¿Trump ha marginado a EU con su Gobierno? | El Nuevo Siglo
Foto archivo Anadolu.
Martes, 21 de Agosto de 2018
Agencia Anadolu

Apenas en su segundo año de mandato, la personalidad más polémica de la actual política mundial, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cada vez margina más a su país en el escenario internacional a través de la política exterior que ejecuta y su enfoque comercial.

En su primer término como presidente en la Casa Blanca, a la cual llegó con el eslogan “hacer grande a EEUU otra vez” (Make America great again), Trump ha enajenado seriamente a su país del sistema internacional. 

Trump, que ha convertido a EEUU –cuyo liderazgo del sistema internacional tras la Guerra Fría está en tela de juicio– en “un país que ni siquiera se entiende con sus aliados”, hace temblar las relaciones bilaterales de su país una a una como si de un “elefante dentro de una cristalería” se tratara. 

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No reconoce los acuerdos internacionales e institucionales 

Trump hasta la fecha ha retirado unilateralmente a EEUU del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Acuerdo de Paris sobre el cambio climático, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI) y por último el acuerdo nuclear con Irán, por lo que es criticado por la comunidad internacional debido a su perfil de “líder que no reconoce los acuerdos internacionales e institucionales”. 

“Trump no quiere trabajar junto a los aliados de EEUU. Esto se puede ver claramente en sus decisiones sobre Jerusalén e Irán. Trump quiere trabajar con sus aliados y rivales a la vez”, comenta Kadir Ustun, coordinador de la oficina de la Fundación para las Investigaciones Políticas, Económicas y Sociales (SETA DC) en Washington, en conversación con la Agencia Anadolu. 

El enfoque de Trump de ver el poder económico de EEUU como un arma que puede utilizar contra todos los países, inclusive los aliados, y su pregón de este abiertamente empuja a EEUU a la soledad en el ámbito internacional, en lugar del camino a ser grande de nuevo. 

 

La decisión unilateral sobre Jerusalén

Desde que llegó al poder tras el mal gestionado segundo término de Barack Obama, Trump ha abrazado el enfoque de que Israel es su principal amigo e Irán su principal enemigo. 
Prácticamente todos los países del mundo, a excepción de Israel y algunos países isla, se unieron en contra de la decisión de Trump de “reconocer a Jerusalén como la capital de Israel”, desoyendo todas las negociaciones sobre la paz en Oriente Medio y la parte palestina. 

Mientras esta decisión se anunciaba el 6 de diciembre de 2017, el 21 del mismo mes la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaba con 128 votos en contra de nueve la propuesta, redactada con la intervención de Turquía también, que criticaba la decisión de EEUU a pesar de las amenazas de Trump de “cortar las ayudas humanitarias”. 

EEUU, Israel, Guatemala, Honduras, Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Togo y Palaos se quedaron solos frente a la aprobación de la propuesta firmada prácticamente por todos los países miembros de la Unión Europea (UE). 

De esta manera, EEUU se enfrenta no solamente al mundo musulmán sino a casi todos los países fuera de Israel. Esta decisión de Trump sacó a EEUU de la ecuación de la paz en Oriente Medio. Durante este proceso, el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, viajó dos veces a Oriente Medio regresando sin poder haberse reunido con ningún oficial palestino. Esta situación se ha convertido en un umbral crítico de la legitimidad diplomática en la región de EEUU, la cual cada vez más pierde su papel como mediador en el proceso de paz de Oriente Medio. 

 

Discrepa con la UE sobre Irán 

Los Estados Unidos bajo el liderazgo de Trump no han encontrado un apoyo fuerte por fuera de Israel en lo que se refiere a retirarse del acuerdo nuclear con Irán, denominado “histórico”. 

Cuando EEUU anunció su retirada unilateral del acuerdo el 8 de mayo de 2018, las demás partes del acuerdo, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania, protestaron enérgicamente contra la decisión. La administración de Trump, que ignoró las llamadas a “volver a negociar el acuerdo”, especialmente por parte de los países miembros de la UE, ha dado su primer paso para implementar un “régimen de sanciones unilaterales” mediante sanciones impuestas a Irán, las cuales entrarán en vigor a partir de agosto y noviembre de este año. 

La puesta en marcha de una legislación de prevención actualizada por parte de la Comisión Europea para proteger a las empresas europeas de las sanciones impuestas a Irán demuestra claramente el grado de malestar dentro de la UE. 

 

Malestar de la ONU y OTAN 

EEUU también se ha quedado sola en la ONU. Recortando USD 285 millones de su presupuesto para la ONU y cortando sus fondos para la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), EEUU ha optado por el “castigo económico”. 

