Turbulencias financieras: un problema “típicamente argentino” | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 12 de Mayo de 2018
Redacción internacional con AFP

“TENGO 66 años y he vivido muchas crisis financieras en este país", dice Mabel Chamatropulos, una exempleada bancaria para quien el anuncio de que Argentina buscará una línea de crédito con el FMI es "un deja vu a épocas terribles".

Como ella, muchos argentinos fueron sorprendidos con la decisión del presidente Mauricio Macri de acudir al Fondo Monetario Internacional para atajar fuertes turbulencias financieras que llevaron a una devaluación de más de 7% en un día y a subir la tasa de interés a 40%.

En Argentina, marcada por crisis cíclicas con hiperinflación, devaluación y bloqueo de cuentas, el FMI es mala palabra y mencionarlo cambió el ánimo.

"Sería tristísimo que nos transformemos en una sociedad de clase baja con unos pocos ricos. Espero que esto no sea como el 2001", cuando Argentina entró en una crisis económica y social y se declaró en cesación de pagos, dice desolada Natacha, de 46 años, en el centro de Buenos Aires.

Ricardo Rouvier, sicólogo social y consultor de opinión pública, sostiene que "la reacción del gobierno de acudir a la ayuda del FMI reaviva viejos fantasmas. Y el nombre del FMI, más allá de la mayoría que lo rechaza, genera también una percepción de mayor gravedad de la crisis", explica.

En 2006, Argentina había saldado su deuda con el FMI, por 9.600 millones de dólares, y suspendió durante una década las revisiones periódicas del organismo.

Libre flotación del peso

En 2015, con la asunción de Macri, Argentina volvió a la libre flotación del peso, después de años de control cambiario durante el gobierno peronista de centroizquierda de Cristina Kirchner.

De comprar dólares en efectivo en 'cuevas' que desarrolló el mercado negro los argentinos pasaron a abrir cuentas en divisas en sus propias agencias bancarias.

El mercado inmobiliario, que históricamente ha operado en dólares, se reactivó. Y aunque los argentinos piden préstamos bancarios en pesos para adquirir vivienda, los usan para comprar dólares y cerrar la transacción.

"Argentina, a pesar de que no es un país legalmente bimonetario, es culturalmente bimonetario. Los argentinos hacemos nuestras transacciones en pesos pero realmente estamos pensando en el dólar. El dólar es una moneda de ahorro, es una moneda reserva, es una moneda que sirve para prevenir situaciones como la actual", refiere Rouvier.

En su taller de servicio de automóviles en Buenos Aires, Juan Carlos Lissa, de 64 años, le da la razón.

"Este mes ha venido con una notoria caída de clientela. Y no es solo en mi establecimiento, otros colegas me dicen que les pasa igual. Es algo típicamente argentino, cuando el dólar empieza a fluctuar el argentino se frena en el gasto", indica Lissa.

"El dólar impacta en la tranquilidad. Desgraciadamente el argentino se basa mucho en el dólar", resume.

Por eso, no podía haber peor noticia que la devaluación del peso ni más shock que un acuerdo con el FMI. "La deuda siempre la terminamos pagando nosotros", afirma Lissa.

"Malhumor social"

"La situación actual genera en la población temor, incertidumbre y recuerdo de la crisis de 2001. Eso provoca un malhumor social", indica Rouvier.

Un sondeo de la consultora D'Alessio Irol - Berensztein realizado en todo el país previo al anuncio de Macri de acudir al FMI, reveló que 75% de los encuestados consideró "inadecuada" esa salida, 58% de ellos votantes de Macri.

La confianza en la pericia económica del gobierno también está en jaque. Apenas un 16% lo apoya, mientras el 57% considera que no logrará afianzar su programa económico, 37% de ellos votantes oficialistas, de acuerdo con la encuesta.

Además un 66% lo responsabiliza por la crisis cambiaria.  En el gobierno hay conciencia del efecto que acudir al FMI tendría sobre las posibilidades de reelección de Macri en las presidenciales de 2019.

"No es cierto que la historia siempre se repita", aseveró el jefe de gabinete Marcos Peña, al asegurar que el auxilio del FMI es "una tarea preventiva para evitar que llegue el impacto de una crisis fuerte a los hogares argentinos".

Nicolás Dujovne, ministro de Economía, también intentó tranquilizar. "Estamos hablando con un FMI muy distinto. El FMI ha aprendido de las lecciones del pasado, así como todos lo hemos hecho", dijo antes de viajar el martes a Washington.

Pero no convence a Chamatropulos. "Gran parte del equipo económico tiene sus ahorros en el exterior, en cuentas offshore", lanza.

"Lamentablemente, esto también me lleva a pensar en la crisis griega. Cuando dicen el FMI no es el de antes ¿Qué dicen? ¿Cuál es entonces, el que estuvo ahogando a Grecia en los últimos años junto con la troika?", remata.

 

La volatilidad argentina

Argentina, país que preside el G20, busca auxilio del FMI para estabilizar su economía sometida a fuertes presiones cambiarias, 17 años después de la mayor crisis de su historia.

Todas las monedas de la región sufrieron por el aumento del rendimiento de la deuda estadounidense pues los inversores emigraron al dólar, pero el peso argentino fue el más golpeado: se ha devaluado más de 10% en mayo; un duro golpe para el presidente Mauricio Macri que eliminó los controles cambiarios al asumir en diciembre de 2015.

Para frenar la corrida cambiaria, el Banco Central ha vendido más de 8.000 millones de dólares de sus reservas y elevó a 40% su principal tasa de interés para defender al peso a riesgo de comprometer el crecimiento económico, según analistas.

Con sus cuentas en rojo, el gobierno negocia ahora el auxilio inmediato del FMI, lo cual genera temores de una mayor austeridad y protestas que reavivan los fantasmas de la catástrofe económica y social de 2001.