¿EU hacia el 'escenario de pesadilla': impugnación electoral? | El Nuevo Siglo
Si algún candidato se niega a reconocer los resultados el Congreso de los Estados Unidos y los tribunales decidan el resultado.
AFP
Viernes, 30 de Octubre de 2020
Redacción internacional

A pesar de que el candidato demócrata Joe Biden mantiene una ventaja en las encuestas del voto nacional, es evidente que en los estados clave están en empate técnico, lo que ha llevado a que el presidente Donald Trump critique de manera reiterada el voto por correo y asegura que es muy posible que se produzca un fraude.

Se espera que hasta la mitad de todos los votos provengan de la votación anticipada y las boletas por correo, que demoran mucho más en contarse en comparación con la votación automática realizada el día de las elecciones. Ello  aumenta la incertidumbre sobre si la misma noche del  3 de noviembre se conozcan los resultados oficiales.

Esta situación ha llevado a que analistas políticos y partidarios de uno y otro bando aseguren que si los resultados son muy ajustados es de esperar que el candidato perdedor se niegue a reconocer los resultados y habría un escenario complicado en el que el Congreso de los Estados Unidos y los tribunales entrarán a decidir.


  • Relacionado: “Parece que ya soy inmune al covid-19”: Donald Trump

“Para mí, lo único que importa, independientemente de cómo se produzca, es el voto del Colegio Electoral”, dice el profesor Don Debats, director de Estudios Estadounidenses de la Universidad de Flinders.

Determinar el resultado de una elección con participación voluntaria, en medio de una pandemia, en donde hasta el 50% (alrededor de  150 millones) de los votos llegará por correo, hace que todo sea incierto”, dijo.

Debats explicó que si el resultado del colegio electoral está en el “filo de la navaja”, se reducirá a las acciones de un estado individual y, sin duda, se prestará para una impugnación de votos. Esta posibilidad, sin embargo, solo puede ser solicitada por el “secretario de estado en cada Estado, quien el que  certifica la votación y esa es la persona que puede ordenar un recuento”, dijo.


A pesar de que el candidato demócrata Joe Biden mantiene una ventaja en las encuestas del voto nacional, es evidente que en los estados clave están en empate técnico, lo que ha llevado a que el presidente Donald Trump critique de manera reiterada el voto por correo.


Antecedentes

El ejemplo más famoso de una elección impugnada por la estrecha rivalidad, es el de la elección de 2000 entre el demócrata Al Gore y el republicano George W Bush, cuando las irregularidades en las boletas electorales en Florida llevaron a semanas de caos y peleas judiciales. En diciembre de ese año la Corte Suprema dictaminó detener un recuento y otorgar efectivamente la presidencia a Bush y Gore aceptó reconoció su derrota.

"Ese fue el proceso que se inició en Florida", dijo el profesor DeBats. “Hubo varios casos en la Corte Suprema de Florida que finalmente fueron apelados ante la Corte Suprema”. La saga fue descrita como un evento único en la vida política hasta ese momento, pero dada polarización de las elecciones actuales, podría ser menos compleja a lo que se espera en los próximos meses.

“Imagínese no una Florida, sino una docena de Florida. No solo algunas demandas, sino una amplia gama de ellas. Y en lugar de que dos candidatos restringidos permanezcan fuera de la vista y dejen la pelea a los sustitutos, un presidente en funciones de los Estados Unidos que podría usar su poder para intentar intervenir".



Esto es lo que se ha descrito ampliamente en los medios estadounidenses como el “escenario de pesadilla” que se avecina.

Cuando se trata de votos por correo, cada Estado tiene su propio proceso. En algunos de ellos, las boletas pueden aceptarse varios días después del 3 de noviembre, siempre que tengan matasellos antes del cierre de las urnas.

Y si bien algunos Estados cuentan las boletas a medida que ingresan, otros, en particular los campos de batalla críticos de Wisconsin y Pensilvania, tienen leyes que prohíben procesar las boletas por correo hasta el día de las elecciones, lo que garantiza que el conteo se extienda más allá de la medianoche.

