Los efectos del 4M español | El Nuevo Siglo
El jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, quien se apersonó de la campaña por Madrid, enfrenta una ola de críticas por la debacle electoral.
Foto archivo AFP
Jueves, 6 de Mayo de 2021
Redacción internacional

A diferencia de muchas elecciones, donde se emite un voto castigo contra alguien o se ejerce ese derecho ciudadano a favor del ‘mal menor’, la regional de Madrid fue un claro espaldarazo ciudadano a la gestión de la líder conservadora Isabel Díaz Ayuso y a las políticas de su partido, el Popular, que han permitido el crecimiento económico, la consolidación de las libertades y el progreso en la capital española.

El anticipo de elecciones para el 4 de mayo, (4M) fue una arriesgada apuesta de Ayuso (como se le conoce popularmente) que llevó a todos los partidos a jugarse a fondo, e inclusive con cartas impensadas como la candidatura del otrora influyente izquierdista Pablo Iglesias y la intervención directa del jefe de gobierno, el socialista Pedro Sánchez.

La campaña para el 4M fue tan rápida (menos de dos meses) como intensa (guerra verbal diaria), porque no sólo estaba en juego el poder en la llamada “joya de la corona” sino por el peso político que ésta representa de cara a las legislativas que serán en dos años. Fue un termómetro de medio mandato para los partidos. Y como toda causa tiene su consecuencia, aquí están no una sino varias del contundente triunfo de los populares en Madrid que alcanzaron 65 escaños en el Parlamento (a solo cuatro de la mayoría absoluta) y de la continuidad de Ayuso al frente de la Comunidad.

1. Fin a la carrera de Iglesias. Con el populista lema de “Si se puede”, este exprofesor de ciencias políticas irrumpió en la política española cuando se creó la formación de izquierda radical Podemos. Capitalizando el descontento ciudadano expresado en el movimiento los indignados y las masivas protestas antiausteridad se presentó como la solución ciudadana. Su sueño inicial era revolucionar la izquierda y más recientemente crear un frente unido con los socialistas. La tradicional fragmentación del voto en el sistema parlamentario le llevó a ser el indispensable para que el Psoe, con Pedro Sánchez a la cabeza pudiera formar gobierno, pese a abismales distancias programáticas. Fue así como en enero del año pasado se erigió como uno de los vicepresidentes. Creyendo que tenía el único con el ‘poder’ suficiente para desbancar a los populares de Madrid, renunció para ser el candidato del hoy llamado Unidas-Podemos. Sin embargo obtuvo el peor desempeño electoral en la historia del novel partido: 7.2% de los votos (solo 10 escaños), superando al colero Ciudadanos que no logro representación en el Parlamento regional. Ante la derrota no le quedó otro camino que renunciar no solo a los cargos dentro del partido sino a la política.

2. Sánchez, a rendir cuentas. Los socialistas habían sido en 2019 la segunda formación más votada. Pero en el 4M no solo vieron reducir su apoyo sino que pasaron a un tercer lugar superados por Más Madrid, una escisión de Podemos que lleva tan solo dos años en el escenario político regional. La decisión de Pedro Sánchez de apersonarse de la campaña para enfilar todas sus baterías contra Ayuso, contradiciendo en muchas ocasiones a su candidato Àngel Gabilondo hizo que perdiera respaldo ciudadano. Logró 24 curules (seis menos) y su votación fue del 16.86%.


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Y aunque el resultado de la capital española no afecta la gobernabilidad de España, si ha generado un creciente movimiento -gestado desde el mismo gobierno- que exigen una reflexión seria y a fondo de lo ocurrido. ‘Sin querer queriendo’ todos saben que el batacazo de Madrid se debe a la campaña que desde La Moncloa diseñó Sánchez, dejando sin margen de acción al Psoe-M, es decir a la organización en la capital. Y, aunque algunos lo han querido presentar como un voto castigo contra el líder socialista por la gestión frente a la pandemia del covid-19, opuesta en casi todo a la que implementó Ayuso en su ciudad, lo cierto es que Sánchez acumula un elevado desgaste político y rechazo de un vasto sector ciudadano.

