Más de 25.000 personas han sido evacuadas en Colombia ante el riesgo de la creciente del río que surte a una hidroeléctrica en construcción en el noroeste del país y la cual amenaza a unos 130.000 pobladores.
Al cierre de esta edición se había impuesto la alerta roja para las localidades de Puerto Valdivia, Puerto Antioquia, Tarazá y Cáceres por la posibilidad de una subida del nivel de la aguas del río Cauca, a causa del desagüe de Hidroituango.
En un comunicado de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) se indica que en la mañana del lunes se registró "un leve flujo de agua por el túnel de desviación". Se trata del mismo lugar donde se ocasionó, el 12 de mayo, la creciente súbita que afectó al corregimiento de Puerto Valdivia, informó.
La Gobernación de Antioquia declaró estado de calamidad pública el miércoles de la semana pasada, luego de que se presentara una emergencia en la construcción por la salida de agua a través de las galerías de acceso a la casa de máquinas de la presa, según informó Empresas Públicas de Medellín (EPM) en un comunicado.
Las nuevas evacuaciones afectan a los municipios de Valdivia, Tarazá y Cáceres, que fueron declaradas en alerta roja, de acuerdo con la nota emitida por la Ungrd. Las localidades de Puerto Valdivia en Valdivia, Puerto Antioquia en Tarazá y Guarumo en Cáceres ya fueron evacuadas.
La Ungrd dividió el riesgo de los municipios en franjas de colores. Los de la zona roja están evacuados en un 90%, pues son los más cercanos a la ribera del río. A continuación están aquellos de la franja naranja, "en alistamiento para evacuación inmediata". La franja amarilla está después: los habitantes de estos municipios deben estar preparados para una posible evacuación.
Trabajo sin pausa
Con turnos de hasta 12 horas, en algunos casos, miles de empleados ponen todo su esfuerzo y conocimiento para retomar el control en la Hidroeléctrica Ituango.
De acuerdo con el comunicado de EPM, mientras en redes sociales unos se dedican a criticar a la hidroeléctrica, allí, en el norte de Antioquia, miles de empleados arriesgan su vida para salvar otras y de paso el proyecto energético.
En los últimos días el trabajo se ha multiplicado, las labores no paran, se aprovechan las 24 horas del día en diferentes turnos. Solo en la presa el esfuerzo lo hacen unos 1.500 empleados para llegar lo antes posible a la cota 410, la meta inicial para mitigar el riesgo.
Pese a tener la amenaza al lado el esfuerzo no cesa. Los pequeños logros y cambios de la naturaleza en favor de las labores se celebran y se convierten en aliciente para no desfallecer en un proyecto que ha unido no solo a un departamento, sino incluso a buena parte del país.
En total son 10.970 personas las que actualmente trabajan en Hidroituango que una vez esté lista, generará el 17 % de la energía del país.
El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, reiteró que las principales acciones siguen girando en torno a la atención de los más de 8.000 damnificados que ha dejado esta emergencia y a preservar las vidas de los pobladores.
Paralelo a la evacuación de los ribereños y habitantes, más de 11.200 obreros continúan trabajando en la construcción de la presa y se estima que hoy lleguen a la cota 409 y antes del jueves a la meta de 410. Las familias evacuadas permanecen en albergues temporales donde reciben ayuda humanitaria.
Aguas abajo
En zona naranja y en fase de alistamiento para evacuación inmediata están las localidades de Caucasia y Nechí, mientras que una franja amarilla y pendientes de una eventual orden de evacuación están San Jacinto del Cauca, Achí y Magangué, en Bolívar; Guaranda, San Marcos, Majagual, Caimito y Sucre, en Sucre, y Ayapel, en Córdoba.
A la fecha, de acuerdo a la información del Puesto de Mando Unificado, alrededor de 8.000 personas de la zona de influencia del proyecto Hidroituango han sido evacuadas, especialmente habitantes de los corregimientos de Puerto Valdivia en Valdivia, Puerto Antioquia en Tarazá y Guarumo, en Cáceres.
Las autoridades informaron de una nueva complicación en la casa de máquinas por la obstrucción en dos de los cuatro túneles por los que se desvía el río, situación que provocó la disminución del caudal de salida y aumentó el represamiento en el embalse.
"La casa de máquinas se quedó operando en la mitad de lo que venía funcionando, pues habría una obstrucción en dos túneles de la salida, y mientras se evacuaban 1.600 metros cúbicos de agua, hoy están saliendo entre 800 o 900", afirmó el alcalde Gutiérrez, en su calidad de presidente de la junta directiva de EPM.
Con esas condiciones estiman llegar en dos o tres días a la cota 410 metros en el muro de la presa, un objetivo que permitirá ofrecer una seguridad superior a las comunidades aguas abajo.
En la zona de riesgo trabajan la Ungrd, la Cruz Roja, el Cuerpo de Bomberos y el Dapard (Departamento Administrativo de Prevención de Desastres de Antioquia). La emergencia inició en la madrugada del pasado 7 de mayo cuando se produjo un derrumbe en la zona en la que se construye la central eléctrica, lo que ocasionó "un taponamiento total en el túnel" que desvía el río durante las obras.
Ambientalistas
Un sector ambientalista del país cuestionó lo sucedido con Hidroituango y señaló que si hay una tragedia, los daños ambientales, medidos en fauna y en flora son incalculables e irreparables.
La dirigente campesina y defensora del medio ambiente Amanda Muñoz dijo que Hidroituango obliga a replantear las licencias ambientales que no se pueden otorgar a cualquiera o para cualquier obra, porque debe haber un estudio muy juicioso del impacto de la obra.
Con esta presa, dijo, quedó muy claro que no se tuvo en cuenta el impacto del cambio climático porque al parecer desestimaron la pluviometría que ha venido aumentando tal y como pasó con la ola invernal de 2010.
“La electricidad es algo muy importante para el desarrollo, pero su generación no puede estar por encima de las personas y de la vida como tal porque la misma ingeniería está demostrando que no tiene control sobre sus obras, las cuales son una amenaza para el ecosistema y para la especie humana. Con las obras que generalmente se caen, o no funcionan, se están atropellando derechos y todo con una mirada pasiva e indiferente, como si lo que pasa no fuera grave”, dijo la ecologista.
El siguiente es el comunicado de EPM