La diplomacia de Trump, un desorden | El Nuevo Siglo
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Sábado, 17 de Marzo de 2018
Agence France Presse
El Departamento de Estado está en crisis. Tras la salida de Rex Tillerson, son pocos los expertos que quedan en asuntos de política exterior. Irán y Corea del Norte, dos dolores de cabeza, que, dicen los expertos, no están bien enfocados

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DONALD Trump se preparará para un desafío de alto calibre, la cumbre histórica con el líder norcoreano Kim Jong Un, con un equipo diplomático sumido en el caos tras la abrupta salida de Rex Tillerson del Departamento de Estado, donde  varios puestos clave siguen vacíos.

"Tillerson era favorable a conversaciones con Corea del Norte, y el presidente al aceptar hacer eso está haciendo en cierto modo lo que el secretario siempre ha promovido", dijo este miércoles el exembajador Stapleton Roy en un intercambio con periodistas en Washington.

En el pasado, Trump era más bien dado a regañar a su canciller por sus esfuerzos en favor de emprender negociaciones con Pyongyang sobre el programa nuclear y balístico norcoreano. 

Tillerson, defensor de una diplomacia más convencional mientras el presidente se inclina en cambio por flexionar los músculos de Estados Unidos amenazando con "destruir totalmente" Corea del Norte, hacía sin embargo gala incluso la semana pasada, en su último viaje ministerial, de poder "crear las condiciones para negociaciones fructuosas entre dos partes muy diferentes".

"Todo el mundo sabía de las diferencias de opinión entre Trump y Tillerson. Eso socavó la capacidad de Tillerson de representar al presidente como secretario de Estado", estimó Abraham Denmark, director del programa Asia del centro de estudios Wilson Center. 

Su sucesor designado, el director de la CIA Mike Pompeo, que parece estar alineado con el magnate republicano, podría por tanto resultar ser "un negociador más creíble frente a los norcoreanos", añadió. Pero el tiempo apremia.

La Casa Blanca justificó el despido de Tillerson por la necesidad de que Trump tenga "su nuevo equipo listo antes de las discusiones con Corea del Norte", en un encuentro sin precedentes que tendría lugar a fines de mayo.

Sin embargo, la nominación de Pompeo no podrá ser confirmada por el Congreso antes de abril. Hasta entonces, el subsecretario de Estado, John Sullivan, quien carece de envergadura política, será quien lleve las riendas del Departamento de Estado.

Mala "reputación"

A su alrededor, los actores escasean. La secretaria de Estado adjunta para Asia del Este, Susan Thornton, no ha sido aún confirmada por el Congreso porque Tillerson se tardó en imponerla ante los partidarios de la línea dura de la Casa Blanca. Queda entonces la pregunta: ¿La diplomática, favorable a las negociaciones, se entenderá con Mike Pompeo, considerado un "halcón"?

Al mismo tiempo, el representante especial para la política norcoreana Joseph Yun, uno de los pocos "canales de comunicación" entre Washington y Pyongyang, acaba de jubilarse y no ha sido remplazado.

Estados Unidos tampoco tiene embajador en Corea del Sur, aliado clave y artífice del giro diplomático con el Norte.

El académico y diplomático Victor Cha, desde hace tiempo considerado para el cargo, fue recientemente descartado luego de haber criticado la eventualidad, prevista según él por algunos en la Casa Blanca, de un ataque preventivo selectivo para persuadir a Kim Jong Un de renunciar al arma atómica.

"Actualmente en el Departamento de Estado son escasas las personas con la experiencia requerida para negociar con el Norte", estimó Roy.

"En Estados Unidos hay mucha gente capaz de participar en un proceso de negociaciones, pero no están en el gobierno. Eso depende de la manera en la cual se constituya el equipo" alrededor del presidente, agregó el especialista en Asia.

Trump, de su lado, no parece inquietarse demasiado por los problemas de recursos humanos de la diplomacia estadounidense. "Yo soy el único que importa", respondió hace meses a la cadena Fox sobre esas preocupaciones.

Pero a Stapleton Roy le preocupa que el presidente "aceptó participar en la reunión antes de fijar los objetivos" y que acudirá a la cita con Kim "con la reputación de no estar propiamente preparado sobre los temas" que debe manejar.

"Debe absolutamente mostrarle al mundo y a Estados Unidos que él se prepara seriamente para esta cumbre", dijo, apelando al mandatario a incorporar a sus opositores del Partido Demócrata en un esfuerzo "bipartidista".

Irán, un lío

EL DESPIDO  el martes de Rex Tillerson del Departamento de Estado estadounidense podría significar la sentencia de muerte del acuerdo nuclear con Irán, tensando aún más las ya difíciles relaciones entre Estados Unidos y sus aliados europeos, partidarios de salvar el histórico texto. 

Para justificar el cese, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recurrió a un desacuerdo con su secretario de Asuntos Exteriores. "El acuerdo con Irán pensé que era terrible, él pensó que estaba bien. Yo quería romperlo o hacer algo, él pensaba diferente".

"Trabajamos con nuestros aliados y socios para bloquear el camino de Irán hacia las armas atómicas y luchamos contra su apoyo al terrorismo", aseguró más tarde el mandatario. "Donde sea que vayamos en Oriente Medio, se nos habla de Irán, Irán, Irán".

Trump anunciará el 12 de mayo si, como ya ha insinuado repetidas veces, su país sale del acuerdo y restaura el régimen de sanciones contra la República islámica. 

Se podrían incluir restricciones en el programa balístico iraní y el fin de las restricciones temporales. Los representantes europeos prefieren estos "suplementos" al texto siempre que el alma del acuerdo permanezca intacta. Aún así, Teherán y Washington tendrían que aceptar las nuevas cláusulas. 

Barak David, periodista de Canal 10 de Israel, aseguró recientemente que el presidente Trump prometió al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, crítico feroz del acuerdo con Irán, que se negaría a aceptar un texto adicional.  El presidente estadounidense rechaza los "cambios cosméticos" y quiere una redacción nueva del texto, afirmó, citando fuentes del gobierno. 

La salida de Tillerson generó ya reacciones de grandes actores en este escenario. Por su parte, el gobierno de Irán aseguró que la destitución muestra que Donald Trump "quiere dejar el acuerdo nuclear" alcanzado con las grandes potencias, según el viceministro de Relaciones Exteriores iraní, Abas Araghchi.