ESTABLECER un modelo de bioeconomía que permita simultáneamente revertir la pérdida de la biodiversidad en la Amazonía de manera sostenible, combatir el cambio climático y contribuir eficazmente a erradicar el hambre acordaron los presidentes de Francia y Brasil, Emanuel Macron y Luis Ignacio Lula da Silva, respectivamente.
Bautizado “Llamamiento de Belén y más allá” esta es una ambiciosa hoja de ruta, de aplicación inmediata y que tiene en la mira recaudar 1.000 millones de euros de inversiones públicas y privadas de cara al desarrollo de proyectos de economía sostenible en la Amazonía brasileña y la Guayana Francesa.
“Decidimos con el presidente Lula lanzar esta iniciativa para avanzar en la agenda climática para lo cual tomaremos acciones concretas y los recursos que planteamos son para conservar la biodiversidad e implementar actividades económicas compatibles con los intereses de los pueblos indígenas, que les permitan tener perspectivas de desarrollo y conservar nuestro bosque".
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En la primera visita de un mandatario francés al gigante suramericano en la última década y desde la emblemática ciudad brasileña de Belén de Pará, Macron destacó que conjuntamente con Brasil relanzarán las actividades de cooperación y la lucha contra la minería ilegal y “la lucha contra todos los intereses financieros de corto plazo que vienen aquí a amenazar el bosque”
“Lo que queremos hacer es preservar, comprender mejor, multiplicar la cooperación científica, adoptar estrategias para apoyar a los pueblos indígenas y, juntos, realizar acciones de inversión en la bioeconomía para que crezca”, agregó el mandatario galo.
Este “Llamamiento” contiene dos documentos con sus respectivas acciones para cumplir con la “ambición climática desde París hasta Belén y más allá” y el plan de acción sobre bioeconomía, con la protección de bosques tropicales.
En el primero, los dos líderes se comprometieron a trabajar, bilateral y multilateralmente, para hacer de la acción contra el cambio climático una prioridad estratégica. Y, en tal sentido, destacaron la importancia de un multilateralismo eficaz, renovado e inclusivo, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, en particular para hacer frente a las múltiples crisis sociales y ambientales en curso.
En el segundo, Francia y Brasil trabajarán para promover la protección de los bosques con miras a la realización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático - COP30, que se realizará en Belén el próximo año.
"Solo podemos honrar a las almas libres permaneciendo fieles a sus pasos. Contigo, querido Raoni (Metuktire, líder indígena brasileño), te lo juro: Francia estará siempre del lado de quienes viven en la Amazonía y de quienes luchan por ella", dijo Macron en el encuentro del martes con el denominado “luchador por los derechos de los pueblos de los bosques”, a quien le condecoró por su constante batalla ambiental.
La idea es conjugar la "conservación y la gestión sostenible de los bosques" con la "valorización económica" de sus territorios, poniendo a los "pueblos indígenas y las comunidades locales en el centro de la toma de decisiones", dice el documento.
En la declaración conjunta, los mandatarios señalaron “nuestra ambición es transformar la economía e invertir en innovación, para ir más allá de un enfoque centrado únicamente en la conservación. Consideramos urgente centrar nuestros esfuerzos en establecer, de aquí a la COP30, un modelo de bioeconomía que tenga en cuenta las tres dimensiones del desarrollo sostenible -social, económica y ambiental- “.
En tal sentido -subrayaron- que el desafío es invertir, comercializar y aplicar tecnologías y modos de consumo y producción sostenibles, para que la valorización del capital natural ocupe un lugar central en las estrategias públicas y privadas. Y, aseguraron que este objetivo podría materializarse, en el corto plazo, en medidas como acuerdos de cooperación económica, tecnológica y científica entre países comprometidos con la conservación y gestión sostenible de los bosques y la promoción de los medios de vida de las personas que viven en los bosques y gracias a los bosques.
Esta hoja de ruta con el ojo en la COP 30 que se realizará en Belén de Pará, contempla entre otras acciones promover, en el ámbito de la presidencia brasileña del G20, un gran plan global de inversiones, públicas y privadas, para la bioeconomía.
Así, el plan va desde la destinación de recursos para la conservación y gestión sostenible de los bosques y la planificación y valorización económica de los ecosistemas y áreas forestales hasta la implementación de tecnologías basadas en recursos biológicos, prácticas agroecológicas y conocimientos tradicionales.
