El campus de la U.N. debe recuperar su carácter nacional | El Nuevo Siglo
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Domingo, 5 de Mayo de 2019
Redacción Nacional
Por años el lote de la Universidad ha sido uno de los más codiciados de la Bogotá

 

“Lo más importante es construir un plan que termine de desarrollar el campus universitario con nuevos estándares, ya que la población ha aumentado”. Esta es una de las conclusiones a las que llegó el literato Carlos Orlando Fino, magíster en Historia del Arte y la Arquitectura, autor de la introducción del libro Ciudades universitarias: un proyecto moderno en América Latina, publicado por la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).

El experto señaló que solo con dicho plan “los terrenos de la Universidad se dejarán de considerar para otros fines, y así la institución de educación superior más importante del país podrá recuperar su carácter nacional y responder, en época de posconflicto, a los miles de jóvenes que quieren avanzar en su educación”.

La publicación sobre las ciudades universitarias se concentra en la reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro del campus de la U.N. Sede Bogotá, partiendo de su condición actual y situándolo en el contexto geográfico de América Latina.

En conversación con Leopoldo Prieto, coordinador de publicaciones de la Editorial UN, Fino señaló que por años el lote de la Universidad ha sido uno de los más codiciados de la ciudad, y de hecho en diferentes administraciones distritales estos terrenos se han tenido en cuenta en los planes de desarrollo para adelantar otros proyectos urbanísticos.

Patrimonio

Agrega que “ojalá se lograra una declaración de patrimonio, porque el campus de la U.N. en Bogotá es un hito internacional; es el primer campus moderno, cuya distribución corresponde a las ciencias del conocimiento que se imparten”.

Ese carácter moderno se logró gracias a la confluencia del arquitecto Leopoldo Rother con el pedagogo Fritz Karsen, los dos alemanes, quienes gracias a su experiencia agruparon en un solo campus las facultades de la U.N. que se encontraban diseminadas por toda la ciudad.

Luego de un exhaustivo análisis de las falencias y necesidades de la Universidad, el profesor Karsen planteó una división en cinco zonas básicas, que el arquitecto Rother plasmó en una propuesta oval con forma de búho para el nuevo campus.

Además del proyecto urbanístico del campus, el arquitecto Rother diseñó varios edificios, el estadio y las porterías de la ciudad universitaria, con los que este proyecto se convirtió en el más importante del mandato de Alfonso López Pumarejo, quien apoyó la compra de los terrenos, la construcción y la dotación de recursos financieros para el funcionamiento de la U.N.

Tanto la U.N. como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) marcan una gran diferencia en el modelo arquitectónico entre las universidades de América, ya que por ejemplo Estados Unidos mantuvo un lenguaje arquitectónico neoclásico como se puede ver en las escalinatas de la Universidad de Columbia o en el Campanile de la Universidad de California, en Berkeley.

Proyecto

Para el literato, la UNAM es el proyecto arquitectónico estudiantil más elaborado y en el que la arquitectura y las artes plásticas no se desvincularon: “En él participaron artistas plásticos, muralistas, arquitectos e ingenieros, lo que hizo que los murales no fueran considerados como una decoración sino como parte de la arquitectura.

Estas ciudades universitarias, calificadas por él como un “fenómeno internacional”, nacen en la época medieval de Europa, cuando se construyeron los primeros claustros, entre ellos la famosa Universidad de Bolonia, en Italia.

A partir de este primer arquetipo de ciudad universitaria se diseñaron y construyeron muchas otras grandes instituciones del continente, como por ejemplo la Universidad de Salamanca, en España, o la Universidad de Oxford, en Inglaterra.

De manera paralela, en Latinoamérica se buscó marcar una diferencia con la colonia. Se dejaron de lado los claustros y el concepto de campus tomó vida, ya que se buscaba constituir una academia abierta para generar una constitución del conocimiento que dialogara tanto con su contexto como con la comunidad y la naturaleza.

Por eso, además de las instituciones latinoamericanas mencionadas, la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, y la Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas, también se consideran de vanguardia por sus espacios en los que las zonas verdes rodean grandes edificaciones.

En una publicación sobre las ciudades universitarias se establece que el campus de la U.N. debe recuperar su carácter nacional.