UNA contundente ‘terapia de electroschock’ aplica desde hace 18 días el presidente derechista, Javier Milei, ante una economía en ‘estado terminal’ heredada del peronismo y que golpea, sin miramiento alguno, a todos los argentinos
Desde antes de llegar a la Casa Rosada, este 10 de diciembre, el autodenominado libertario adoptó medidas en pro de sus tres inmediatos objetivos gubernamentales: ajuste del gasto, reducción del Estado y la apertura comercial del país.
Ello le ha implicado adoptar duras pero inevitables medidas que, como se sabía, fueron rechazada por la oposición política que impulsando a los sindicatos han realizado tres protestas callejeras, en contravía del mayoritario sentir de los argentinos.
Lo primero que hizo fue eliminar más de la mitad de los ministerios (de 19 a 9), una drástica disminución de las secretarias adscritas a la Presidencia (dejó 54 de 109), suspender la publicidad institucional (un año), devaluar en más del 50% del tipo de cambio oficial (pasó de 400 a 800 pesos por dólar), reducir al mínimo las transferencias discrecionales del Estado a las provincias, no licitar más obra pública, así como cancelar las licitaciones que aunque aprobadas no han iniciado, reducir los subsidios a la energía y el transporte (especialmente en el área metropolitana de Buenos Aires) y la no renovación de los contratos laborales del Estado de menos de un año de vigencia.
Este paquete inicial, anunciado a las pocas horas de posesionarse, lo complementaron: cambio en el sistema de permisos de importaciones que no requerirá aprobación de licencias, la continuidad de la ayuda social Potenciar Trabajo y un aumento del 50% tanto en la asistencia a las familias a través de la Asignación Universal por Hijo, así en la tarjeta alimentaria.
En el preocupante escenario de una hiperinflación y sin espacio para el ‘gradualismo’, Milei y su ministro de Economía, el experto Luis Caputo, presentaron al país el Decreto de Necesidad de Urgencia, DNU, (366 artículos) mediante el cual elimina numerosas leyes y normas para desregular la economía y permitir la privatización de empresas públicas.
Este ambicioso proyecto, cuyo eje central es la austeridad, necesita el aval del Congreso -que comenzó a debatirlo esta semana- donde la alianza gubernamental no es mayoría, por lo que se teme un portazo, ante lo cual el presidente anticipó que convocaría a una consulta popular.
"Si me rechazan el DNU, llamaría a un plebiscito o consulta popular", dijo Milei en entrevista a La Nación+ en la que instó a los congresistas a explicar por qué se "oponen a algo que beneficia a la gente".
Consideró el mandatario argentino que quienes se oponen "no tienen conciencia de la gravedad de la situación" y agregó que quienes se manifiestan en contra de sus medidas "no pueden aceptar que perdieron" y que la "población eligió otra cosa".
"Esto apunta contra los corruptos que agarran algún negocio negociando alguna ley", dijo el mandatario, al tiempo que sostuvo que los legisladores contrarios "no pueden morder" más sobornos.
Recordó a sus contradictores políticos que "los argentinos de bien están dispuestos a hacer el esfuerzo" que supongan sus medidas económicas, a pesar de que en el corto plazo ello supone no aumentar el salario de los empleados públicos ni beneficios para los autónomos.
“La Libertad Avanza y yo hemos sido consistentes con lo prometido” enfatizó Milei tras insistir en que la nueva era Argentina requiere de "un shock de libertad y anticasta" en la economía porque "la situación es realmente complicada…No hay plata, pero podremos salir adelante".
La historia argentina no registra un cambio tan drástico y amplio como el que ha emprendido Milei y si bien sus detractores políticos lo asocian a la ‘motosierra’ que utilizó en campaña, es la única salida que tiene este país rico en recursos naturales y gran exportador de alimentos, sumido desde meses atrás en una crisis de inflación mayor al 160% interanual y una insatisfacción social generalizada entre sus 46 millones de habitantes, quienes mayoritariamente respaldaron el plan del candidato derechista en las urnas.
Cambios en la cotidianidad
La eliminación de normas que plantea el Decreto de Necesidad y Urgencia representará una modificación en varias actividades comunes y cotidianas de los ciudadanos.