De igual forma en investigación para desarrollar industrias sustentables, con alto potencial en el mercado interno y externo, en todos los sectores de la economía forestal, incluido el sector agrícola, que contribuyan a la conservación, el manejo sustentable y /o la restauración de los bosques y la biodiversidad.
“Este plan puede y debe ser compatible con el objetivo de aumentar la capacidad de secuestro de CO2 de los bosques, reducir las emisiones de CO2 en el sector forestal y proteger y gestionar de forma sostenible la biodiversidad”, señalan en el documento.
En cuando a la movilización de 1.000 millones de euros en los próximos cuatro años, establece puntualmente: un diálogo intergubernamental sobre los desafíos de la bioeconomía, una asociación técnica y financiera entre los bancos públicos brasileños, incluidos Basa y Bndes, y la Agencia Francesa de Desarrollo, presente en Brasil y Guayana Francesa y el nombramiento de coordinadores especiales para las empresas de ambos países más innovadoras en el ámbito propuesto.
De igual forma habrá un acuerdo científico binacional, operado por el Cirad y Embrapa, para desarrollar investigaciones sostenibles en la Guyana Francesa y la creación de un centro de investigación, inversión e intercambio de tecnologías.
El tercer componente de este ambicioso proyecto medioambiental tiene que ver con el establecimiento de un mercado de carbono capaz de remunerar a los países forestales que invierten en la restauración de sumideros naturales.
“Debe cumplirse la promesa del artículo 6 del Acuerdo de París de establecer un mercado de carbono eficaz regulado por las Naciones Unidas”, reza el “Llamado”, al tiempo que destaca el lanzamiento de una Coalición de Alto Estándar para los mercados de carbono, que centrará sus esfuerzos en combatir el “Greenwashing” en el mercado voluntario y finalizar las negociaciones sobre el mencionado artículo para establecer un sistema regulado, eficiente y mercado de carbono transparente que cumpla con los más altos estándares”.
Bosques y biodiversidad
Otro acápite fundamental es el compromiso de promover, a nivel mundial, asociaciones innovadoras para financiar la protección de los bosques tropicales y la biodiversidad, de acuerdo con los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica y su Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal.
Para ello, explorarán un mecanismo de financiación internacional para la conservación de los bosques tropicales (Tropical Forests Forever Fund), que debería permitir, a partir de inversiones de instituciones financieras privadas y fondos soberanos, la liberación de ingentes recursos.
Específicamente en cuanto a la Amazonía, Francia y Brasil se comprometieron a hacer de los parques nacionales que alberga este pulmón del mundo “un escaparate de excelencia a escala internacional. Anunciamos nuestra intención de establecer una asociación institucional para promover y fortalecer la cooperación entre el Parque Amazónico de la Guayana Francesa y el Parque Nacional de las Montañas Tumucumaque”.
Y, para ello, señalan mayor cooperación científica, “incluso con el objetivo de profundizar nuestro conocimiento científico sobre la biodiversidad local y fortalecer nuestra cooperación para combatir la minería ilegal de oro, la biopiratería y el tráfico ilegal de vida silvestre”.
Frente a la agenda climática y los objetivos trazados por las COP para frenar el calentamiento global, es decir, la acción climática, se mostraron “decididos a trabajar bilateralmente y con sus socios para crear un nuevo marco de gobernanza para la arquitectura financiera internacional que financie de manera más efectiva la lucha contra la pobreza y la protección del planeta, dos condiciones esenciales para una transición ecológica justa”
Recuerdan que este cambio, que está en el centro del “Pacto de París por los pueblos y el planeta”, debería permitir movilizar recursos financieros públicos y privados, a una escala y velocidad sin precedentes, y la reforma justa de las instituciones financieras internacionales.
En ese paradigma de nueva gobernanza incluyen una reforma a los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones financieras internacionales “para que sean aptos para apoyar el desarrollo sostenible, la transformación ecológica y las transiciones justas y equitativas”.
En resumen, Macron y Lula promoverán una ruta internacional corta (dos años) para proteger los bosques y la diversidad, paralelamente con la visualización de una bioeconomía sostenible en la Amazonía.