Por Parker Asmann
Insight Crime
Por primera vez, un banco estadounidense ha admitido que ayudó a redes criminales en Colombia a lavar cientos de millones de dólares ilícitos, resaltando los logros de una renovada lucha contra el lavado de dinero en la región.
TD Bank, N.A. y TD Bank USA, N.A. se declararon culpables de conspiración para el blanqueo de capitales y de violación de la Ley de Secreto Bancario (Bank Secrecy Act, BSA), lo que dio lugar a una multa récord de US$1.800 millones, pero sin detenciones de alto nivel, según lo anunció el pasado 10 de octubre la Red de Represión de Delitos Financieros (Financial Crimes Enforcement Network, FinCEN) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Durante casi una década, el banco no actualizó su sistema antilavado para detectar transacciones sospechosas e ignoró las repetidas advertencias sobre estas falencias. Durante ese tiempo, el banco no monitoreó actividades por más de $18 billones, lo que les permitió a tres redes criminales colombianas lavar más de $600 millones en ganancias ilícitas, según los documentos judiciales.
“Las falencias crónicas de TD Bank sirvieron como terreno fértil para que una variedad de actividades ilícitas penetrara nuestro sistema financiero”, dijo el subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo. “Estamos dejando claro que las instituciones financieras van a enfrentar repercusiones severas si no mantienen las precauciones necesarias”.
Los fiscales afirmaron que oficiales de alto nivel involucrados en las operaciones anti lavado del banco, ejecutivos senior y miembros del comité de auditoría del banco sabían de las “deficiencias a largo plazo, generalizadas y sistémicas” de sus protocolos anti lavado de activos.
Otros empleados de bajo nivel también estaban implicados. Representantes de servicios financieros y banqueros minoristas de Florida y Nueva Jersey, por ejemplo, ayudaron a una red de lavado de dinero a abrir cuentas y obtener tarjetas de cajeros automáticos que se utilizaron para llevar dinero de Estados Unidos a Colombia mediante grandes retiros de efectivo. Los empleados incluso contribuyeron a eludir controles internos a cambio de sobornos, según los expedientes judiciales.
“Hemos asumido la responsabilidad por las falencias de nuestro programa anti lavado de activos en Estados Unidos y estamos haciendo las inversiones, cambios y mejoras necesarias para cumplir con nuestros compromisos”, dijo Bharat Masrani, presidente y director general del grupo TD Bank.
Implicaciones
La admisión histórica del décimo banco más grande de Estados Unidos es la última victoria de lo que parece ser un esfuerzo renovado por parte del gobierno de ese país por perseguir no solo a los blanqueadores de capital, sino también a las instituciones financieras que facilitan sus actividades.
“Una de las razones principales por las cuales tenemos la Ley del Secreto Bancario es porque puede ser muy difícil probar que un banco o sus empleados aceptaron dinero sucio o sospechoso y lo movieron por sus canales de forma consciente”, afirmó Scott Greytak, director de incidencia política de la oficina estadounidense de Transparencia Internacional, a InSight Crime.
TD Bank no es la única institución financiera de Estados Unidos en ser investigada por ayudar a redes criminales a lavar sus ganancias ilícitas. En 2012, el banco HSBC y varias filiales perdieron más $1.000 millones por no haber monitoreado adecuadamente el movimiento de cientos de miles de millones de dólares en transferencias electrónicas a países como México. Más recientemente, Wells Fargo fue penalizado –en 2022 y 2024– por no reportar transacciones sospechosas y no tener suficientes controles para prevenir el lavado de dinero.
Sin embargo, TD Bank es el primer banco estadounidense en declararse culpable de cargos de lavado de dinero y admitir que sus empleados conscientemente aceptaron dinero ilícito y lo movieron por sus canales.
El histórico acuerdo se produce en un momento en que Estados Unidos está aplicando nuevas medidas contra el lavado de activos. A principios de este año entró en vigor la norma de reporte de beneficiarios finales (beneficial ownership), cuyo objetivo es mejorar la supervisión de las empresas fachada, exigiendo a todas las empresas estadounidenses que informen del verdadero propietario de la sociedad y de quién controla sus recursos.
En el caso de TD Bank, algunas de las personas implicadas utilizaron empresas fachada para abrir cuentas falsas en el banco y blanquear millones de dólares. De haber existido ya los requisitos de beneficiario final, Greytak afirmó que las fuerzas de seguridad podrían haber investigado esas transacciones sospechosas e identificado a los verdaderos propietarios de las empresas fachada.
Con la nueva norma, los grupos delictivos tienen que “o bien infringir la ley no informando de quién es realmente el propietario de la empresa, lo que constituye un delito, o bien comunicar esa información y perder el camuflaje que proporcionan esas empresas fachada”, añadió. “Afortunadamente, ahora las fuerzas de seguridad podrán atravesar ese velo corporativo y saber quién está detrás de la operación”.
Aunque el acuerdo con TD Bank es una novedad, la escasez de estos casos y su éxito es un claro recordatorio de la falta de financiación y de apoyo institucional a las investigaciones financieras en profundidad.
“Incluso cuando se trata del elemento fundamental de nuestro marco contra el lavado de dinero, los propios bancos, que están en el centro de la historia del origen de estas leyes, ese marco solo es eficaz si se cuenta con la financiación y la capacidad de aplicación adecuadas para que el gobierno federal y las fuerzas del orden persigan a quienes no lo cumplen”, dijo Greytak.