Ministros de Defensa y Exteriores dejan gobierno de Brasil | El Nuevo Siglo
ERNESTO ARAUJO y Fernando Azevedo e Silva y Ernesto Araújo, los dos ministros que renunciaron al gabinete de Bolsonaro.
Foto archivo AFP
Lunes, 29 de Marzo de 2021
Redacción internacional con AFP y Europa Press

UNA sorpresiva y otra presionada. Así fueron las renuncias de dos ministros del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y que se dieron con diferencia de dos horas.

El ministro de Defensa de Brasil, el general de reserva Fernando Azevedo e Silva, anunció sorpresivamente su salida del gobierno, horas después de que el canciller, Ernesto Araújo, comunicara al presidente Jair Bolsonaro su decisión de renunciar.

Sumada a la del general Eduardo Pazuello al frente del Ministerio de Salud hace dos semanas, se trata de la tercera baja de un miembro clave del gobierno en la fase más aguda de la pandemia de coronavirus.

"Agradezco al Presidente de la República, a quien dediqué mi total lealtad a lo largo de estos más de dos años, por la oportunidad de haber servido al país como ministro de Estado de la Defensa", escribió Azevedo e Silva en una nota divulgada a la prensa.

"Parto con la certeza de la misión cumplida", agregó el militar, de 67 años, sin precisar si se trataba de una renuncia o de una destitución decidida por el mandatario de ultraderecha.

Azevedo e Silva formaba parte del gabinete desde la llegada de Bolsonaro al poder, en enero de 2019, y era uno de los ocho ministros (de un total de 22) con rango militar. 

Horas antes, Ernesto Araújo presentó su renuncia como canciller ante una ola de críticas del Congreso que atribuyen a sus altercados con China la dificultad del país para comprar vacunas e insumos anticovid.

Araújo "tomó la decisión y presentó la renuncia", dijo una fuente gubernamental que pidió el anonimato.

La renuncia de Araújo se produce dos semanas después de la del ministro de Salud, en medio de un vertiginoso recrudecimiento de la pandemia que ya dejó más de 312.000 muertos, un balance superado solo por Estados Unidos.

Araújo, de 53 años, es uno de los principales representantes del 'ala ideológica' del gobierno, en cruzada contra el "marxismo cultural" y el "globalismo" encarnado por "la ideología del cambio climático", "la ideología de género" y, desde 2020, "el covidismo", según sus propias definiciones.

Los "globalistas", afirmó en octubre pasado, "toman una enfermedad causada por un virus y tratan de transformarla en un gigantesco aparato prescriptivo, destinado a reformatear y controlar todas las relaciones sociales y económicas del planeta".

Desde el inicio de su gestión en enero de 2019, Araújo optó por una alineación automática con la diplomacia de Donald Trump, hasta el punto de que Brasil fue el último país del G20 en reconocer la victoria electoral de Joe Biden en las elecciones estadounidenses.

Ese alineamiento se vio principalmente en sus polémicas con China (principal socio comercial de Brasil), lo cual lo malquistó con el lobby del agronegocio brasileño.

Poco antes de asumir el cargo, definió su misión como la de "resistir a la China maoísta, que dominará el mundo".

El año pasado, salió en defensa del diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del mandatario, criticado por el embajador chino en Brasilia por haber afirmado que Brasil buscará "una alianza global para un 5G seguro, sin espionaje de China".

Sus críticos reprochan a esas actitudes gran parte de los retrasos en obtener insumos para vacunas contra el covid-19.

Según fuentes diplomáticas, también India, otro gran productor de vacunas y miembro del grupo BRICS de países emergentes, se sintió molesta por la negativa de Brasil en adherir a los planteos de Nueva Delhi para quebrar las patentes de los grandes laboratorios que fabrican vacunas contra el nuevo coronavirus.

La vacunación en Brasil, que se inició en enero, sufrió varias interrupciones. Hasta ahora, solo 13,6 millones de personas fueron vacunadas con la primera dosis y 4 millones con la segunda, en este país de 212 millones de habitantes.

Araújo también se alineó con Trump en las tentativas para sacar del poder al presidente venezolano, Nicolás Maduro. Esa postura molestó en gran parte de Itamaraty (cancillería), por su ruptura con el papel tradicional de la diplomacia brasileña como mediadora en los conflictos de la región