Glasgow, último chance para enfriar el planeta | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Lunes, 4 de Octubre de 2021
Agence France Presse

A menos de un mes de la COP26 sobre el clima, los principales dirigentes del planeta multiplican las promesas solemnes sobre su compromiso para enfrentar el calentamiento del planeta, sin una alternativa energética clara y la profunda desconfianza de los países pobres.

Las organizaciones ecologistas por su parte aumentan la presión con movilizaciones, apoyándose en particular en los más jóvenes espoleados por figuras como la adolescente sueca Greta Thunberg.

La práctica totalidad de la comunidad internacional está oficialmente invitada a la gran conferencia de la ONU sobre el clima en la ciudad escocesa de Glasgow, entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre. 

Pero el grupo de Países Menos Desarrollados (LDC) advirtió la semana pasada en un tuit: "nos sigue preocupando que todos nuestros delegados puedan acudir a la COP26".

Las medidas anticovid-19 del gobierno británico podrían impedir a altos funcionarios de esos países acudir en persona a la ciudad escocesa para negociar, lo que añade tensión a una conferencia que ya fue aplazada un año, a causa de la pandemia.

Países en desarrollo claves en las negociaciones, como Sudáfrica, mantienen igualmente una postura ambigua sobre su presencia.

Londres ofrece vacunas a los participantes que lo deseen, y pagar el hotel para los que tengan que someterse a una cuarentena. Pero varios gobiernos de la denominada "lista roja" de países con altos índices de contagio del covid-19 juzgan esas medidas inadmisibles.

Temas a debate

Los temas a debate en Glasgow son numerosos y claves para fijar el calendario de la lucha contra el cambio climático a medio plazo.

En primer lugar, los países se comprometieron a que esta edición de la COP renueve sus promesas de reducción de gases de efecto invernadero.

Al 31 de julio, un total de 113 países que representan poco más del 53% de las emisiones en el planeta han entregado nuevos compromisos reforzados, resalta la ONU.

Estados Unidos volvió este año a la lucha contra el cambio climático, tras el paréntesis de la presidencia de Donald Trump, y pretende liderar de nuevo el combate bajo la batuta de su enviado especial, John Kerry.

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Pero esas declaraciones se ven perturbadas por la gran batalla diplomática con China que abrió Trump, por temas geoestratégicos y comerciales, y que no da signos de bajar de tono, sino todo lo contrario.

China anunció en septiembre que interrumpiría la construcción de centrales energéticas de carbón, una de las principales fuentes emisoras de CO2, más allá de sus fronteras.

"Tenemos que ver más (compromiso) de parte de China esta década. Representan el 27% de las emisiones planetarias y no podemos mantener +1,5ºC como objetivo si China se mantiene donde están esta década", explicó Todd Stern, que fue negociador en jefe estadounidense para el clima.

La temperatura media del planeta no debería aumentar más allá de +1,5ºC para evitar consecuencias ecológicas irreversibles, siempre según los expertos de la ONU.

El planeta se encamina sin embargo a un aumento de la temperatura del 2,7% en las próximas décadas, lo que según esos expertos sería "catastrófico".



Salvación o futuro infernal

"Podemos salvar a nuestro mundo o condenar a la humanidad a un futuro infernal" advirtió el pasado jueves el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

"Es una carrera contrarreloj" añadió la responsable clima de la ONU, Patricia Espinosa, en entrevista con la AFP.

El mundo tiene que repensar totalmente su manera de vivir, de consumir, de viajar, advierten los científicos, secundados por los ecologistas.

Los anuncios se multiplican en especial en los países ricos: eliminación acelerada de los vehículos con combustible fósil, cierre de plantas energéticas de carbón, inversión masiva en fuentes alternativas como la energía eólica o solar...

Pero en 2019 el 81% de la energía que se consumía en el mundo, la que ha permitido a miles de millones de personas salir de la pobreza, provenía aún de combustibles fósiles, según los datos de la Agencia Internacional de la Energía.

"Las fuentes renovables están en crisis en todos lados, especialmente en Alemania, pero también en California. Ha habido grandes incrementos en el precio de la electricidad en España, en California..." explicó a la AFP Michael Shellenberger, ecologista y autor del libro "Apocalipsis nunca".



El dinero que falta

Otro asunto controvertido en Glasgow es la promesa incumplida de los países desarrollados de elevar hasta 100.000 millones de dólares anuales la ayuda a los países menos capacitados para adaptarse al cambio climático y cambiar su modelo energético.

Esos 100.000 millones ya deberían haberse repartido en 2020, pero faltan 20.000 millones, reconoció el mes pasado el club de países avanzados, la OCDE.

"Me imagino que habrá mucha cólera y decepción, hay un enorme déficit de confianza" advirtió Tasneem Essop, que encabeza Climate Action Network, la red con más de 1.500 ONG.

Estados Unidos anunció que duplicaría su ayuda a los países pobres, hasta situarla en 11.400 millones de dólares.

Finalmente quedan aspectos más burocráticos pero igualmente importantes para resolver en Glasgow, como la redacción de las reglas específicas de aplicación del histórico Acuerdo de París de 2015 (COP21). Una tarea que amenaza con convertirse en un gigantesco papeleo burocrático.