Por ejemplo, éste deroga la ley de alquileres, con lo que queda liberada por completo la relación entre propietario e inquilino, sin plazos, sin límites en los aumentos e incluso permite pagos en cualquier moneda, lo que Milei reconoció como una "pre-dolarización" de la economía.
También se elimina la ley de abastecimiento que intentaba impedir la especulación de los grandes proveedores de alimentos, justo cuando los precios de artículos de primera necesidad están fuera de control.
Se derogan normas de protección a los trabajadores: aumentan de tres a ocho meses los períodos de prueba. Se modifican a favor de las empresas los regímenes de indemnizaciones por despido sin causa y quedarán suprimidos los convenios laborales en vigor desde 1975 para discutir nuevas disposiciones.
El Decreto también irrumpe en el negocio del fútbol con la creación de Sociedades Anónimas Deportivas, pese a que la reciente asamblea de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) reafirmó el régimen de sociedades civiles sin fines de lucro, con el voto de más de un millar de entidades y sólo una disidencia.
Queda prohibido limitar exportaciones de cualquier índole y se liberan los servicios de internet digital.
Con medidas como éstas, el economista presidente empieza a cumplir sus promesas de campaña, despejando el camino para abrir la economía por completo a las importaciones y realizar un severo ajuste fiscal en el sector público nacional que, como han destacado tanto el mandatario como analistas políticos, por primera vez “recaerá totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado”.
"El objetivo es comenzar el camino de reconstrucción del país, devolver la libertad y autonomía a los individuos y empezar a desarmar la enorme cantidad de regulaciones que han detenido, entorpecido e impedido el crecimiento económico", explicó Milei al presentar el Decreto.
Ante las protestas rebatió: "Puede ser que haya gente que sufre síndrome de Estocolmo. Están enamorados del modelo que los empobrece". Sin embargo, aclaró que no están respaldadas por la mayoría ciudadana y que como lo expresó su ministra de Defensa, Patricia Bullrich, los costos tanto de la movilización de las fuerzas de seguridad como los daños que se registren en las mismas se facturarán a las organizaciones convocantes.
¿Lo rechazará el Congreso?
Amén de las críticas explicadas por los peronistas en el sentido de que el Decreto de Milei es un ‘exabrupto’ y que no puede modificar las leyes por decreto, el Congreso comenzó esta semana a debatirlo, aunque se da por descontado que lo hunda ya que Libertad Avanza cuenta apenas con 40 de las 257 bancas de la Cámara de Diputados y siete de los 72 asientos del Senado. El opositor peronismo conserva la primera minoría en ambas cámaras, pero la dispersión predomina con la creación de nuevos bloques.
Para invalidar el Decreto es requisito que lo rechacen tanto la Cámara como el Senado. Si una de las dos cámaras lo aprueba, o incluso si no se trata, mantiene su validez, que entraría en vigor este viernes.
La otra forma de anularlo es por la vía judicial. Este mecanismo permite presentar recursos sobre cada una de las regulaciones. En tal sentido, el Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal No.2, a cargo de Esteban Furnari, admitió el pasado viernes un recurso de amparo que pide la declaración de inconstitucionalidad del DNU presentado por la Central de Trabajadores de la Argentina-Autónoma, el partido Unidad Popular y la Asociación Trabajadores del Estado.
El alegato considera que la norma implica una "desviación de poder y un abuso de derecho público, por violar el principio republicano, la división de poderes, la democracia, el principio de reserva de ley y los derechos colectivos de la ciudadanía argentina a la participación en la dirección de los asuntos públicos directamente o a través de sus representantes" y, por ello, los demandantes solicitan una medida cautelar que suspenda los efectos de la norma.
‘Austeridad, austeridad, austeridad’ es el lema del derechista presidente que se emplea a fondo y con un ajuste ordenado, para virar la barcaza económica nacional y llevarla a buen puerto. Una travesía que inició con alta marea política y sindical pero también fuertes vientos de esperanza ciudadana. Prevén que la tormenta inflacionaria, si se establecen las medidas de urgencia, comenzará a amainar en pocos meses. Por ahora, Milei acelera la locomotora de un ajuste que incluso iría a referendo.