UN terremoto político en Rumania y una alerta temprana sobre una posible fisura en la unidad europea, así como en la OTAN, es el resultado de la primera vuelta presidencial en este país del Viejo Continente, donde contra todo pronóstico el vencedor fue el candidato de extrema derecha y prorruso, Calin Georgescu, que se enfrentará en balotaje a Elena Lasconi, alcaldesa de centroderecha de un pequeño poblado.
La sorpresa fue mayor por dos hechos puntuales: en las encuestas registraba con porcentaje bajo Georgescu y se daba por descontado que, como lo ha hecho desde hace dos décadas, el candidato de la gobernante socialdemocracia, (en esta ocasión el primer ministro Marcel Ciolacu) pasaría a segunda vuelta. Pero el veredicto popular fue inesperado y contundente: el ultraderechista obtuvo el 22.94% de los votos, Lasconi sumó el 19.17%, mientras que Ciolacu se quedó con el 19.15%, (diferencia de apenas 2 mil votos), lo que le llevó la misma noche de este domingo a renunciar al liderazgo del Partido y anticipar que no presentará en el futuro a ningún cargo dentro de las filas del mismo.
De esta forma, el péndulo político de ese país del sureste europeo, conocido por la región de bosques de Transilvania, vuelve a la derecha y el 8 de diciembre, una semana después de que se verifiquen las legislativas, los rumanos decidirán en las urnas si entregan la llave presidencial al ultra o la centroderechista.
De esta forma, Rumania sigue los pasos que en su momento dieron sus vecinos, Hungría con Vìktor Orban y Eslovaquia tanto con el primer ministro Robert Fico como con el presidente Pellegrini, que aunque socialdemócratas aseguraron la gobernabilidad en coalición con los ultranacionalistas de derecha.
El resultado evidenció el hartazgo de los rumanos con la ayuda que desde hace un año brindan a Ucrania, en el marco de la coalición occidental liderada por Estados Unidos y la Otan contra Rusia. Y ese fue, precisamente, el mensaje claro del independiente ultraderechista, un veterano político que ha ocupado diferentes carteras en gobiernos anteriores donde su oposición a la Unión Europea y la alianza militar trasatlántica ha sido inamovible.
Vale destacar que tanto Fico en Eslovaquia, como Orban, en Hungría, han cargado reiteradamente contra esos dos temas, y en febrero pasado, el primero de éstos condenó la política occidental de armar a Kiev, anticipando que “Rusia nunca abandonaría Crimea, ni las partes de la región oriental de Donbás que ha tomado, y en cambio Kiev debería deponer las armas y pedir la paz”.
Calin Georgescu creó la sorpresa tras una campaña viral en la red TikTok centrada en pedir el fin del apoyo a Kiev. "Esta noche, el pueblo rumano clamó por la paz. Y gritó muy fuerte, extremadamente fuerte", dijo tras conocer su victoria.
Otro de extrema derecha, George Simion, el líder del partido Alianza para la Unidad de los Rumanos (AUR), de 38 años, quedó finalmente cuarto (13,87%).
El ultranacionalista fue el más votado dentro y fuera del país. Según las autoridades electorales, tuvo el apoyo del 43% de la diáspora rumana, mientras que el saliente premier Ciolacu logró los resultados más pobres que los socialdemócratas hayan tenido, en décadas, en el voto exterior: 2.8%.
Según analistas de la cadena rumana Antena24, la candidatura de Georgescu se vio alimentada por un fuerte descontento ciudadano con la política tradicional. Su mensaje, rotundo en temas de soberanía y defensa de los intereses nacionales resonó en una parte significativa del electorado.
Rumanía, cabe recordar, atraviesa un momento crucial, ya que enfrenta desafíos económicos y sociales, mientras que el presidente electo deberá gestionar un contexto geopolítico cada vez más tenso en Europa del Este, marcado por la guerra en Ucrania y las crecientes tensiones con Moscú.
