UN primer éxito con la votación de los presupuestos del Estado en el Parlamento, gracias a que los socialistas decidieron no votar a favor de una moción de censura, logró el centrista François Bayrou quién desde hace siete semanas funge como primer ministro de Francia.
Solo 128 diputados, entre ellos seis socialistas, votaron a favor de la moción de censura presentada por la formación La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), comunistas y ecologistas; Mientras que habrían hecho falta 289 votos para tumbar al gobierno.
Más tarde, Bayrou, aliado histórico del presidente centroderechista Emmanuel Macron, enfrentó otra moción de censura que, de antemano, se sabía no prosperaría.
Las mociones fueron presentadas en respuesta a la adopción por decreto el lunes de los presupuestos para 2025.
Ese tipo de aprobación suele ser habitual en Francia cuando el gobierno carece de mayoría, y la única manera que tienen los diputados de la Asamblea Nacional (cámara baja) de tumbar la medida es con una moción de censura.
Aunque Bayrou podría recurrir de nuevo en los próximos días en la recta final del trámite parlamentario, la votación de ayer confirmó que logró alejar la censura, pero no los riesgos de la inestabilidad política que vive el país desde 2024.
Así las cosas, la Asamblea Nacional podrá aprobar los presupuestos del Estado para 2025. El Senado se pronunciará al respecto a partir del jueves, y probablemente lo hará a favor, con lo que el texto podrá ser adoptado por el Parlamento.
A diferencia de diciembre, cuando las oposiciones de izquierdas y de extrema derecha tumbaron a su predecesor, el conservador Michel Barnier, los socialistas no apoyarán ahora la censura en nombre del "interés general", rompiendo la unidad de la izquierda.
El presupuesto busca sanear las arcas públicas, reduciendo el déficit público al 5,4% del PIB en 2025 -casi el doble del límite marcado por las reglas europeas-, con un esfuerzo de 52.000 millones de euros (54.150 millones de dólares).
Para ello, el gobierno de la segunda economía de la UE prevé fuertes reducciones del gasto público, que se sumarían a nuevos ingresos procedentes de un alza temporal de los impuestos a las empresas con más beneficios y las grandes fortunas.
"Las decisiones que tenemos que tomar son difíciles y dolorosas, porque este no es nuestro presupuesto", defendió en el medio France Info el líder parlamentario socialista, Boris Vallaud, advirtiendo que "la estabilidad está lejos de estar asegurada".
El partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen también se decantó por no censurar ahora al gobierno en pos de la "estabilidad" hasta que puedan adelantarse de nuevo los comicios legislativos, legalmente a partir de julio.
El inesperado adelanto electoral decretado por Macron a mediados de 2024 dejó una Asamblea Nacional sin mayorías claras y dividida en tres bloques irreconciliables: izquierda, centroderecha y extrema derecha.
Barnier decidió en vano acercarse a la ultraderecha para aprobar sus presupuestos, mientras que Bayrou, de 73 años, optó por negociar con los socialistas, quienes lograron algunas concesiones como el mantenimiento de puestos en Educación.
Pero "una vez aprobado el presupuesto, el gobierno de Bayrou, que cuenta con no más de 220 de 577 diputados, será más vulnerable", apuntó Mujtaba Rahman, analista de Eurasia Group, para quien se abrirá la puerta a nuevos "contenciosos".
Los socialistas ya anunciaron la presentación de una moción de censura próximamente por las declaraciones del primer ministro sobre una "sensación de sumersión" migratoria en Francia, en un guiño a la extrema derecha.
Sin embargo, un momento clave llegará antes de junio cuando termine el plazo que Bayrou dio a sindicatos y patronal para buscar una alternativa al retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años que respeta un "equilibrio financiero".
Esta medida forma parte de la reforma de las pensiones que Macron impuso por decreto en 2023, pese a no contar con una mayoría parlamentaria ni apoyo social. Para evitar una primera moción de censura, Bayrou abrió la puerta a renegociarla.