La ineficacia de este método quedó demostrada durante las sanciones impuestas a la Irak de Saddam Hussein, bajo el paraguas de la ONU. Lo único que se consigue utilizando la economía como “medio de educar” es avivar las reacciones de las víctimas contra los promotores de este método. 

El enfoque “nosotros pagamos más, que los demás también paguen” de Trump hacia la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el cual reduce la organización a una entidad meramente comercial, ha causado grandes malestares en los miembros. Al igual que en el caso de la ONU, Trump también ha sido criticado por comportarse como un empresario que prioriza los intereses económicos diarios de EEUU en vez del espíritu de alianza internacional en lo que a la OTAN se refiere. 

Para ver el grado de aceptación de este enfoque globalmente, no hay más que mirar a las escandalosas fotografías tomadas durante la última cumbre del G7 en Canadá, su visita a Reino Unido, la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) y otros muchos eventos. En todas resalta el perfil de un líder que se pelea con sus aliados, que “humilla” a los líderes de los países aliados con sus palabras y gestos y que tiene problemas con la cortesía diplomática. 

 

“La credibilidad de EEUU ha disminuido considerablemente” 

Jacob Funk Kirkegaard, experto veterano en el Instituto Peterson para las Economías Internacionales (PIIE) con sede en Washington, asegura que durante el mandato de Trump la credibilidad de EEUU ha disminuido en todo el mundo en general. 

“Ningún país debería aceptar las palabras de Trump e incluso su compromiso con los acuerdos internacionales tal y como aparentan. Debido a un presidente inestable y falto de ideas sólidas, la credibilidad de EEUU ha disminuido considerablemente. El mundo que mira al liderazgo de EEUU está decepcionado. Advierto a todos aquellos que quieran pactar con la administración de Trump, ya que mañana cuando se levante podría deshacer el acuerdo”, explica Kirkegaard, indicando que Trump utiliza el comercio y los aranceles como medio de política exterior y que en el centro de esta política se encuentra su discurso de “primero Estados Unidos”. 

¿A dónde van a parar las guerras comerciales? Este estilo de gobierno que Trump ha cambiado de “primero Estados Unidos” a “solo Estados Unidos” también se ha reflejado en poco tiempo en el comercio internacional de EEUU. Trump, al que no le gustan los acuerdos internacionales negociados anteriormente, quiere ser el que ponga las reglas en un juego en el que no acepta condiciones salvo las de EEUU. 

Imponiendo aranceles extra del 25% y 10% a las importaciones de acero y aluminio respectivamente, la administración de Trump ha empujado al polo opuesto no solo a su rival China sino también a los países de la UE, a sus vecinos Canadá y México y a un aliado en la OTAN como Turquía. 

Dada la situación, es inevitable que los fabricantes estadounidenses que importan acero y aluminio de estos países, inclusive Turquía, no queden afectados. “Elevar los aranceles a los productos importados de Turquía supone grandes riesgos para EEUU”, decía Myron Brilliant, vicepresidente de la Cámara de Comercio de EEUU y presidente de Relaciones Internacionales, el pasado miércoles en un comunicado escrito. La misma declaración bien podría aplicarse a los demás países. 

Con este paso, dado por razones de “seguridad nacional”, la administración de Trump ha hecho que rivales y aliados se encuentren en un mismo terreno por una parte y ha perjudicado a sus fabricantes a corto y mediano plazo por otra. 

La UE y Turquía han llevado el caso a la Organización Mundial del Comercio (OMC), defendiendo que EEUU ha violado severamente las normas internacionales y que actúa unilateralmente. 

Numerosos economistas estadounidenses advierten que este enfoque de Trump perjudicará seriamente a las empresas y consumidores estadounidenses a mediano plazo, subrayando la dificultad de restablecer el balance del comercio internacional, deteriorado durante este proceso. 

El economista estadounidense Paul Krugman tituló su artículo del 31 de mayo en el periódico estadounidense The New York Times “qué guerra comercial más estúpida - y un tanto desequilibrada”. 

“Esta guerra comercial matará el empleo en EEUU”, dijo Krugman, explicando, punto por punto, por qué Trump se equivoca desde una perspectiva económica. 

 

Guerra comercial con China 

A principios de abril, Pekín implementó aranceles extra de entre un 15% y 25% a 128 productos estadounidenses como respuesta a los aranceles impuestos por EEUU al acero y aluminio. 

Al mismo tiempo, EEUU anunciaba que impondría aranceles extra de un 25% a más de 1.000 productos chinos, valorados en USD 50.000 millones, alegando que China se había apoderado ilegalmente de tecnología y propiedad intelectual de empresas estadounidenses. 

La respuesta china no tardó en llegar. China impuso aranceles del 25% a 659 productos importados de EEUU, valorados en USD 50.000 millones. 

