- Balances cruzados y contradictorios
- La abultada deuda a los hospitales
Todo cambio de año es propicio para que se den a conocer los cortes de cuenta de las distintas políticas públicas. Y en el marco de esos balances uno de los que más ha llamado la atención fue el proyectado por el Ministerio de Salud, según el cual entre los principales logros de 2016 y 2017 estuvieron el mejoramiento de indicadores clave del sector como las menores tasas de embarazo adolescente y desnutrición crónica, una positiva administración de los recursos del sistema general, los avances en la implementación de la Ley Estatutaria, más medicamentos sometidos a control de precios, una condición financiera más favorable de los hospitales públicos, progresos en la lucha contra el tabaquismo y el arranque del nuevo Modelo Integral de Atención en Salud. Todo ello unido a los panoramas más positivos que dejaron ver tanto la Encuesta Nacional de Demografía y Salud como la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional.
Ese balance, sin embargo, contrasta con los cortes de cuenta de otros actores del sistema. Por ejemplo, en las recientes jornadas de rendición de cuentas de gobernadores y alcaldes una de las quejas más reiteradas fue el crítico estado financiero de la red pública de salud en sus respectivas jurisdicciones, con centros médicos de distinto nivel de complejidad a punto de cerrar sus puertas porque las EPS del sector público y privado no les pagan a tiempo por la atención de sus usuarios. De otro lado, el último reporte de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, tras una muestra de 153 instituciones públicas y privadas, daba cuenta de que las deudas a esas entidades ya llegaron a $8,2 billones de pesos, de los cuales el 60,2% es cartera en mora. Dado que se trata de un estudio con corte al primer semestre, se teme que en el segundo la situación se haya agravado.
A la par de lo anterior, es claro que los líos de la EPS Medimás continúan en la primera plana. En las dos últimas semanas se ha dado cuenta de sanciones a esa entidad aseguradora que absorbió buena parte de los usuarios de Cafesalud, en tanto que la Procuraduría, la Fiscalía y la Contraloría tienen la lupa puesta sobre esa empresa que en sus pocos meses de funcionamiento ha enfrentado múltiples complicaciones en materia de atención a sus afiliados, suministro de medicamentos, contratación de instituciones prestadoras y ha sido blanco, además, de un alud de acciones de tutela, con fallos que en su mayoría la conminan a solucionar en el término de la distancia las exigencias de los desesperados pacientes. A todo ello debe sumarse que sigue enredado todo el proceso de la propiedad de Medimás, sus accionistas y cómo fue en realidad el negocio sobre los activos y pasivos de Cafesalud…
A ese panorama habría que sumar que, desafortunadamente, los colombianos continúan acudiendo a la acción de tutela como mecanismo más efectivo e inmediato para lograr que les presten un servicio de salud de calidad y con prontitud. Así, la ‘tutelitis’ en salud continúa en el top de los recursos de amparo y de incidentes de desacato.
Frente a todo lo anterior no deja de llamar la atención que, según lo informara días atrás la misma Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, Colombia ocupe el puesto 48 del ranking de sistemas de salud de 99 naciones, siendo Japón, Suecia, Noruega, Holanda e Italia los que cuentan con los mejores desempeños. De acuerdo con dicho estudio, nuestra nación está en la mitad de la tabla con un índice de 80.6 sobre 100, 6,2 puntos por encima del promedio general que fue de 74.4. Comparado con países del continente, Colombia es superada por Panamá, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Estados Unidos, Cuba y Canadá, que ocupó el primer lugar en este hemisferio.
Es claro que no hay sistema de salud perfecto y que en no pocas naciones una de las mayores controversias gira alrededor no solo de la sostenibilidad financiera y operativa del sistema de atención médica a la población, tanto en materia de cobertura como de calidad, sino que los distintos modelos existentes han demostrado tener tantas ventajas como desventajas. Colombia no es la excepción en ese panorama. Es evidente que hay avances en la política pública de salud a nivel nacional, pero también hay falencias estructurales y coyunturales que persisten y opacan los progresos en varios flancos. Así, los balances sectoriales deben ser vistos no desde la óptica de lo que se logró, sino de lo que falta y qué debe hacerse para cerrar la brecha.