Violencia de pareja, un mal de nunca acabar | El Nuevo Siglo
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Jueves, 27 de Junio de 2019
Redacción Nacional
Esta semana fue presentado el informe anual Forensis que expone una radiografía de la violencia en el país. El 86% de las víctimas de violencia de pareja son mujeres

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El Instituto Nacional de Medicina Legal presentó esta semana su informe anual Forensis en el que se expone un amplio y detallado panorama sobre la violencia en el país.

En estudio de cerca de 500 páginas se abordan temáticas como la violencia intrafamiliar, interpersonal y de pareja, los homicidios, los suicidios, las lesiones personales, entre otras.

En 2018 hubo cerca de 50.000 casos denunciados de violencia de pareja y cerca de 30.000 de intrafamiliar. EL NUEVO SIGLO expone, a continuación, algunos de los datos más relevantes de estos dos tipos de violencia.

Violencia de pareja

De acuerdo con la investigación, en 2018 se realizaron 49.669 valoraciones en el contexto de la violencia de pareja, cuya tasa es de 120,57 casos por cada 100 mil habitantes. Del total de valoraciones realizadas, el 86,08% (42.753) se practicaron a mujeres. Por cada hombre que denuncia ser víctima de violencia por su pareja, seis mujeres lo hacen, señala la entidad.

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En el estudio se muestra que los departamentos con las tasas más altas de valoraciones por este tipo de violencia fueron Casanare, Arauca, Meta, San Andrés y Providencia y Amazonas y los departamentos con el mayor número de casos registrados fueron Bogotá 12.493, Antioquia 5.546, Cundinamarca 3.985 y Valle del Cauca 3.765. Y, según la distribución por grupos de edad y sexo, el mayor número de casos se registró en el grupo correspondiente a los 25-29 años (10.902), seguido por el de 20-24 años (9.952).

En relación sobre el nivel educativo de las víctimas, el 45,94% contaba con grado de escolaridad hasta básica secundaria. El principal agresor fue el compañero sentimental con un total de 27.955 casos, seguido del excompañero permanente con 17.223 casos.

El mayor número de casos en mujeres se presentó cuando la víctima estaba realizando actividades asociadas o relacionadas con el cuidado personal (11.743), seguido de actividades domésticas (10.850). En los hombres el mayor número de casos se presentó cuando se encontraban desplazándose de un lugar a otro lugar (1.900 casos), y en segundo lugar, en actividades asociadas o relacionadas con el cuidado personal con 1.814 casos.

Las razones con mayor prevalencia en los casos denunciados fueron la intolerancia con 21.942 casos, los celos, desconfianza y la infidelidad con 16.419 y el alcoholismo con 6.162. La vivienda fue el lugar más común donde se presentó este tipo de violencia. Y en relación con los días de la semana, los sábados y domingos fueron los días en los que se registraron más casos.

Violencia intrafamiliar

En el estudio se dividen los casos de violencia intrafamiliar en tres grandes grupos: violencia contra adultos mayores, violencia contra menores y violencia entre otros familiares. En los tres grupos las más afectadas fueron las mujeres. Según Medicina Legal, durante 2018, se conocieron 28.645 casos de violencia intrafamiliar. De estos los adultos mayores sufrieron 2.261 casos (7,8%), los niños, niñas y adolescentes 10.794 casos (37,6%) y la violencia entre otros familiares registró 15.590 casos (54,4%).

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En el grupo de adultos mayores se detectó que las mujeres más afectadas son las que se encuentran entre los 60 y 64 años. En niños, niñas y adolescentes, la entidad señaló que la mayor prevalencia de casos se registró en niñas en edad adolescente con bajo nivel de escolaridad; la mayor parte de estos casos ocurrieron en el hogar y en las cabeceras municipales. En el campo de violencia entre otros familiares en la mayor parte de los casos la víctima pertenecía a la población adulta joven.

“Es importante recalcar que, en los tres tipos de violencia intrafamiliar, la mujer es la principal víctima. En algunos casos, este comportamiento violento es aceptado socialmente, esto puede deberse a la dependencia económica de la mujer, bajo nivel educativo, el deseo de mantener una familia unida, entre otras variables”, señala el informe.

Uno de los hechos que más se destaca en el informe es que el lugar de agresión más frecuente sigue siendo la vivienda, “lo cual se correlaciona con el hecho de que los agresores, en su gran mayoría, siguen siendo familiares muy cercanos. En el caso de los niños, sus padres o padrastros siguen siendo los principales agresores, y en la población adulto mayor los hijos”.

También se señala que en los distintos subtipos de violencia intrafamiliar el bajo nivel de escolaridad se encontró relacionado estrechamente con el aumento de casos, “lo que no significa que no haya registro de casos de víctimas con alto nivel educativo”.

Los autores manifiestan que es importante educar en los colegios y en el hogar en valores como el respeto y el cuidado del otro. En ese sentido, señalan que hay que enfrentar la violencia “rompiendo cadenas de maltrato y que aquellas personas que fueron víctimas no repitan la misma historia con sus familiares y allegados. Es responsabilidad del Estado implementar políticas públicas que ayuden en la prevención y detección de la violencia intrafamiliar por medio de programas educativos tanto en colegio como en las familias”.

Violencia en el hogar

Beatriz Quintero, de la Red Nacional de Mujeres, manifestó su preocupación debido a que los casos de violencia de pareja ocurran principalmente en los hogares. “La casa, el lugar donde se supone que uno debería estar más seguro, es el de mayor riesgo para las mujeres. Esto es algo que no podemos seguir aceptando. Una sociedad que maltrata, que agrede, que mata de esa manera en sus casas es una sociedad que se está volviendo fallida”, dijo.

Señaló que para enfrentar estas cifras crecientes es clave fomentar la educación y luchar contra la impunidad. “Hay que bajar la impunidad, que si las mujeres denuncian primero les creamos y segundo las protejamos. No podemos permitir que una mujer que denuncia la sigan violentando”, sostuvo, puntualizando además que “tenemos que trabajar mucho en la escuela, en los primeros años para que los niños se acostumbren a que tienen derecho a vivir sin violencia”.