3.  Ciudadanos, ¿no futuro? Llegó a sus 15 primaveras y no tuvo nada que celebrar. Con el paso de los años, esta formación política que se presentó inicialmente como ‘liberal’, se fue moviendo según la conveniencia política. Así hizo coaliciones regionales tanto con socialistas con conservadores o la izquierda según las circunstancias. Ello, sin duda, llevó a que sus seguidores se desencantaran y se deslizaran hacia el centro. La anunciada caída electoral en Madrid parece ser la estocada final a este proyecto político, ya que en las tres anteriores citas regionales (Cataluña, País Vasco y Galicia) su apoyo fue muy bajo.  En el 4M lograron apenas el 3.5% de la votación, quedando por fuera del Parlamento. Ahora, sus militantes más críticos, agrupados en la iniciativa Renovadores Cs plantean un congreso extraordinario para "abrir el partido" y atraer a nuevos afiliados.

Ayer, a través de un comunicado, dicen al resto de militantes que comparten su "enorme decepción" por el hecho de que Cs haya pasado de tener 26 diputados en la Asamblea de Madrid a quedarse sin representación parlamentaria tras perder el apoyo de 500.000. Por ello, tras recordar que el reto es “refundar el partido pero manteniendo el proyecto liberal, social y de centro”, proponen "abrir el partido a todos, en lugar de cerrarlo para unos pocos que siguen tomando malas decisiones" y que lo arrastran por "una pendiente que lleva a la desaparición". Esa intención parece no tener mucho futuro, como si lo tendría que fuera absorbido por el Partido Popular.

4. Desafío conservador. “No frenar la ilusión que comenzó en Madrid, donde el tablero político fue claro”, como lo expresó la relegida presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es el reto inmediato del Partido Popular con miras a las regionales que faltan y legislativas nacionales. Y aunque de no darse, como es acostumbrado, una ruptura en la coalición gobernante serán en dos años, Pablo Casado y los directivos populares tienen que definir desde ahora tanto una estrategia como una táctica para recuperar La Moncloa. El contundente triunfo de Ayuso ha sido exaltado como fruto de un buen gobierno con directa conexión con los ciudadanos. El mensaje de responsabilidad, libertad, empleo, familia, pluralidad, convivencia y un gobierno austero pero eficaz que ha expresado Ayuso desde que asumió el gobierno, en 2019, lo ha materializado con hechos y debe ser, como ella misma lo sugirió, la bandera popular para que la campaña conservadora siga por toda España.


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5. PP, en marcha. Una vez surtido el 4M y remozado con el contundente mandato a los conservadores en Madrid, el líder el PP, Pablo Casado, solicitó la celebración del Debate sobre el estado de la Nación para que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, "rinda cuentas a la soberanía nacional" sobre la pandemia, las cifras de paro, el "uso inmoral" de las instituciones o el reparto de los fondos europeos. "España es mucho más que Sánchez, es mucho mejor que Sánchez y ya se han dado cuenta. A pesar de su propaganda y mentiras, la sociedad ya no sigue engañada. El cambio es posible y también es urgente", dijo ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP que se reunió para analizar los resultados en Madrid. Sin mencionarlo (a Podemos), recordó que la agenda “no la pueden marcar los peores…El país está harto de un Gobierno pendiente de la última ocurrencia, improvisación o chantaje de los que se creen mejores y nunca aportan nada a la sociedad".  Y de allí continuó esgrimiendo la inacción del Ejecutivo frente a temas que no dan más espera como el Plan de recuperación económica.

Casado es consciente que la victoria de Madrid es por la gestión de Ayuso, pero también de que es una clara manifestación al modelo conservador de gobierno. Sabe que se abrió un nuevo ciclo en la política española, en el que el PP recuperó protagonismo y que puede ser el comienzo del fin del ‘sanchismo’.