LA FECUNDACIÓN In Vitro, se ha convertido en el tratamiento estándar para muchos trastornos de fertilidad, es una práctica que tiene como fin fecundar un óvulo y un espermatozoide por fuera del útero materno. Dicha práctica tuvo sus inicios en los Estados Unidos de América, en donde se buscaba que aquellas personas que por situaciones fisiológicas no podían tener sus propios hijos, lo hicieran mediante un vientre diferente, pero con sus propios genes.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) dio a conocer la cifra de nacimientos en 2022. El panorama a nivel general es que se ha presentado una caída significativa.
Los datos preliminares indicaron que el año pasado se reportaron 569.311 nacimientos en el país, un balance inferior al mismo registro de 2021, reflejando una disminución del 7,7% (47.603 nacimientos menos). Esta estadística es la reducción más alta desde hace ocho años.
Sumado a ello, los departamentos que presentaron mayor disminución fueron Guainía (-36%), Chocó (-28.5%), Amazonas (-14.9%), Vichada (-14%) y Caquetá (-13.4%). El informe señala que durante la última década se observa un comportamiento decreciente sobre los nacimientos en el país. Tanto así que, en 2018, el descenso estuvo sostenido, pero el 2022 significó una caída considerable.
En ese orden de ideas, para 2013 la cifra se ubicó en 658.835, mientras que diez años después, aparece en 569.311. El promedio en ese lapso de tiempo fue de 640.359 nacimientos. Es decir, la estadística del año anterior estuvo por debajo de la media.
Es bajo esa premisa que la existencia de tratamientos para hacerle frente a la infertilidad genera asombro en la ciudadanía. Tal como se mencionó al principio, el tratamiento más eficaz de la infertilidad en la actualidad es la fertilización in vitro, en la que se extraen los óvulos de la mujer y la muestra de esperma del hombre, y luego se combina manualmente en un plato de laboratorio el óvulo y el esperma. El embrión formado se transfiere luego al útero, dando lugar al llamado bebé "probeta”.
La revista colombiana de Obstetricia y Ginecología explicó que al primero que se le ocurrió tal procedimiento fue a Paracelso (siglo XVI), quien para ello sembró semen humano y sangre menstrual en estiércol caliente.
Su práctica en animales data del siglo XVIII, cuando el abate italiano Lázaro Spallanzani la logró en batracios, siguiendo una técnica científica impecable. A finales del siglo pasado, en Inglaterra, Walter Heape comunicó haber logrado con éxito la transferencia de embriones en conejas. Después de Heape muchos otros investigadores reprodujeron las experiencias, con fortuna variable, utilizando distintas clases de animales.
Pero el mayor interés fue puesto en lograr el cultivo de embriones en el laboratorio, que permitiría no solo estudiar el desarrollo embrionario, sino también transferirlos de manera selectiva. Uno de los impedimentos era la falta de un medio de cultivo apropiado. Varios fueron ensayados, incluyendo el humor acuoso del ojo. Se debió a John Hammond Jr. haber obtenido el medio que permitió, en 1949, que el óvulo fecundado de ratones se desarrollara in vitro hasta la etapa de blastocisto. M.C. Chang, en 1955, lo logró en conejas.
Embarazos en Colombia
A partir de los datos de Estadística Vitales del DANE, el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana realizó un informe de análisis estadístico sobre las cifras de embarazos en niñas y adolescentes en Colombia, que, además busca aportar a la visibilización y reflexión de esta problemática que afecta a las niñas y adolescentes, agravando las desigualdades y brechas de género en el país.
El LEE encontró que, en 2021, de los 612.228 nacimientos registrados en el país, aproximadamente el 18,2% (111.548 recién nacidos) provienen de madres que son niñas o adolescentes entre los 10 y 19 años. Es alarmante que en Colombia 4.732 de los nacimientos son de madres que apenas tenían entre los 10 y 14 años. Esta situación no se debería presentar en ningún caso, entre otras razones, porque en Colombia es un delito tener relaciones sexuales con menores de 14 años.
El número de nacimientos en madres que tienen de 10 a 14 años venía disminuyendo constantemente desde 2015, sin embargo, en el año 2021 se evidenció un incremento del 10% respecto al año anterior. Es decir que 2021 rompió la tendencia decreciente que venía de años atrás.
“El incremento de los nacimientos durante 2021 sugiere que las niñas y adolescentes estuvieron más expuestas a abusos y situaciones de violencia en sus hogares durante los confinamientos y cuarentenas decretadas para contener el coronavirus. En este sentido, para lo corrido del año 2022, la Fiscalía general de la Nación ha iniciado 18.327 investigaciones por abuso sexual contra menores, de las cuales el 84,0% corresponden a investigaciones en las que la víctima es una niña.” Se lee en el informe.
De acuerdo con el departamento de residencia de la madre, para enero-julio de 2022, Antioquia es el departamento con mayor número de nacimientos en niñas entre los 10 a 14 años, pues agrupa a cerca del 11,8% de los nacimientos (284). A este le siguen Bolívar con el 8,2% (199 nacimientos) y Córdoba con el 5,7% (138 nacimientos). Entre los nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años, también, Antioquia registra el número más alto con el 11,4% del total de nacimientos (6.243), seguido de Bolívar con el 7,2% y Bogotá con el 6,3%.
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Aunque en Colombia hay una tendencia decreciente del embarazo de menores en los últimos años, especialmente en zonas urbanas, preocupa que las cifras son aún alarmantes, y que, por el contrario, en zonas rurales la tendencia es creciente. Entre enero-julio de 2022, los nacimientos donde la madre es una niña de 10 a 14 años se incrementaron en 11,9% en las zonas rurales, comparado al mismo periodo de 2021.
Los investigadores insisten que el embarazo en niñas y adolescentes tiene consecuencias negativas sobre sus vidas en el corto y largo plazo: afecta su desarrollo integral, su salud física y mental, aumenta el riesgo de deserción escolar y la probabilidad de caer en la pobreza. Se necesita urgente la atención de las autoridades, una política de educación sexual y prevención del embarazo y mayor acompañamiento psicosocial.
“Es urgente que entre los niños niñas y adolescentes se promueva el cuidado del cuerpo, la concientización para identificar casos de abuso, el conocimiento de los canales de atención y denuncia frente a dichos casos, y la adecuada educación sexual tanto en los hogares y los colegios buscando proteger su integridad física y mental”, dijo Gloria Bernal, codirectora del LEE de la Universidad Javeriana, a EL NUEVO SIGLO.
Nacimientos de bebés probeta en la historia
La primera llamada bebé probeta en el mundo, Louise Brown, nació en 1978 en el Reino Unido, aunque muchas de las bases científicas para su nacimiento se habían sentado en EE. UU. En 1944, dos científicos en el Free Hospital for Women en Brookline, Massachusetts, fueron los primeros en fecundar exitosamente un óvulo humano con espermatozoide “in vitro”, es decir, en una placa de laboratorio de vidrio, pero pronto finalizaron sus experimentos.
Asimismo, este año se cumplen 38 años desde el nacimiento de Diana Carolina Méndez, la primera bebé Probeta de Latinoamérica, hecho que ubicó a Colombia en un lugar privilegiado en investigación y técnicas de reproducción asistida. El responsable del hito fue el doctor Elkin Lucena, director científico de Cecolfes.