La Fiscalía de Colombia ha anunciado este martes que ha asumido la investigación de la muerte de cinco niños indígenas pertenecientes al pueblo yupka en el municipio de Codazzi, situado en el departamento de Cesar, en el noreste del país.
"En atención a la solicitud hecha por seis gobernadores del pueblo indígena Yukpa, la Fiscalía General de la Nación asumió la investigación por la muerte de cinco hermanos de quince, trece, once, siete y tres años, ocurrida el pasado 24 de marzo", reza un comunicado.
Un equipo de homicidios colectivos está realizando los "actos urgentes" en el lugar donde fueron encontrados los cuerpos de los menores y está "avanzando en las actividades investigativas de rigor para establecer las causas del trágico hecho". Este equipo contará con la asesoría de personas delegadas de asuntos indígenas y el apoyo de las autoridades de las comunidades.
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El Ministerio Público colombiano ha indicado que el padre de los niños regresó a su lugar de residencia después de asistir a un evento religioso, momento en el que se encontró a tres de los menores muertos y dos inconscientes, quienes fueron trasladados a un hospital y donde finalmente fallecieron.
"Las diligencias de levantamiento de los cuerpos en la vivienda las hicieron representantes de la etnia Yukpa, de acuerdo con sus protocolos, usos, costumbres y tradiciones. Ante la gravedad de lo sucedido, los padres solicitaron la cooperación y apoyo del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, y autorizaron la práctica de las necropsias y otros estudios médicos complementarios", ha explicado.
En la víspera, la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Astrid Cáceres, denunció el "asesinato en extrañas circunstancias" de cinco niños indígenas. "Acompañamos la tristeza de la comunidad y esperamos esclarecimiento de los hechos", manifestó a través de su perfil en la red social X.
Previamente, las autoridades creyeron que habían muerto por intoxicación tras consumir un fruto silvestre venenoso, aunque una de las menores presentaba una herida en la cabeza y el vestido rasgado, haciendo sospechar al defensor del pueblo yupka, Edwar Álvarez.
"Esto no fue un accidente, esto fue un crimen contra estos niños y no es cierto que los niños hayan consumido corozo. El pueblo indígena yukpa, los niños, son cazadores, recolectores, ellos saben muy bien qué comen y no comen de la naturaleza, alguien los obligó a comer algo y posteriormente fallecieron", ha afirmado.