FIEL reflejo de la diversidad geopolítica del mundo actual y, por ende, tanto de intereses como de visiones opuestas frente a los desafíos globales evidenció una vez el G20, el foro internacional que acaba de concluir su primera cita del año en Río de Janeiro, Brasil.
Los cancilleres de las 20 mayores economías del mundo (Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, República de Corea, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea) que en esta ocasión tuvieron como invitados a sus pares de España, Nigeria, Noruega, Portugal, Singapur, Emiratos árabes Unidos, Angola y Egipto, ratificaron el anhelo de un mundo en paz pero discrepando en la forma para lograrlo.
Estaba descontado que por las divergentes posiciones políticas de los países miembro ante los conflictos actuales (Ucrania y Gaza) así como la misión casi que imposible de reformar instituciones multilaterales como la Organización de Naciones Unidas a la que el país anfitrión de esta cita -entre otros- cuestionan por su ineficacia, al final del encuentro en Brasil no se emitiría una declaración o comunicado conjunto.
Así, esta cita de dos días en Río de Janeiro volvió a ser un espacio para analizar la coyuntura geopolítica global y las posibles vías para superarla, pero como reseñamos anteriormente, por las enormes diferencias de conceptos entre los países miembros concluyó siendo -como es recurrente- otra declaración de buena voluntad, con su respectiva foto.
Las divisiones sobre Ucrania y Gaza enmarcaron el primer día de trabajo, mientras que la segunda jornada se centró en la reiterada intención de reformar los organismos multilaterales por considerar, como lo manifestó el canciller anfitrión, que “hay un déficit de gobernanza para enfrentar los desafíos globales” y que el elevado número de guerras en el mundo es “prueba contundente” de ello.
Tras el consenso inicial de que "el G20 es un foro internacional de creciente relevancia” se llegó a los inevitables desacuerdos sobre los temas tratados, por las claras posiciones de Estados Unidos (y sus aliados) y el bloque del Sur, liderado por Brasil, cuyo presidente Luis Inácio Lula da Silva fue declarado ‘persona non grata’ por Israel tras comparar la situación en Gaza con el holocausto.
En esa visión del rol que debería tener este foro económico global, Alemania aseguró que el G20 no sólo puede, sino que “debe” liderar el proceso de reformas que necesitan las instituciones multilaterales.
La ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, abogó así porque este poderoso grupo económico (representa casi el 90% del producto interno global, dos tercios de la población mundial y el 80% del comercio internacional) desempeñara un "papel decisivo" en las urgentes reformas y, especialmente, a Naciones Unidas, criticada por su bloqueo a la hora de adoptar resoluciones sobre la guerra en Oriente Próximo.
Baerbock sostuvo que para hacer frente a "los complejos desafíos del siglo XXI" es necesario dejar a un lado los estancamientos institucionales típicos del siglo pasado.
"Si queremos hacer frente a los complejos desafíos del siglo XXI, nuestras instituciones multilaterales no deben quedarse estancadas en el siglo pasado (...) Creo que el G20 puede y debe desempeñar un papel decisivo en este proceso de reforma", sostuvo la canciller germana abogando por llegar a puntos comunes entre los integrantes, porque así “el bloque puede erigirse en una fuerza real e impulsora del cambio, incluso en foros como Naciones Unidas y más específicamente en su Consejo de Seguridad".
En la misma línea se pronunció durante la apertura de esta cita su par brasileño, Mauro Vieira, quién condenó la "inaceptable parálisis" del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a la hora de adoptar resoluciones sobre conflictos armados en el mundo.
De acuerdo con Vieira, "las instituciones multilaterales no están adecuadamente equipadas para hacer frente a los desafíos actuales", y este "estado de inacción" implica directamente la muerte de civiles inocentes en Oriente Próximo, en Ucrania y en otros escenarios bélicos.
También destacó el ministro que la posición de Brasil sobre la situación en Ucrania y Palestina es conocida y ha sido presentada públicamente en los foros apropiados, como el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU. "Brasil no acepta un mundo en el que las diferencias se resuelvan mediante el uso de la fuerza militar. Una parte muy significativa del mundo ha optado por la paz y no acepta ser arrastrada a conflictos impulsados por naciones extranjeras. Brasil rechaza la búsqueda de hegemonías, ya sean viejas o nuevas. No es de nuestro interés vivir en un mundo fracturado", dijo.
