Los problemas de los censos | El Nuevo Siglo
Foto DANE.
Lunes, 5 de Noviembre de 2018
Sin embargo, las preocupaciones han sido similares con la mayoría de los realizados en el último medio siglo.

 

Héctor Maldonado Gómez, ex director del DANE 2007-2010

Especial para EL NUEVO SIGLO

 

Recientemente el Director del DANE ha venido presentando resultados del Censo de Población cuando la recolección está todavía en curso. La presentación se ha introducido con una crítica al operativo y procedimientos adelantados, generando inquietud sobre estos.

En Colombia la mayoría de los censos del último medio siglo han sido recibidos con similar inquietud por lo que me parece conveniente ver algunos problemas de los anteriores. Hago un recuento de sucesos similares a los que estamos empezando a vivir con el nuevo. Cuento una historia de la que he sido protagonista: trabajé en los censos de 1985, 1993 y 2005 pero en ninguno de los casos estuve vinculado en el ciclo completo. En un caso (1985) participé en las etapas iniciales de preparación y diseño sin poder participar en la ejecución; en otros dos casos (1993 y 2005) estuve involucrado en etapas pos-censales en las que se discutió la validez de los resultados. En el censo de 2005 también trabajé en el comité que asesoró al DANE, en el comité técnico del diseño del censo.

 

Censos anteriores

En 1973, nueve años después del anterior, se presentaron problemas como un paro de maestros (responsables de la recolección) y demoras en la publicación de los resultados. Tuvo una muestra de avance en 1978 y el resultado final en 1981. Aunque hay que tener en cuenta las condiciones tecnológicas, muy diferentes de las actuales, el censo se demoró nueve años en dar resultados, pero dio el conjunto de tablas más completo de la historia.

En 1985, con una diferencia de 12 años con el anterior, se introdujo la combinación de un cuestionario censal reducido y uno ampliado para una muestra del 10% de las viviendas en cada municipio; el tamaño de la muestra impidió tener información confiable para los municipios pequeños (un número muy grande); a mitad de camino en su etapa de diseño se presentó un cambio de administración que hizo variaciones en la metodología, como el diseño de la muestra, la eliminación del concepto del hogar (presente en todos los demás censos) y no convocó a la Junta Nacional del Censo ni al Comité Técnico.

El siguiente, en 1993, se contrató con empresas privadas la digitación de la información y – probablemente relacionado con las condiciones de esos contratos– el resultado fue una duplicación de una cantidad importante de los datos con una sobreestimación de la población. Para solucionarlo fue necesario conformar una comisión de expertos con los que durante dos años se hizo el diagnóstico y eliminación de los duplicados.

El censo de 2005, 12 años más tarde, es el que más variaciones simultaneas introdujo: una encuesta cocensal, un dispositivo móvil de captura (DMC) que evita el uso de papel en la recolección y la posterior digitación de los datos, un período de recolección de varios meses, un módulo para unidades económicas anexas a las viviendas y cartografía de precisión. Estos cambios se empezaron a diseñar apenas seis meses antes del inicio del censo, lo que ocasionó muchas inquietudes por parte de los principales técnicos y académicos usuarios de la información y dudas de la opinión pública sobre la validez de los resultados. Para hacer frente a estas inquietudes se convocó una misión con tres expertos internacionales y varios académicos nacionales que concluyeron que a pesar de que se corrieron muchos riesgos los resultados eran aceptables y se podían y debían usar.

La comisión concluyó que i) Si bien la premura con que se aplicaron los procesos afectó su aplicación, en los resultados no se presentaron problemas graves en términos de la posibilidad de su utilización; ii) el uso de los DMC significó un salto en la calidad de los datos demográficos y esta es superior a la de los censos anteriores; iii) las innovaciones tecnológicas deben probarse durante un período importante en otros instrumentos del DANE como la encuesta de hogares; iv) El no contar con una muestra de cobertura ni con indicadores de cobertura finos impide estimar el grado de no cobertura del censo pero los controles operativos en las zonas urbanas permiten afirmar que esta no fue muy alta; v) se debe hacer un conteo de población en el período intercensal (pequeño censo con muy pocas preguntas) como instrumento de validación de los resultados; vi) El módulo de unidades económicas no resultó con información útil para la actualización de los marcos muestrales además de que no se recomienda el uso del censo de población para estos fines.

 

Este año

En el censo 2018 no se cumplió la recomendación de periodicidad decenal (se hizo con una diferencia de 13 años con el anterior, la mayor diferencia en el tiempo desde la mitad del siglo pasado); se hizo en año de elecciones con cambio de gobierno y de administración; no se hizo el conteo intercensal y no se actualizaron las proyecciones. Esto explica las inquietudes que están surgiendo respecto de las diferencias entre las proyecciones y la estimación que hace el Director del DANE respecto de la población colombiana. Aunque la información suministrada hasta el momento es muy parcial, junto con las declaraciones del Director, la historia sugiere algunas preguntas:

1. La comisión de expertos posterior al Censo de 2005 recomendó hacer pruebas extensas de las innovaciones tecnológicas que se usarían antes de llevarlas al Censo. ¿Cómo fueron las pruebas del e-censo? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Cuál fue la cobertura?

2. ¿Se hizo una encuesta de cobertura? ¿Cuáles son los resultados? ¿Si no se hizo la encuesta, se midió o se medirá la cobertura por métodos indirectos? ¿Cuáles métodos se usarán?

3. ¿Se utilizó el catastro para hacer el censo rural y tener una mejor cobertura? ¿Cómo se usó?

4. ¿No se hizo el conteo y el censo a tiempo por falta de recursos? ¿El año fiscal 2018 era más cómodo que los anteriores?

Para atender toda esta situación sería útil, al igual que en los casos anteriores, conformar una misión de expertos que estudie estos problemas, emita un concepto sobre la calidad y utilidad del censo y recomiende la manera de proceder en el futuro y comprometer al Gobierno con estas recomendaciones. Sin este estudio no deberían adelantarse conclusiones que podrían dañar a la entidad, pues como puede verse en ninguno de los casos se perdió la inversión en su realización.

De todas maneras se requieren esfuerzos adicionales presupuestales y gerenciales por parte del DANE.