Imposible paz en Colombia si persiste segregación social | El Nuevo Siglo
OLIVIER DE Schutter, el relator especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la extrema pobreza y los derechos humanos. /Foto - ONU

Miércoles, 4 de Septiembre de 2024
Redacción Nacional

MIENTRAS HAYA segregación social, no habrá paz en Colombia. Así lo indicó Olivier De Schutter, el relator especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, en medio de su visita al país.

Es que el experto en pobreza de la ONU destacó que un informe que la tranquilidad en la nación suramericana es posible siempre que sean abordados con efectividad temas como discriminación generalizada y división de clases, problemas a los que se enfrentan todos los días personas en pobreza extrema.

“Las personas colombianas ricas y pobres viven en mundos separados y estos mundos muy rara vez se encuentran… Sin embargo, a menos que la erradicación de la pobreza se convierta en una prioridad para la sociedad colombiana, sin importar su nivel de ingresos, el círculo vicioso de la pobreza y el conflicto continuará, y el país nunca conocerá la paz”, indicó el funcionario.

Según el relator, la pobreza en Colombia ha estado alimentando el conflicto armado, situación que ha impedido que el país se desarrolle a nivel social y económico, pero que, además, tiene costes humanitarios y medioambientales “extremadamente elevados”.

“La falta de oportunidades de empleo está convirtiendo a las personas en situación de pobreza en un blanco fácil para el reclutamiento por parte de grupos armados no estatales, y la falta de alternativas viables para los cultivadores de coca no les está dejando otra opción que continuar con los cultivos ilícitos”, destacó De Schutter.

También manifestó que “mientras tanto, el conflicto es una de las principales causas de pobreza en el país, ya que los grupos armados no estatales obligan a las personas a abandonar sus hogares y tierras por miedo a quedar atrapadas en el fuego cruzado, o confinándoles por la fuerza en sus casas, lo que les imposibilita acudir a la escuela, al trabajo o a los centros de salud”.

De Schutter dijo que en Colombia las bandas al margen de la ley están “vaciando las cajas” de los negocios, exigiendo “vacunas” a sus propietarios a cambio de seguridad. Pero también, destacó los efectos negativos de organizaciones delictivas como “gota a gota” o “paga diarios”.

Pero, además, en el informe manifestó especial preocupación por el sistema de estratificación en Colombia, donde explicó que los barrios en este país están clasificados del 1 al 6, siendo el 1 el más pobre y el 6 el más rico,

De esta manera, según dijo, se está calificando la política de planificación como “segregación social institucionalizada” y viéndolo como un obstáculo importante para erradicar la pobreza y alcanzar la paz.

“Aunque la idea de que los residentes de los estratos ‘altos’ paguen más por sus servicios públicos para así subvencionar a los de los estratos ‘bajos’ es loable, la consecuencia no deseada ha sido mantener a la gente encerrada en sus barrios y municipios”, puntualizó.

Asimismo, señaló el experto: “Teniendo en cuenta lo poco que se relacionan las personas de distintos grupos de ingresos en Colombia −en la escuela, en el lugar de trabajo o en los espacios públicos−, no es de extrañar que un niño nacido en una familia pobre tarde 11 generaciones en ganar un salario promedio”.

Pero, además, destacó que “para agravar esta crisis de movilidad social, está el hecho de que las personas colombianas han llegado a utilizar el sistema para clasificar a las personas, no solo a los barrios, un caso claro de la “aporofobia” que estigmatiza a las personas en los estratos más bajos y les dificulta el acceso a empleos decentes o a servicios públicos”.

El informe también hizo referencia al comercio ilegal de drogas, consideradas hasta ahora como una de las principales fuentes de pobreza y violencia.

Aprovechó la oportunidad para solicitar la aplicación del Acuerdo de Paz de 2016, incluyendo el apoyo a los cultivadores de coca para sustituir cultivos.

“Proporcionar a los campesinos asistencia financiera y técnica no basta para que funcione la sustitución de cultivos”, dijo De Schutter. “También necesitan un mejor acceso al crédito y a los mercados, y obtener un precio decente por sus productos”, manifestó.