¿Una nueva era para los tratados nucleares? | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 30 de Junio de 2019
Natalia Mariño*

EN MEDIO de las tensiones con Irán, los episodios de enfrentamientos diplomáticos entre Rusia y Estados Unidos tampocoparecen tener fin. El 1 de febrero Estados Unidos oficializó su salida del Pacto de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF por sus siglas en inglés), acusando a Rusia de violar el acuerdo. Moscú, por su parte, declaró que tampoco seguiría acogiéndose a dicho tratado.

Esta semana, la Duma Estatal, es decir el Parlamento ruso, votó con unanimidad al proyecto de ley que suspende la participación de Rusia en el tratado de desarme nuclear. La importancia de esta noticia radica en lo que representaba el pacto, firmado en 1987 entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), para la seguridad en Europa en plena Guerra Fría y que perduró hasta la actualidad.

Una mirada hacia atrás

Durante el periodo de la Guerra Fría hubo momentos en los que las dos potencias enfrentadas en búsqueda de supremacía, decidieron dialogar para bajar la tensión mundial. Uno de esos periodos, a comienzos de la década de 1970, se conoce como distensión, en el que la URSS y EE.UU. firmaron una serie de acuerdos que regulaban la munición y utilización de armamento nuclear. Entre estos estaba el Tratado de Limitación de Armas Estratégicas (SALT 1) firmado en 1972 y posteriormente el SALT 2 en 1979. Luego, en 1982, las conversaciones fueron más allá y se decidió no solo limitar las armas nucleares, sino también reducirlas, por medio del Tratado para la Reducción de Armas Estratégicas (Start), cuya vigencia es hasta 2021.

Estos son solo algunos de los acuerdos a los que se llegaron para generar distensión entre las partes, de los cuales muy pocos siguen vigentes, ya sea porque expiraron o porque se renovaron con algunos cambios. Pero el INF era especial, porque buscaba destruir los misiles balísticos lanzados entre 500 y 5.500 kilómetros y permitía realizar inspecciones para asegurar esta desaparición.

Sin embargo, a pesar de que continuó en vigor incluso después de la caída de la URSS en 1991, Estados Unidos acusa a Rusia de hacer pruebas de lanzamientos de misiles lanzados desde tierra, tal como está prohibido en el pacto. Pero esta noticia supone un duro golpe a un tercero: Europa, debido a que el INF “era visto como la piedra angular de la seguridad europea en el periodo post Guerra Fría”, afirma la Agencia Anadolu.

Además, teniendo en cuenta que la Unión Europea ha sido un aliado tradicional de Estados Unidos, la mayoría de las bases de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) están ubicadas en el continente europeo, siendo este, el escenario de tensión por la cercanía geográfica a Rusia. Con esta salida, Estados Unidos deja solos a sus aliados y un poco a la deriva frente al futuro de su seguridad en el continente. “Más por necesidad que por convicción, la OTAN ha declarado su apoyo a la salida de Estados Unidos del tratado, pero el mensaje a Europa es claro: “Estás por tu cuenta”, dice Tom Nichols en Foreign Affairs.

¿Oportunidad?

Si bien Rusia representa un frente de disputa para Estados Unidos, también existen tensiones por ejemplo con Irán y China. Con el gigante asiático se han visto reflejadas recientemente en situaciones como la guerra comercial y en el Mar del Sur de China. Sin embargo, Estados Unidos compite con Beijing, en general, para disuadir los intentos de aumentar su status de potencia en el sistema internacional.

China ha venido desarrollando un gran arsenal de misiles de rango intermedio, mientras que el tratado “limitaba” a Rusia y a Estados Unidos de realizar desarrollos en esta materia. Así, la salida del INF implica que Estados Unidos no está impedido para realizar avances tecnológicos ni de armamento nuclear para competir con China. De manera que el tratado INF podía considerarse como obsoleto al no cobijar nuevos actores y nuevo armamento que se ha renovado en los últimos 30 años.

A pesar de que el escenario de seguridad configurado desde la Guerra Fría parece estar en cuestión, la finalización del tratado puede suponer una oportunidad para las partes involucradas. “Los aliados europeos, y posiblemente Rusia, podrían ser útiles para Estados Unidos, diplomática y militarmente, en persuadir a China de unirse en cualquier tipo de negociación de control de armas”, dicen Rachel Ellehuus, Ricklef Beutin y Quentin Lopinot, expertos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

Aunque ya no exista un tratado que cobije lo que hacía el INF, está la oportunidad de sentar a las partes en cuestión, en este caso China, Estados Unidos, Rusia y los aliados europeos de la OTAN, para discutir las posibilidades de crear un nuevo pacto adaptado a la coyuntura actual.

Pero las posibilidades de lograrlo son pocas, teniendo en cuenta lo difíciles que han sido, por un lado, las negociaciones para frenar la guerra comercial con China y por el otro, las relaciones con Irán en temas de armamento nuclear, recordando que Rusia es uno de sus grandes aliados. El fin de la era INF podría derivar en un nuevo tratado, pero las condiciones son más difíciles de lo que parecen.

(*)@nataliamarinop