Poselectoral alemana: 8 hechos contundentes | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Lunes, 27 de Septiembre de 2021
Redacción internacional

UNA definición política que se vislumbra tan larga como incierta es lo que enfrenta Alemania tras el resultado electoral del domingo. Conservadores y socialdemócratas volvieron a ser los más votados, pero al no conseguir la mayoría en el Bundestang, deberán -como ha sido tradicional- buscar una coalición que les permita formar gobierno y, por ende, designar al sucesor de Ángela Merkel.

Son varios los escenarios posibles ante dicha fragmentación parlamentaria y dependerá no sólo de la capacidad negociadora de los líderes de los partidos sino de qué tanto están dispuestos a ‘ceder’ para cimentar una alianza gobernante fuerte que permita mantener la estabilidad que la saliente líder conservadora dio a Alemania en los últimos 16 años.

Mientras se resuelve esta incógnita, vale mirar los hechos políticos puntuales y claros que dejaron el claro mandato ciudadano en las urnas:

1.  Sin ganador contundente. Las encuestas sobre intención de voto daban a los socialdemócratas (SPD) del actual Minfinanzas y vicecanciller, Olaf Scholz, una ventaja de 5% sobre los conservadores (Coalición CDU-CSU) liderados por Armin Laschet. Con resultados preliminares, según aclaró la Comisión Electoral, a falta del escrutinio de los votos por correo y unas pocas regiones, los primeros tenían 25.7% de la votación general contra 24.1% de los segundos. De allí que ambos candidatos a la Cancillería tengan opción de formar gobierno. Vale recordar que desde hace cinco años gobierna la alianza del CDU-CSU precisamente con los socialdemócratas y aunque por el momento ninguno ha planteado la posibilidad de reeditar la misma no es descartable. De darse sería un ‘enroque’ a la actual, es decir, con los socialdemócratas a la cabeza (por lograr una leve ventaja) y apoyados por los conservadores.

2.  Sin mandato ‘claro’. Bajo esa mínima diferencia en la votación general es evidente, como lo expresó Laschet, que ninguno de los dos grandes partidos logró un mandato “claro” en las urnas para conformar el nuevo gobierno. Así, desde ayer tanto él como su rival Scholz empezaron las consultas con sus directivas partidarias para determinar las alianzas programáticas más convenientes y viables. Conscientes, tal cual manifestó el líder conservador que “la única persona que puede convertirse en canciller es aquella que logre alinear las partes”, el SPD y el bloque que aglutina la Unión Cristiano Demócrata y la Unión Social Cristiana empezaron sus contactos con los otros movimientos con significativa representación parlamentaria. El candidato Scholz insiste en que los conservadores “deben pasar a la oposición” por ocupar el segundo lugar, argumento que no tiene asidero por la ínfima diferencia.

3. Verdes se desinflaron.  Hace tres meses, las encuestas evidenciaron un inusitado favoritismo por los Verdes, que llegaron a marcar 22%. Sin embargo, tras la designación de su candidata Annalena Baerbock, comenzaron una cuesta abajo que concluyó con el 14.8% de los votos el domingo, lo que ella atribuyó a “errores” de la campaña, “mis propios errores”. Sin embargo, sostuvo que este partido “tiene un deber de cara al futuro” y por ello se reservan la posibilidad de aliarse tanto con la centro izquierda (SPD) como con la derecha (CDU-CSU). Sus 114 escaños son claves, más no suficientes, para la formación de gobierno. Anticiparon que por encima de todo buscarán promover su programa para luchar contra el cambio climático.



4. Izquierda, en su mínima expresión. Sufrida resultó la jornada electoral para la izquierda (Die Linke) ya que no alcanzó el umbral del 5% y logró entrar al Parlamento gracias a los escaños elegidos de forma directa. Como se sabe, el sistema de votación alemán es doble, es decir se vota por el partido y por las listas al Bundestang. Esta debacle en el apoyo ciudadano enterró la ilusión de sus dirigentes que esperaban a ser claves en una futura coalición gobernante. Una de las líderes de Die Linke, Janine Wissler, ha reconocido sin ambages la derrota, confiada en que el partido puede utilizar los próximos cuatro años para "reconstruirse" y atajar sus "problemas estructurales". Con el 4.7% de los votos y sus cuarenta curules no tendrá peso alguno en la negociación política en ciernes.

