañana en Ginebra y seguirá con el encuentro del consejo Rusia-Otan el miércoles en Bruselas. Con vistas a ambas reuniones, "la Administración estadounidense está recopilando una lista de opciones sobre posibles cambios en las posiciones de fuerza en Europa", sostuvo NBC.

No obstante, Estados Unidos avisará al Kremlin de que no se conformará si Rusia se limita a suspender la acumulación de sus fuerzas en la frontera con Ucrania o incluso a retrasar sus posiciones.

De las más de 70.000 tropas estadounidenses estacionadas en el Viejo Continente, aproximadamente 6.000 fuerzas estadounidenses están desplegadas en Europa del Este, en su mayoría de forma rotatoria, incluidas unas 4.000 en Polonia. Otros países de la Alianza trasatlántica tienen miles de tropas en despliegues rotativos en la región para reforzar el flanco este.

En su tradicional rueda de prensa de final de año, el presidente Putin reiteró que no cederá en sus dos proyectos de tratados para prohibir cualquier ampliación de la Alianza Atlántica, en particular a Ucrania, y el fin de toda actividad militar occidental cerca de las fronteras rusas. "La pelota está en su tejado, deben respondernos", argumentó no sin antes amenazar a Occidente con "medidas militares y técnicas" si sus demandas no son aceptadas.

Y es en ese marco que el secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg tras una videoconferencia con los ministros de asuntos exteriores de los países de la Alianza sostuvo el viernes que tales exigencias son inadmisibles y, por tanto, “debemos prepararnos para que las consultas fracasen".

Los occidentales y Ucrania acusan al Kremlin desde hace varias semanas de haber concentrado decenas de miles de tropas en la frontera ucraniana con miras a una potencial invasión y han amenazado con sanciones "masivas" y sin precedentes si Rusia ataca a su vecino.

"Estamos dispuestos a responder con fuerza a una nueva agresión rusa. Pero una solución diplomática aún es posible, y preferible, si Rusia la elige", sostuvo por su parte el jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken, quien también participó en la reunión virtual y en la que los ministros occidentales también llamaron a la "desescalada" rusa para favorecer la diplomacia, reiterando sus líneas rojas.

"Está fuera de discusión que la Otan se apoya en el principio de legalidad de cada nación a elegir si propia vía, incluido el tipo de acuerdo de seguridad del que quieran hacer parte", sostuvo el jefe de la Alianza, lo que de inmediato fue reforzado por Blinken con esta frase: "si Rusia quiere llevarnos a un debate sobre la Otan, más que dejarnos concentrar sobre el verdadero problema, que es su agresión contra Ucrania, no nos dejaremos distraer por eso".


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"Creo que esto forma parte seguramente de su estrategia de presentar una lista de exigencias absolutamente inadmisibles y luego pretender que la otra parte no sigue el juego y usar eso como justificación para una agresión", agregó el secretario de Estado norteamericano.

Frente a la aparente voluntad del Kremlin de privilegiar un cara a cara con los estadounidenses, los países europeos reclamaron de nuevo su sitio en la mesa de negociaciones.

"Sea cual sea la solución, esta debe pasar por Europa", afirmó en París la presidenta de la Comisión europea Ursula von der Leyen.

Blinken, que ya se había comprometido con la participación europea también prometió a su homólogo ucraniano Dmytro Kouleba que no habría "discusiones sobre Ucrania sin la presencia de Ucrania".

‘Diálogo profundo’

Por su parte el gobierno ruso anticipó que no irán a “dialogar por dialogar” sino que esperan resultados concretos. "La verdad es que queremos llevar a cabo la conversación de una manera amplia y profunda, porque la situación lo requiere", sostuvo esta semana el viceministro de Exteriores, Alexander Grushko, en una entrevista a la agencia noticias Sputnik.

Agregó que “nos centramos en lograr resultados concretos, es decir, en tomar una decisión que realmente mejore la situación en Europa en la esfera de la seguridad militar" e hizo una clara advertencia: "o avanzamos por el camino que permite eliminar las preocupaciones legítimas de Rusia, relacionadas con las actividades militares de la Alianza, su expansión, o tendremos que elegir otras formas de garantizar nuestra seguridad nacional”, para lo cual, dijo tienen herramientas.

Ante el creciente desafío ruso, el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell sostuvo que "Rusia quiere negociar la arquitectura de seguridad europea sin implicar a la UE, lo que es absurdo. No aceptaremos eso. No se decide nada si no estamos allí", apuntó, antes de hacer hincapié en que las peticiones de Moscú "son pura agenda rusa con condiciones completamente inaceptables, especialmente en lo relativo a Ucrania".

Dividir a Europa

Frente a las intenciones del Kremlin, el canciller ucraniano, Dimitro Kuleba, manifestó que Rusia "no tiene derecho a dividir Europa" en "zonas de influencia" y que "no tiene derecho de voto" para determinar "la naturaleza" de las relaciones entre Kiev y la Unión Europea.

Kuleba argumentó que ·ha podido ver con sus propios ojos y sentir las devastadoras consecuencias del conflicto desatado por Rusia en Donbás (Donetsk), así como los esfuerzos de Ucrania para poner fin a la guerra", según la agencia de noticias ucraniana Ukrinform. En este sentido, dijo que los representantes de las Fuerzas Conjuntas de Ucrania han informado al jefe de la diplomacia europea sobre las violaciones "sistemáticas" de los Acuerdos de Minsk por parte de Rusia.

Las provincias de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, viven desde hace años un conflicto armado que enfrenta a las tropas del Gobierno y a los separatistas prorrusos, sin que los esfuerzos de mediación internacional hayan permitido lograr poner fin a la guerra.

Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política al conflicto, pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia, cuyo resultado Naciones Unidas estima en unos 13.000 muertos.

Es en este marco de abierta guerra verbal y alta tensión en que se realizarán los mencionados encuentros de esta semana que, por las recientes declaraciones de las partes, no llegarían a acuerdo alguno. La diplomacia hará un nuevo esfuerzo, pero puede ser el último./