Paradigma económico de Duque: emprendimiento | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Presidencia
Jueves, 9 de Mayo de 2019
Redacción Política
En la Costa Oeste de EE.UU., ha sellado acuerdos que podrán impulsar su modelo de Economía Naranja

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EN SU VIAJE por la Costa Oeste de Estados Unidos, que reúne reconocidos centros de emprendimiento en Silicon Valley, San Francisco y Seattle, el presidente Iván Duque ha sellado importantes acuerdos con empresas, centros de pensamiento y universidades dedicadas a la innovación, como parte de su plan Colombia Emprende.

Desde Google, donde estuvo el miércoles pasado, Duque reiteró que el “emprendimiento” está “en el centro de la agenda de desarrollo, porque ahí está la oportunidad para cerrar brechas” no solo tecnológicas, sino también, económicas y educativas.

Esta idea, defendida por el Presidente desde los tiempos en que hacía campaña en 2018, se enmarca en la denominada Economía Naranja, un modelo en el que Duque -ha insistido- está basado el desarrollo económico de su gobierno.

Aunque este concepto ya parece aceptado por parte de la opinión pública y lentamente está siendo conocido por la ciudadanía, es claro que aún es algo disoluto y para muchos no significa más que un lema de campaña.

La Economía Naranja, también conocida como economía creativa, es aquella que busca generar riqueza teniendo como base la propiedad intelectual como materia prima. El inventor del concepto, John Howkins, la ha definido en su libro Cómo las personas hacen dinero de las ideas como: “Un grupo de industria creativas y culturales relacionadas con las escénicas, las artes en general, el turismo, las artes visuales, el diseño, la publicidad, el desarrollo de software y los servicios de tecnología de la información, entre otros”.

Cuarta Revolución Industrial

La apuesta económica de Duque, enmarcada en este concepto, hace parte de un fenómeno que algunos han llamado la Cuarta Revolución Industrial. Algunos critican esta denominación, por creer que el mundo está en este momento ante un nuevo paradigma económico.

Lo cierto, sin embargo, es que la última década ha sido un escenario de constante exploración y creación tecnológica. Esto, sin duda, permite decir que, como lo ha definido el filósofo israelí, Yuval Harari, estemos frente a una “Revolución Tecnológica”, cuyos efectos, al menos para él, serán más negativos que positivos a mediano plazo.

Lejos de discusiones ontológicas, es claro que el mundo viene explorando una convergencia de tecnología, física, digital y biológica que, poco a poco, han ido cambiando nuestra manera de ver la vida. La aparición del celular inteligente, por ejemplo, ha revolucionado completamente nuestra capacidad para interactuar y explorar lugares que, salvo por la fotografía o el cine, eran desconocidos.

“Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes”, explicó, hace poco, Klauss Shwab, autor del libro La cuarta revolución industrial”.

Es, para algunos, un momento comparable con la llegada del tren a vapor, un vehículo que revolucionó el comercio, la economía y hasta la política en el Siglo XIX, momento de plena tensión entre la consolidación de los Estados-Nación y el auge del capitalismo.

E incluso, para ir más allá, es un momento que podría compararse con la tercera vía, aquella corriente política que quiso distanciarse de la dicotomía entre comunismo y capitalismo, entre Unión Soviética y Estados Unidos, y priorizó la democracia, el liberalismo y el Estado Social de Derecho como ejes del desarrollo.

Conceptualmente, la Cuarta Revolución puede ser muchas cosas; está por verse. Pero quizá lo más importante, como dice la BBC, es que representa un “cambio de paradigma”, ya que no “se trata de desarrollos” individuales, sino “del encuentro de esos desarrollos”. “El principio básico es que las empresas podrán crear redes inteligentes que podrán controlarse a sí mismas, a lo largo de toda la cadena de valor”.

Se Emprende

La Economía Naranja, para estar al ritmo de esta Cuarta Revolución, puede significar un paso importante como polo de desarrollo. Sin embargo, su priorización genera una serie de dudas en un país que aún no ha cumplido con, por ejemplo, la prestación universal de los servicios públicos.

Algunos sectores han dicho -adelantándose a su implementación- que es mejor enfocarse en un modelo de desarrollo que priorice otras áreas de crecimiento que, en su opinión, están por encima de la economía creativa, bandera del Gobierno nacional.

A pesar de ello, el presidente Duque ha insistido en que la Economía Naranja es la mejor manera de lograr “emprendimiento” y “equidad”. Para ello, ha lanzado una serie de programas, como ‘iNNpulso Naranja’, un instrumento que abarca ocho programas para potenciar el crecimiento de los emprendimientos y empresas innovadoras que hagan parte de las industrias creativas y culturales.

Ha dicho, Duque, que iNNpulso busca “construir una mentalidad y cultura del emprendimiento”, “potenciar el crecimiento de emprendimientos naranjas” y “apoyar el crecimiento de las empresas culturales y creativas”, entre otros objetivos.

En la Costa Oeste de Estados Unidos, el Presidente está sellando alianzas internacionales para consolidar su plan de emprendimiento, donde existe el mayor nivel de innovación digital en el mundo. Ha visitado los gigantes de tecnología Apple Inc., Google y Cisco, con este último, ha sellado un “acuerdo de entendimiento” que busca que esta empresa acompañe tres proyectos que hacen parte de la Economía Naranja.

Según Michael Timmeny, chief goverment strategy de Cisco, el acuerdo busca que Colombia sea el siguiente país en tener un proyecto de aceleración para crear un nuevo valor para los ciudadanos y los emprendedores, a través de tres puntos: innovación, emprendimiento y ciberseguridad.

Para Duque estas alianzas significan “el inicio de un proceso donde ustedes  (emprendedores) van a ser los protagonistas de la transformación de nuestro país”, una manera distinta de aproximarse al desarrollo económico.