5. Ultraderecha, sin peso nacional. La formación Alternativa para Alemania (AfD) solo tuvo figuración en las regiones de Sajonia y Turingia, dos estados que le aportaron casi una cuarta parte de los votos a nivel nacional. Logró el 10.3% de los apoyos, dos puntos porcentuales menos que en las elecciones de 2017. En zonas como Hamburgo, Baviera o Renania del Norte-Westfalia, sus porcentajes de voto cayeron por debajo de las dos cifras, mientras que en 21 circunscripciones ni siquiera alcanzó el 5&.  La ciudad de Münster, en Renania del Norte-Westfalia, y una circunscripción de la ciudad de Colonia comparten el índice más bajo de voto: un 2,9 por ciento. "Si queremos progresar, tenemos que tener el mismo éxito en el Oeste que en el Este", reflexionó su copresidente Joerg Meuthen.

6. Liberales tienen la llave. Los liberales volvieron al primer plano y se perfilan como un componente ineludible en la coalición pos-Merkel. Pero ¿hasta dónde está dispuesta a llegar esa formación, afín a la derecha, para gobernar con los ecologistas, sus "rivales favoritos", que también se necesitarían? Con el 11,5% de los sufragios, el partido (FDP) tiene claro que obtuvo mucho más que un cuarto puesto. Será, sin duda, junto a los Verdes, el "forjador de cancilleres" en las largas negociaciones previstas. Ambas formaciones menores pueden decidir aliarse tanto con los socialdemócratas como con los conservadores. El escollo está en quién será el tercero en la alianza, por sus claras diferencias programáticas. Pero tienen claro que quieren gobernar, lo que no se sabe es “a qué precio”. Muchos analistas sostienen que la brecha entre el partido preferido del sector empresarial y los medioambientalistas es un escollo difícil de salvar.



7. - 'Jamaica' o 'semáforo'. Con base en lo anterior, es decir para un nuevo gobierno, encabezado por cualquiera de los dos partidos más votados, la llave la tienen liberales y verdes. Es por ello que se han planteado las coaliciones bautizadas como “Jamaica” y “semáforo” aludiendo al color asociado a los partidos que la conformarían. La primera de ellas hace alusión a la alianza entre conservadores, liberales y ecologistas se conoce como la coalición Jamaica (negro, amarillo y verde). Esa fue la opción más factible tras los comicios de 2017, pero el FDP terminó renunciando en el último momento y finalmente los socialdemócratas y la CDU --junto a la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera- reeditaron la gran coalición, cinco meses después de las elecciones. A nivel federal no hay experiencias de este tipo de coalición que si opera en varios estados. El ‘semáforo’ sería la alianza con los socialdemócratas con los Verdes -a los que ha lanzado varios guiños- y forzosamente con los liberales, muy lejanos programáticamente. Y aquí vale resaltar que, si ninguna de las dos se da para evitar nuevas elecciones, podría repetirse la ‘gran coalición’, actualmente gobernante.

8. Negociación difícil y larga. En Alemania no son los votantes los que eligen directamente al jefe de gobierno, sino los diputados, una vez formada la mayoría. Pero esta vez la mayoría es especialmente complicada de formar, ya que debe reunir a tres partidos -la primera vez que esto ocurre desde los años 1950- debido a la fragmentación del voto. Para un país acostumbrado a la estabilidad política tras 16 años bajo el liderazgo firme de Merkel, los próximos meses se perfilan como un período tormentoso y tanto Laschet como Scholz no cederán fácilmente en sus intenciones de alcanzar la cancillería. Para tener una idea de cuán demorado puede ser la definición del gobierno, aunque ambos líderes coincidieron en que la querían para antes de navidad, baste recordar que hace cuatro años los conservadores con un contundente triunfo (32.9%) demoraron cinco meses para lograr la coalición que confirmó la continuidad de Merkel en el poder.