Por su parte el embajador Mauricio Lyrio, “el sherpa brasileño” sostuvo que “Cuando contabilizamos los conflictos internos de los países, los de proporción regional y los de repercusión internacional, hoy vivimos en el mismo nivel que en la época de la Guerra Fría y ello está generando una crisis humanitaria absurda… Necesitamos una gobernanza global que evite la ocurrencia de conflictos".
El Consejo de Seguridad de la ONU está integrado por quince miembros, diez de los cuales son rotatorios. Los otros cinco -Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido- tienen un asiento fijo en la sala y cuentan con el derecho de vetar las resoluciones, como ha hecho Washington con las últimas relativas a Gaza.
‘Virtual unanimidad’
La ofensiva militar israelí en la Franja Gaza dominó el encuentro y en lo que hubo consenso fue en el derecho que el gobierno de Benjamín Netanyahu tenía a la legítima defensa en respuesta a los letales ataques del considerado grupo terrorista Hamás del 7 de octubre, que segó la vida de 1.160 personas y mantiene como cautivos a no menos de 200 más.
En contrario, persistió el desacuerdo tanto sobre la magnitud de dicha ofensiva sobre como la solución a largo plazo para este territorio de Oriente Medio.
“En el encuentro destacó una virtual unanimidad en apoyo a la solución de dos Estados como la única solución posible pare el conflicto entre Israel y Palestina", afirmó el brasileño Vieira.
Y es que el funcionario utilizó ese término “virtual” porque si bien no todos los países miembros del G20 se pronunciaron al respecto, entre los que lo hicieron hubo notables diferencias.
Sin embargo, la Unión Europea destacó ese “virtual consenso”. En las conversaciones entre los cancilleres "hay un denominador común: que no habrá paz, no habrá seguridad sostenible para Israel a menos que los palestinos tengan una perspectiva política clara de construir (su) propio Estado", dijo el jefe de la diplomacia. de la Unión Europea, Josep Borrell.
El ministro noruego de Exteriores, Espen Barth Eide, instó un diseño "un camino creíble" hacia una solución de dos Estados, que incluya, además del reconocimiento de Palestina, "el establecimiento real de instituciones palestinas" y "la normalización de las relaciones entre países como Arabia Saudita y otros estados árabes con Israel".
El llamado de la reunión en Río ocurre al día siguiente de que el Parlamento israelí aprobó por amplia mayoría una resolución contra cualquier "reconocimiento unilateral de un Estado palestino", que según el texto equivaldría a recompensar "el terrorismo sin precedentes" del movimiento islamista Hamás.
"No recompensaremos al terrorismo con un reconocimiento unilateral en respuesta a la masacre del 7 de octubre, del mismo modo que no aceptaremos soluciones impuestas", dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu tras la aprobación del texto.
El secretario del Estado estadounidense, Antony Blinken, se pronunció también a favor de una solución de dos Estados.
"Todos queremos que este conflicto termine lo más rápido posible, pero debemos asegurarnos (...) de que no deje condiciones que solo repetirán el ciclo de violencia", afirmó el jefe de la diplomacia norteamericana.
"Estamos trabajando aquí con muchos socios en un marco que pueda producir paz y seguridad duraderas (...). Eso quiere decir que Israel esté integrado en la región, con relaciones normales con países clave, con garantías firmes para su seguridad, y un camino concreto hacia un Estado palestino", agregó, según la transcripción de su intervención a puerta cerrada.
Según el diario The Washington Post, Estados Unidos y varios países árabes trabajan en un plan global de paz con un calendario para la fundación de un Estado palestino, una vez que concluye la actual guerra entre Israel y Hamás en Gaza.
Sin entrar en detalles, Borrell dijo por su lado esperar que "en los próximos días" se materialice una iniciativa árabe.
La solución, añadió el europeo, tiene que ser "en acuerdo con Estados Unidos y con el mundo árabe”.