Que Colombia es un país de regiones y que la acción del Estado y de los gobiernos de turno, como sus principales brazos ejecutores, debe encuadrarse dentro de esa realidad política, económica, social y poblacional, es una premisa que muchas veces se ha repetido en el país, sobre todo después de la entrada en vigencia de la Constitución de 1991, pero que, en la práctica, poco se ha visto reflejada.