Dilemas del calentamiento global | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Julio de 2024

Cada vez que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) revela sus informes sobre la evolución de la temperatura media global se genera un debate entre los expertos. Para algunos las alertas reiteradas de la agencia de la ONU sobre el aumento del calor evidencian que el cambio climático sigue avanzando y que exigen una medida drástica para evitar que se continúe acelerando la cuenta regresiva para una eventual extinción de la raza humana.

Del otro lado se ubican aquellos expertos que advierten que, si bien no se puede desconocer que el calentamiento global es una amenaza creciente, no se puede caer tampoco en escenarios apocalípticos y pronósticos intencionadamente fatalistas que solo hacen eco a propuestas radicales y poco realistas para enfrentar este flagelo.

Esa misma controversia se está generando con el más reciente reporte de la OMM, según el cual el pasado junio fue el sexto mes del año más caluroso registrado en la historia y el decimotercero consecutivo en establecer un récord de temperatura mensual.

Esto porque los datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea señalan que la temperatura global promedio ha estado 1,5°C por encima del nivel preindustrial durante doce meses consecutivos, pese a que ese aumento marca la meta del Acuerdo de París para fin de siglo. Además, la temperatura media de la superficie del mar se ubicó en junio en 20,85°C, el valor más alto documentado para el mes.

La interpretación de estos nuevos datos debe ser muy objetiva. Por ejemplo, para el vocero de la citada agencia es claro que se superará el nivel de 1,5°C de forma temporal y con una frecuencia cada vez mayor mensualmente. Ahora bien, esos incumplimientos temporales de la meta del Acuerdo de París de 2015 no significan que el objetivo de 1,5 °C se pierda permanentemente, ya que este se refiere a un calentamiento a largo plazo durante al menos dos décadas.

Lo que sí resulta indiscutible es que este aumento de las temperaturas mundiales tiene, incluso desde hace varios años, una serie de efectos “devastadores” para muchos países, como las olas de calor y lluvias extremas, al igual que periodos más marcados de sequías, reducción de las capas de hielo marino y disminución del tamaño de los glaciares. Todo esto unido a un aumento del nivel del mar y el calentamiento de los océanos, esto último, amenaza los ecosistemas marinos vitales y proporcionan energía para potenciar los ciclones tropicales, como en el caso del actual huracán Beryl, que golpea el centro y el norte americano.