Eso significa que, de acuerdo a las encuestas, la noche de las elecciones puede verse bien para el presidente Trump, pero con el pasar de los días, Biden puede recortar terreno.

Ese escenario valida y puede aumentar las sospechas del mandatario referentes a un posible fraude electoral y será determinante a la hora de decidir si se impugnan los resultados de un Estado.


Esta situación ha llevado a que analistas políticos y partidarios de uno y otro bando aseguren que si los resultados son muy ajustados es de esperar que el candidato perdedor se niegue a reconocer los resultados y habría un escenario complicado en el que el Congreso de los Estados Unidos.


Según The New York Times, la campaña de Biden y su red de grupos de apoyo demócratas se están abasteciendo de abogados, la campaña está intentando evitar que Trump declare su victoria o envíe oficiales federales a controlar los lugares de escrutinio.

Un grupo de académicos, políticos y expertos legales llamado Transition Integrity Project también ha especulado que ambos candidatos podrían buscar "expandir el margen de impugnación" si las elecciones resultan muy cerradas. De acentuarse la percepción de un fraude o la interferencia extranjera en los comicios, el resultado podría terminar en los tribunales.

Los expertos aseguraron que “Biden también puede expandir el margen de impugnación al cuestionar la legitimidad general de un sistema que no requiere que el ganador obtenga la mayoría del voto popular, o al denunciar cómo el presidente Trump usa el poder de la presidencia para manipular el proceso."

Si bien "es difícil de imaginar", dijo el profesor Debats, una elección similar a la de 2000 podría hacer que la Corte Suprema se pronunciara sobre el proceso.

Votantes infieles

En el cada vez más controvertido sistema de colegios electorales, los votantes de cada Estado en realidad están votando por electores que luego emiten su voto por el candidato basándose en el voto popular de ese estado. A cada Estado se le asigna un cierto número de votos electorales, dependiendo de su población.

Algunos Estados permiten a los llamados electores “infieles” que pueden emitir un voto en desacuerdo con lo que decidieron los votantes. Esto es extremadamente raro, pero en 2016 hubo siete electores infieles, que fue un número inusualmente alto.

“No hay garantía absoluta de que un miembro del Colegio Electoral que está emitiendo un voto por su Estado necesariamente acate al ganador del voto popular en su estado”, dijo el profesor Debats. "Creo que es un punto de vulnerabilidad" aseguró.



Los electores deben estar certificados por el poder ejecutivo de su Estado, ya sea por el secretario de estado o el gobernador.

En un escenario plausible, aunque poco probable, los candidatos podrían convencer a las legislaturas controladas por sus partidos de que presenten listas separadas de electores que lo declare ganador a su candidato. El Congreso tendría entonces que decidir si contar a esos electores o no.

Esta posibilidad ya fue contemplada por el presidente Trump quien dijo a sus partidarios en un mitin en Pensilvania a finales de septiembre: "Tenemos una ventaja si volvemos al Congreso".

Se refería a la 12ª Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que allana el camino para que los republicanos le otorguen la presidencia en caso de que ningún candidato obtenga la mayoría de los votos del Colegio Electoral (270). La redacción de la enmienda significa que la mayoría de las delegaciones estatales decidirían la Presidencia del país y el partido republicano es mayoría.


Según The New York Times, la campaña de Biden y su red de grupos de apoyo demócratas se están abasteciendo de abogados, la campaña está intentando evitar que Trump declare su victoria o envíe oficiales federales a controlar los lugares de escrutinio.


Todos estos son escenarios increíblemente desordenados y se enfrentan a plazos estrictos, ya que el Colegio Electoral se reúne a mediados de diciembre para votar y el Congreso está decidido a hacer oficiales los resultados a principios de enero.

"El calendario importa en esto", dijo el profesor Debats. "Mi conjetura es que la fecha límite, como mínimo, demostrará ser una limitación para cualquier retraso" remató.