CUANDO la regional china de la Organización Mundial de la Salud notificó el 31 de diciembre de 2019 sobre siete casos de una “neumonía atípica”, nada hacía presagiar que fuera un poderoso virus que forzara inicialmente al mundo a encerrarse y que luego de meses de combate, cuando se creía mitigado su impacto, volviera a tenerlo en vilo por la mutación más contagiosa: ómicron.
Con el misterio sobre su origen, paciente cero y vector de transmisión al humano -que permanece-, el mundo comenzó a dar palos de ciego contra un enemigo tan microscópico como virulento. En carrera contrarreloj, la comunidad científica y médica develaron su genoma, síntomas, formas de contagio, órganos más afectados y factores de letalidad.
Corridos solo 14 días de ese nuevo año (2020), la OMS hace referencia sobre "transmisión entre humanos limitada", una observación basada a partir de 41 casos confirmados en la originaria Wuhan (China), lo que confirma a la semana siguiente tras una visita de expertos a la zona y cuando ya el virus irrumpía en Europa. A final de enero, declara la situación como "emergencia de salud pública de importancia internacional", y el 11 de febrero le pone nombre a la enfermedad: covid-19.
En el interregno se registra el primer fallecido por el nuevo coronavirus, un hombre de 61 años que frecuentaba el ahora inexistente mercado de Wuhan, famoso por la venta de mariscos, otras especies marinas y animales salvajes, de regular consumo humano.
Covid a 31 de diciembre de 2020
Continente Contagios Fallecidos
Europa 26.300.009 569.862
América 35.782.173 862.943
Asia 13.862.834 218.751
África 2.730.865 64.805
Covid a 29 de diciembre de 2021
Continente Contagios Fallecidos
Europa 85.785.580 1.519.809
América 102.590182 2.407.091
Asia 84.430.560 1.256.620
África 9.548.967 227.129
Sin cumplirse, afortunadamente, las catastróficas proyecciones iniciales, el mundo registraba con corte a este miércoles al mediodía y en la antesala de cumplir los dos años de la aparición del virulento patógeno, un acumulado de 284 millones de contagios (con un alto índice de recuperación), 5.418.524 fallecidos, y gracias al hito científico del desarrollo de las vacunas, más de 9 mil millones de biológicos administrados -bien con una, dos o la dosis de refuerzo- a un poco más de la población global (4 mil millones de personas).
Estos son los hechos más relevantes de lo ocurrido con el covid-19, declarado pandemia el 11 de marzo de 2019, cuando ya había causado 4 mil muertos (mayoritariamente en China), hacía presencia en todo el mundo y la OMS creía que podía ser “rápidamente controlada”, hasta hoy:
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Certezas
En medio del misterio tanto sobre el origen como transmisión del coronavirus, avivado por el secretismo de China, sus constantes trabas a los investigadores, así como su negativa a entregar datos clínicos sobre los contagios de Wuhan y los cuestionamientos a la OMS por presuntas presiones iniciales del gigante asiático para informar rápidamente al mundo, se han logrado descifrar varios aspectos importantes del patógeno y su comportamiento.
En primer lugar, al secuenciar el genoma y hacer un seguimiento a los casos globales, especialmente en Europa por donde comenzó la primera de las cinco vueltas que el virus ha dado al mundo, se descubrió que se transmitía mediante la saliva expulsada por un enfermo, el contacto con las manos y por las gotitas que quedan en suspensión en el aire una vez se tose o estornuda. Con ese dato se adoptaron las primeras medidas sanitarias: lavado de manos, distanciamiento social (encierro inicial) y uso obligatorio del tapabocas o mascarilla. En marzo de ese año, se había considerado inútil esta última, pero al poco tiempo se comprobó su efectividad para evitar los contagios e inclusive quedó en evidencia que meses después, cuando se reabrió el mundo y en la llamada ‘nueva normalidad’ se levantó esa prohibición, se registraron nuevos picos de infecciones.
En segundo lugar, se pudo establecer que la gravedad del covid-19, que es la enfermedad causada por el coronavirus, tenía una clara relación con la edad de los infectados. Se determinó que era mucho más peligrosa y letal para las personas mayores de 65, dadas las comorbilidades que padecían, siendo las más frecuentes hipertensión, diabetes y cardiopatías. En contraste, los niños parecían no ser contagiosos, bien porque no se infectaban o registraban síntomas leves. Sin embargo, ahora con ómicron, las mayores hospitalizaciones como en Nueva York son de infantes.