El 18 de junio, Trump dio la orden de imponer aranceles extra por valor de USD 200.000 millones en caso de que China respondiera a sus anteriores subidas de aranceles con otras. 

Los aranceles extra del 25% impuestos por la administración estadounidense a más de 800 productos chinos, valorados en USD 34.000 millones, entraron en vigor el 6 de julio. Por su parte, China anunció que sus aumentos de aranceles recíprocos a los productos importados de EEUU entraban en vigor inmediatamente a pesar de las amenazas de Trump. 

El 23 de agosto empezará una nueva etapa en la confrontación entre EEUU y China. La segunda ola de impuestos de EEUU contra China entrará en vigor en esta fecha y Pekín ha anunciado que sus respuestas recíprocas lo harán el mismo día. Mientras se discuten los efectos de estas guerras comerciales sobre el comercio mundial, Li Fuyi, del Instituto de Investigaciones Macroeconómicas de China, dijo en la Radio Nacional de China que su país era diferente de todos los rivales anteriores de EEUU. 

Fuyi recordó que en los últimos 50 años, el producto interno bruto (PIB) de la Unión Soviética y posteriormente el de Japón sobrepasó el 60% del PIB de EEUU, tras lo cual este empezó una guerra económica contra estos países. 

Fuyi afirmó que EEUU podía limitar a Moscú y Tokio, pero que en el actual orden financiero internacional, Pekín es un actor más fuerte. 

 

Las alternativas fuera de EEUU 

Mientras estos acontecimientos tenían lugar, se ha descubierto que EEUU no es la única alternativa al sistema mundial y que las grandes y medianas potencias tienen otras alternativas.

Mientras las guerras comerciales simultáneas de Trump con China y la UE aumentan, Rusia y China han anunciado que disminuirán el comercio entre ambas con el dólar estadounidense para cambiarlo por el yuan. 

Irán ha dado pasos para aumentar su cooperación con China y la India en los ámbitos económico y político para contrarrestar las sanciones impuestas por EEUU. 

De la misma manera, la suspensión de USD 255 millones de ayudas en materia de seguridad a Pakistán ha obligado a esta a desarrollar sus relaciones económicas y políticas con China y la India. 

Por último, la administración de Trump ha contribuido al acercamiento, tan criticado por esta, entre Ankara y Moscú, primero elevando los aranceles a la importación de acero y aluminio con el pretexto de que esta afecta la “seguridad nacional”, y posteriormente imponiendo sanciones a Turquía con la excusa de la detención del pastor estadounidense Andrew Brunson. 

Estos ejemplos demuestran que el enfoque de EEUU hacia el uso de su moneda y poder económico como un medio en la política exterior ya no tiene el mismo efecto que antaño en el actual mundo multipolar. 

No en vano Brian Klaas, profesor en el London School of Economics (LSE), tituló su artículo publicado en el periódico estadounidense The Washington Post “primero Estados Unidos se transforma en solo Estados Unidos”, indicando que EEUU cada vez más se estaba convirtiendo en un aliado marginado y menos creíble. 

 

“Echó gasolina sobre el fuego” 

En este proceso hay que abrir un paréntesis y tratar aparte los ataques económicos de la administración de Trump contra Turquía, su aliada en la OTAN. 

“No cabe duda de que Trump echó gasolina sobre el fuego. Este movimiento de Trump muestra que los países aliados de EEUU confiarán menos en ella, ya que este tipo de relaciones no significan mucho para su presidente”, comenta Kirkegaard en relación a los aranceles extra impuestos a Turquía por EEUU. 

Mientras la administración de Trump cierra una a una las puertas de la diplomacia en lo que al pastor Brunson se refiere, el hecho de que Ankara esté en el proceso de enmendar sus relaciones con países europeos como Reino Unido, Alemania y los Países Bajos, de que se esté acercando un poco más a Moscú y de que se esté esforzando por establecer relaciones financieras nuevas con otras regiones del mundo demuestra que el enfoque de EEUU ha surtido el efecto contrario. 

Marc Finaud, asesor jefe en el Centro Ginebra para Políticas de Seguridad, asegura que EEUU debería solucionar cualquier problema económico suyo a través de contactos multilaterales en la OMC. 

“No puedes presionar, tomar medidas e imponer sanciones unilaterales contra un aliado muy importante y clave en la OTAN. Aunque EEUU tenga armas nucleares, este no es el mejor enfoque al asunto”, añade Finaud. 

Como conclusión, uno de los presidentes de EEUU más controvertidos no solo hace que sus rivales se alejen de él sino que también lo hacen sus hasta ahora aliados tradicionales, siendo EEUU el que más marginado queda.