Presidencial en México: López es líder solitario | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Jueves, 31 de Mayo de 2018
Redacción internacional
El candidato de Morena tiene 52% de intención de voto y cada día sube más. Mientras, los partidos tradicionales sufren un duro golpe, ante el reacomodamiento del escenario político

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LA POLÍTICA, a pasos de gigante, está cambiando en México, como lo muestran estas elecciones presidenciales. Andrés Manuel López Obrador  (AMLO), favorito en los sondeos, lidera este fenómeno, que tiene mucho de fondo y poco de ancho.

Una reacción contra las bases que construyeron el México de ahora, de antes, de hace un siglo, se está presentando. Es un rechazo al Partido Revolucionario Independiente (PRI), que ha gobernado el país durante casi cien años, salvo en dos oportunidades cuando la derecha ganó en 2002 y 2006, comandada por Vincente Fox y  Felipe Calderón.

Aparentemente, el PRI esta vez no tiene margen de juego, a diferencia de aquella oportunidad cuando Ernesto Zedillo, derrotado en las urnas, llamó a Fox a negociar porque tenía mayorías en el Congreso. Según los sondeos, el partido más tradicional de México no alcanzaría más del 17% de los escaños en el legislativo.

Es difícil, por el devenir histórico, político y económico, pensar a México sin el PRI. Una situación similar a lo que pasa en Argentina. Allá la regla es que se gobierna con Perón a la derecha o a la izquierda, pero con él; si no, hay una alta posibilidad de salir antes de tiempo: Alfonsín, de la Rúa.

No ha sido así en México. La derecha, enmarcada en el Partido de Acción Nacional (PAN), ha gobernado dos veces con dos presidentes que han terminado su mandato. Tal vez los acercamientos con el PRI han permitido que se logre esto.

Pero esta vez no hay PRI, no hay PAN. Tampoco el Partido Revolucionario Democrático (PRD), la izquierda alternativa, tiene posibilidades. A un mes de las elecciones presidenciales, Morena  (Movimiento de Regeneración Nacional) tiene la preferencia de más de la mitad de los mexicanos, que se inclinan por López Obrador.

Morena, encausado

López Obrador es un fenómeno poco antes visto en México. Por cuarta vez, compite por la Presidencia, abanderando la coalición “Juntos Haremos Historia”, un movimiento que reúne a algunos sectores del PRI, grupos políticos alternativos y, ante todo, el voto de opinión indignado, que va en aumento.

La gestión de Enrique Peña-Nieto, actual mandatario, ha alineado a casi todos los indignados con su movimiento. Con un índice de desaprobación del 77% -porcentaje que no se veía desde Salinas de Gortari-, el Presidente ha sido culpado por su mala gestión frente de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, las protestas conocidas como  “el gasolinazo” y la fuga del Chapo.

Estos tres hechos coinciden con dos temas: la corrupción y la impunidad. En la mayoría de índices que miden este fenómeno, el país siempre aparece casi de primero, por detrás de Venezuela y Haití. Al mismo tiempo, la guerra contra los grandes carteles ha estado marcada por pocos resultados y una alta tasa de impunidad. Un coctel, como se ha mostrado, hecho a su imagen y semejanza.

Aparte de los problemas estructurales, México vive, como otros países de la región, una reconfiguración de la política marcada por las dinámicas contemporáneas. Un rasgo típico de “las campañas electorales modernas” que “son explosiones continuas de furia, humor y troles en las redes sociales”, explica Antonio Navalón, el analista de El País en México.

López Obrador, a diferencia de otras campañas, se ha conectado con la gente, independientemente de su ideología. Antes, solía hablar como un candidato de la izquierda y para la izquierda. Ahora es el candidato de los indignados.

Aprovechando al presidente vecino, Donald Trump, López ha encarnado la furia de, como el mismo lo llama, “ser el patio trasero de EU”.  Propone, entonces, un pacto para enfrentar el reto que significa el proteccionismo  norteamericano apelando a una fórmula económica que no es tan distinta.

Se llama, según El Universal, de México, “el desarrollismo estabilizador”, una doctrina económica aplicada en el país durante los años cincuenta que buscó la creación de numerosas instituciones públicas para incentivar el gasto público. Fue, después de un tiempo, conocido como “el milagro mexicano”, tras lograr un crecimiento sostenido del 6%.

En diálogo con ese periódico, algunos analistas han dicho que ese modelo hoy en día se puede implementar a nivel regional y local, pero es casi imposible de lograrlo en la escala nacional.

Los gremios y las grandes empresas en México han criticado la fórmula económica de López Obrador. Calificándola de populista, Germán Larrea, uno de los principales líderes gremiales, anunció ayer que con preocupación “hemos escuchado propuestas de estatización de empresas, la derogación de las reformas”. “Se desincentivarían inversiones afectando gravemente los empleos”, concluyó.

Encuestas con AMLO

Ocho de cada diez electores prefieren un cambio del partido de Gobierno, dice el último sondeo publicado por el diario Reforma, ayer, que mostró una tendencia continua y, para muchos, irreversible.

Según éste, el 52% de los mexicanos votaría por López Obrador, mientras que el 26% lo haría por Ricardo Anaya, el candidato de la coalición “Por México al frente”, la cual reúne al PAN y PRD –la derecha con la izquierda, llamativo- , y, detrás de estos, aparece el oficialista del PRI, José Antonio Meade, con 19% de intención.

Un centro de pensamiento, Oraculus, que reúne todos los sondeos, explica que el único candidato que se ha mantenido al alza en las encuestas es López. En la última encuesta, Meade subió dos puntos porcentuales, pero en los meses pasados la tendencia fue contraria.

Más de 30 millones de mexicanos se esperan en las urnas el 1 de julio, en unas elecciones atípicas, que pueden sepultar al partido más tradicional de México y abrir espacio a un movimiento político con claros rasgos populistas.