Un tercer hecho, y el más importante, fue el desarrollo en tiempo récord de las vacunas, cuya efectividad inicial se cifró entre el 75% y el 95%, que se ha comprobado baja frente a ómicron pero que evita que desarrolle enfermedades graves. La inmunización global la iniciaron Estados Unidos e Israel el 31 de diciembre de 2020, una vez OMS autorizó el uso de emergencia a la de Pfizer/BioNTech. El 15 de febrero, hizo lo propio con AstraZeneca, semanas después con Johnson & Johnson. Priorizando al personal sanitario y las personas de alto riesgo arrancó la inmunización global que, con el paso de los meses dejó en evidencia la desigualdad en el acceso a los biológicos lo que aunado a la aplicación de la dosis de refuerzo ante la amenaza de ómicron aleja la posibilidad de una inmunidad de rebaño en el corto plazo.
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Lo que se ignora
Los estudios de la misión científica de la OMS no fueron concluyentes sobre el origen de la pandemia y consideran que lo más probable es que el covid-19 haya pasado del reino animal al ser humano. Sin embargo, no lograron identificar cómo ocurrió ese salto ni la especie responsable. Las pistas iniciales y las más fuertes apuntaron a los murciélagos y pangolines, especialmente por ser los causantes de patógenos similares. Pero, también hay fuertes indicios que fueron reservorios naturales y hubo otros animales que actuaron como “huésped intermediario”, a saber, el pangolín, el tejón turón y hasta la civeta.
Tampoco se sabe si fue una creación humana que por error escapó del laboratorio de alta de seguridad de Wuhan, como en su momento lo denunció el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que el comité de expertos calificó como “poco probable” pero que se avivó ante el secretismo chino y la persecución al médico que descubrió el virus. De igual forma no se ha podido establecer si el mercado de Wuhan fue el foco del virus, ya que las autoridades de ese país indicaron que en dicho lugar el patógeno se amplificó, pero no fue la fuente.
Otro aspecto que se desconoce es la posible incidencia que grupos étnicos, zonas geográficas y condiciones ecosistémicas hayan tenido sobre las mutaciones del covid-19. Todos los virus con el paso del tiempo registran cambios en su genoma y desarrollan linajes generando nuevas variantes que, acorde a sus características son clasificadas por la OMS como de interés (VOI) y de preocupación (VOC). Actualmente esa rectora sanitaria mundial hace seguimiento a dos de las primeras (Lambda, descubierta en Perú en diciembre de 2020 y la colombiana Mu, detectada en enero de este año) y a cinco de las segundas (Alpha, Beta, Gamma, Delta y Ómicron).
Otra gran incógnita de la pandemia es el llamado síndrome poscovid o covid largo, que son las secuelas que el coronavirus deja, que van desde la sensación de cansancio permanente hasta la dificultad para identificar olores y sabores.
Panorama global
Las matemáticas del covid-19 durante estos dos años muestran no solo su afectación sino su rápido crecimiento. Baste este dato: el 27 de enero de este año, el mundo superó el acumulado de 100 millones de contagio y siete meses después sobrepasó los 200 millones. Ahora, a pasos agigantados, por ómicron, se acerca a los 300 millones.
Desde la aparición en Sudáfrica de esta nueva variante, que se propaga a una velocidad inédita, el mundo ha visto repuntar los casos diarios, al punto que este lunes marcó récord al registrar casi 1.450.000 en solo 24 horas. En los últimos siete días (excluyendo este miércoles) se han registrado más de 5 millones de contagios y más de 44.000 muertos.
El mayor incremento de casos se ha registrado en América (+39 %) y África (+7%), mientras que, en Europa, el Mediterráneo oriental y el Pacífico Occidental se han mantenido estables. África, es donde más han subido las muertes por el coronavirus (+72%), mientras que Europa ha registrado un descenso del 12%.
Los países que están detectando el mayor número absoluto de casos son Estados Unidos (1,2 millones, un 34 % más que la semana anterior), Reino Unido (más de 600.000, un 20 % más), Francia, Italia y Alemania. Y, en Latinoamérica, los países con mayor cantidad de casos nuevos son Brasil, Colombia y Argentina.
En el continente asiático, el de mayor afectación es India, mientras que China, que dijo haber contenido durante meses el avance de la pandemia enfrenta un rebrote en la zona norte, lo que lo llevó a confinar dos grandes provincias Xi’an y su vecina Ya’an, que concentran 20 millones de personas.
En Oceanía, donde se la constante han sido severas restricciones, Australia es la que registra el mayor número de contagios (270 mil) y acumula 2.200 fallecidos.
Ante el fuerte rebrote del virus, el mundo volvió a las medidas que adoptó al principio de la pandemia como limitación de viajes, test a personas provenientes de zonas de riesgo, uso obligatorio del tapabocas, cancelación de eventos masivos para el fin de año e inclusive cierre de playas.
Ante este preocupante panorama, la OMS advirtió ayer sobre un “tsunami de casos de las variantes ómicron y delta del covid-19 que llevaría a los sistemas sanitarios al borde del colapso”.