La creciente preocupación por la inflación y la guerra en el país vecino catapultaron a la extrema derecha. Rumania tiene una frontera de 650 kilómetros con Ucrania y tiene un papel estratégico para la Otan, que tiene estacionados en el país más de 5.000 soldados.
También es un país clave para el tránsito de grano procedente de Ucrania, según el grupo de expertos New Strategy Center.
Menos nítida que la de Orban o Fico es la presunta conexión de Georgescu con Rusia, aunque este ingeniero de 62 años siempre ha sido representado de manera positiva por los medios de comunicación afines al Kremlin. El candidato llegó a declarar en abril que "la sabiduría de Rusia brinda a Rumanía una oportunidad porque, en este momento, Rumanía no está preparada para nada, ni diplomática ni estratégicamente".
Este prorruso se enfrentará a Lasoni, alcaldesa de Cámpulung, una ciudad con estatus de municipio en el distrito de Suceava, y que pese a su poca dimensión nacional logró desbancar a los socialdemócratas del segundo lugar.
Del centro-derechista partido Unión para Salvar a Rumanía (USR), esta periodista y economista de profesión de 52 años, aseguró que a sus conciudadanos que “lo daré todo para estar a la altura de sus expectativas”.
Crisis socialdemócrata
Como era de esperarse, tras el revés electoral –que no sufría desde 1989- el premier Ciolacu renunció como líder de los socialdemócratas, generando una crisis interna en vísperas de las parlamentarias que se cumplirán este domingo.
"La dimisión ha sido una decisión unilateral", sostuvo el dirigente político, al tiempo que aseguró que no buscará en el futuro a ningún cargo dentro de las filas de esa colectividad política.
"Anoche presenté mi dimisión, hoy permaneceré con mis compañeros hasta las elecciones del domingo", agregó.
El partido socialdemócrata dominaba la vida política de Rumania desde hace más de tres décadas. El gobierno actual es una coalición del partido socialdemócrata, heredero del antiguo partido comunista, junto a los liberales del PNL, candidato cuyo también fue eliminado.
Actualmente, es el de mayor representación en ambas cámaras, en las que cuenta con el apoyo de los liberales, pero si se mantiene el comportamiento electoral de esta primera vuelta en las legislativas por realizarse, la situación cambiará diametralmente.
El primer ministro rumano felicitó a los vencedores, confirmó que a pesar de la pequeña diferencia con Lasini no presentará recurso alguno porque “las reglas de la democracia y la importancia de esta segunda vuelta son mucho mayores que nuestros intereses personales", y destacó que “la extrema derecha es, con mucho, la gran ganadora de estas elecciones", con más de un tercio de los votos.
Prudencia rusa
El Kremlin se abstuvo de valorar los resultados de la primera vuelta de las presidenciales de Rumania, específicamente sobre la supuesta afinidad del ultraderechista con Rusia.
"No conocemos su postura con respecto a nuestro país. Por ahora no puedo hacer ningún pronóstico", se limitó a indicar el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, asegurando que no pueden afirmar realmente cuál es la postura de Georgescu con respecto a su país.
Sin embargo, sí ha destacado que Rusia conoce a la perfección cuál es la política actual del Gobierno de Rumanía. "Es hostil hacia nosotros", según expresó a la agencia TASS.
Quien sí valoró el triunfo de Georgescu en primera ronda fue el expresidente de Moldavia, Igor Dodon, líder del Partido de los Socialistas -considerado prorruso-: “En Rumania ha prevalecido la idea del interés nacional en lo que respecta a "la soberanía, la protección de la economía, las tradiciones y los valores cristianos. Es "lo mismo está sucediendo en Moldavia".
Tras el terremoto político en Rumania, sus ciudadanos deben acudir dos veces más a las urnas, para elegir a sus legisladores y su presidente. En dos semanas, seguramente el panorama será otro porque, las dos opciones que están sobre las urnas son de derecha, poniendo fin a décadas de gobiernos socialdemócratas.