El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, visitó del 17 al 20 de abril varios países de América Latina y el Caribe. Fue recibido por los altos mandatarios y sus homólogos de Brasil, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Lo que de manera más que elocuente comprueba un fracaso rotundo de intentos de aislamiento de Rusia, y el hecho de que la llamada “doctrina Monroe” se convirtió en bancarrota histórica.

Paralelamente a este viaje del canciller ruso, algunos analistas -tanto colombianos como extranjeros- han venido realizando intentos de repensar los procesos que están desarrollándose en el mundo de hoy. Unos de los temas principales de este análisis son las relaciones entre Rusia y América Latina y, por supuesto, la crisis de la seguridad europea (cuya manifestación más palpable es el conflicto en Ucrania, que se desató en 2014 después del golpe de Estado en este país y el inicio de las políticas rusófobas de las autoridades de Kiev).

El mundo de hoy es mucho más complicado de lo que lo quieren mostrar el mainstream (corriente o tendencia) mediático occidental. Ya muchos se dan cuenta de que el sistema de orden mundial está atravesando una profunda crisis. La razón principal es la política de algunos miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) dirigida a reemplazar el derecho internacional y la Carta de la ONU por el llamado “orden basado en reglas”. Pero nadie ha visto estas reglas. Nunca se ha presentado la lista de tales reglas, jamás ha sido discutida y aprobada por la mayoría de los Estados.

Esta fórmula ilegítima promovida por Occidente es vaga e injusta. Ya que en cualquier momento las “reglas” pueden ser cambiadas o interpretadas a favor de este grupo de Estados, con aplicación de sanciones contra aquellos miembros de comunidad internacional que no quieren seguir ciegamente las reglas impuestas.

Hablando de sanciones occidentales contra Rusia, quiero dirigirme a los lectores con la mente abierta y con toda la seriedad decir que la política discriminatoria de restricciones aplicada por países de Occidente ha fracasado. Y que, en mucho, ese tiro les salió por la culata.

Algunos datos. Según pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), este año la economía de Rusia va a crecer más rápido que las de otros países como Alemania y Gran Bretaña. Y, en 2024, crecerá con más velocidad que las economías de Estados Unidos, Japón e Italia. El desempleo en Rusia es de 3,5%.

Ahora bien, según el mismo FMI, en 2023 los países de BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) superarán al G-7 en su aporte al PIB mundial. La contribución de este primer grupo será del 32,1% y la del segundo, 29,9%. Para 2028 pronostican que estas cifras serán del 33,6% y 27,8%, respectivamente.

Otro dato. Algunos economistas norteamericanos indican que en 2001 un 73% del comercio mundial se hizo en dólares. En 2020 este indicador cayó al 55%. Y a partir del momento de “congelación” de valores rusos en bancos de EE.UU. (primera mitad de 2022) el porcentaje disminuyo a un 47%. Las empresas del mundo observan con preocupación cuan fácil autoridades de Estados Unidos recurren a sanciones contra los bienes extranjeros en sus bancos, y optan por hacer comercio en otras divisas.

Fortalecimiento regional

Además, vemos intentos de Occidente de remodelar los procesos de multilateralismo a nivel regional, incitando e insistiendo a que los países latinoamericanos corten sus lazos con Rusia y China. Sin embargo, esta política se encontró con una firme voluntad de los actores regionales de fortalecer sus propias estructuras multilaterales. Me refiero principalmente a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (Celac) y su decisión de defender su legítimo derecho a desarrollarse como un pilar independiente del mundo multipolar. Apoyamos tales aspiraciones justas que responden a los intereses nacionales y regionales.

Consideramos que llegó la hora de adaptar la ONU a las principales tendencias de la formación de una arquitectura de las relaciones internacionales multipolar. Los países de América Latina, Asia y África deben tener mayor representación en el Consejo de Seguridad. La excesiva presencia de Occidente en este órgano principal de la ONU socava el principio del multilateralismo.

A la atención de los que preguntan. ¿Qué es lo que Rusia propone a América Latina? Ante todo, relaciones de respeto mutuo. Vamos a construir nuestra cooperación sobre la base de enfoques desideologizados y pragmáticos, asumiendo que ésta no sea dirigida contra nadie. Queremos que los países de América Latina y el Caribe, hermanados en su diversidad, sean fuertes, políticamente consolidados y económicamente sostenibles. Y, por supuesto, deseamos prosperidad y paz a esta linda región.

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Tanto Rusia como América Latina tienen sus ventajas competitivas en el contexto de la formación de un orden mundial multipolar. Es importante aprovechar al máximo el carácter complementario de nuestras economías para construir alianzas de producción y tecnología, impulsar una transición hacia realizar transacciones financieras en monedas nacionales.

En este respecto, queremos que Colombia desempeñe un rol activo. Nuestra cooperación tiene mucho potencial y capacidades. Permítanme reiterar que nunca vamos a indicar a nuestros socios con quién tener amistades y con quién no. Nunca mandatarios de Rusia, a diferencia de sus homólogos occidentales, han llamado a, por ejemplo, suspender contactos con EE.UU. o Europa. Todo lo contrario. Consideramos que cuanta más amplia gama de contactos tenga un país, mejor para su crecimiento.

Nosotros, con mucha atención, seguimos el proceso de paz en Colombia. El pasado 13 de abril, bajo la presidencia de Rusia se celebró en el Consejo de Seguridad de la ONU la reunión dedicada a la implementación del Acuerdo de paz de 2016. El proceso de consolidación de paz en Colombia se está desarrollando de manera dinámica. Hemos apoyado la iniciativa del gobierno actual, llamada “paz total”. Valoramos positivamente los esfuerzos que toman el Gobierno y toda la sociedad colombiana para consolidar la paz de manera integral.

Consideramos que, en este tipo de asuntos, cuando se trata de un frágil proceso de lograr una paz total, uno no puede hacer la vista gorda a las dificultades. Pasar en silencio algunas cosas ahora puede llevar a enormes problemas en el futuro. Y de ello hablamos abierta y sinceramente. Rusia seguirá brindando un apoyo integral al proceso de paz colombiano y a la noble labor de la Misión de la ONU en Colombia.

Crimea y datos históricos

El pasado 19 de abril celebramos el 240º aniversario de la incorporación de Crimea al Estado Ruso, en aquel entonces, el Imperio Ruso. El Máximo Manifiesto de Catalina II se refiere a aquel evento histórico como una “feliz transformación de la rebelión y el desorden en la paz, el silencio y el orden legal”. Las palabras de la Emperatriz mantienen su relevancia hoy. La decisión consciente de reunificarse con su patria histórica tomada por los habitantes de Crimea durante el referéndum en marzo de 2014 fue nada más que el retorno a sus orígenes, al estatus ruso de la península proclamado en lejano 1783.

*Embajador de Rusia en Colombia