TRAS UNA inspección sorpresa realizada por el superintendente de salud, Luis Carlos Leal, al punto dispensador de medicamentos de Audifarma en Bucaramanga (Santander), se evidenció que a los pacientes no se les entregan los medicamentos o elementos formulados por los médicos, además, el funcionario señaló en su cuenta de X que “no es que haya desabastecimiento de algunos medicamentos e insumos, es que no se quieren entregar”.

En el vídeo compartido por Leal en dicha red social, es claro que el dispensador cuenta con las cantidades de insumos y medicinas requeridas por los pacientes, pero estos no les son entregados, pese a que cuenten con la respectiva fórmula médica o lleven varias horas esperándolo.

Ante esta situación, la farmacia se pronunció por medio de un comunicado destacando los desafíos que enfrenta el sector salud en su cadena de abastecimiento por la escasez de recursos en general.

En el que señalaron que “no existe ni ha existido ninguna estrategia para restringir la entrega de los medicamentos. Todos nuestros recursos, esfuerzos y tiempo están destinados a su dispensación oportuna”.

Además, Audifarma aseguró que en el caso del medicamento que aparece en el vídeo de la inspección de la Supersalud, “no se trató de una negativa premeditada a entregarlo, sino que dicho stock estaba reservado para envío a domicilio para cubrir los pendientes que habían asistido durante esa misma semana”.

Sumado a ello, señalaron que a pesar de la complejidad del panorama logran entregar “más del 94% de los medicamentos que nos solicitan diariamente a los más de 160.000 usuarios que visitan nuestras farmacias y a los que entregamos a domicilio”.

Incluso, el presidente Gustavo Petro manifestó desde su cuenta de X, que “esconder los medicamentos es un crimen. Todo empleado de empresas donde se realiza acaparamiento de medicamentos en contra de los pacientes tiene el deber de denunciarlo a la superintendencia de salud. El incremento de tutelas tiene que ver con la tardanza en la entrega de medicamentos y resulta que no se debe a escasez en el mercado sino a una política deliberada de empresas de salud para provocar antipatías y especular con los precios”.