El próximo viernes finaliza plazo para que se inscriban candidatos que no participan en las consultas interpartidistas de dos días después. Ese domingo, el nuevo mapa político reacomodará el ajedrez de las fuerzas partidistas e impactará las coaliciones en formación. Y el viernes de la próxima semana, la coalición uribista y Petro deberán poner sus cartas sobre la mesa. Análisis de escenario
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Si la campaña por la Presidencia de la República se pudiera asemejar a una carrera ciclística, habría que decir que estas dos semanas que vienen serán, sin duda, un premio de montaña de primera categoría que ‘seleccionará’ de forma sustancial al pelotón, dejando en competencia sólo a los candidatos más fuertes.
La comparación no es para nada exagerada. Todo lo contrario, ya que tres fechas cercanas serán determinantes para seguir despejando el panorama en la puja por la sucesión de Juan Manuel Santos, quien el 7 de agosto deja el poder tras ocho años en la Casa de Nariño.
La primera de esas fechas es, precisamente, el próximo viernes 9 de marzo, cuando el cronograma electoral señala que se vence el plazo para la inscripción de candidatos presidenciales y vicepresidenciales, salvo aquellos que estén participando de las dos consultas interpartidistas que se realizarán apenas dos días después, el 11 de marzo, en forma paralela a las elecciones parlamentarias.
Hasta el momento ya son varios los aspirantes que han oficializado a sus respectivos compañeros de fórmula. El primero fue el candidato liberal Humberto de la Calle que escogió a la exministra, excandidata presidencial en 2014 (sumó dos millones de votos) y exprecandidata en la actual campaña Clara López, quien militara por muchos años en el Polo.
La exsenadora liberal Viviane Morales, candidata presidencial por el movimiento Somos (antiguo Alas), escogió al catedrático Jorge Leyva Durán (hermano del gestionador de paz Álvaro Leyva Durán) como su segundo a bordo.
De igual manera, la también exsenadora liberal y ahora candidata presidencial por firmas Piedad Córdoba seleccionó al exmagistrado de la Corte Constitucional, Jaime Araújo Rentería, como su fórmula vicepresidencial.
Incluso, el candidato presidencial del partido Farc, Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’ (hospitalizado en Bogotá desde el jueves pasado tras sufrir un infarto), señaló a la dirigente de la izquierda y vocera de esa guerrilla desmovilizada Imelda Daza como su tiquete vicepresidencial.
Y, la semana que termina, el candidato presidencial de la llamada “Coalición Colombia”, Sergio Fajardo, anunció que su candidata vicepresidencial es la senadora de la Alianza Verde, Claudia López, que hace unas semanas era precandidata presidencial pero, junto al también precandidato del Polo y hoy cabeza de lista al Senado, Jorge Enrique Robledo, dieron un paso al costado en favor de la aspiración del exgobernador antioqueño.
Así las cosas, antes del próximo viernes se espera que dos candidatos presidenciales más anuncien sus respectivas fórmulas vicepresidenciales.
De un lado está el exvicepresidente y candidato presidencial por firmas Germán Vargas Lleras, quien –por lo menos hasta ayer al cierre de esta edición– no había señalado todavía a su compañero o compañera de fórmula. Aunque la campaña mantenía absoluta reserva al respecto, se seguía especulando en los corrillos políticos sobre la posibilidad de una dirigente conservadora.
Juan Carlos Pinzón, exministro de Defensa y también candidato presidencial por firmas, completa la lista de aspirantes que dejaron para esta última semana esta trascendental decisión.
Lo cierto es que para ninguno de ellos se trata de decisiones fáciles. De un lado, porque está claro que la escogencia de la fórmula no sólo implica hechos como la coherencia política, ideológica y programática de la dupla, sino porque lo ideal es que el compañero o compañera de fórmula que se seleccione debe tener un efecto electoral que ayude a mejorar las opciones del candidato, tanto en las encuestas como en la hora definitiva de las urnas.
Es claro, igualmente, que el hecho de que ya existan dos mujeres como fórmulas vice, puede impactar o incluso condicionar el proceso de selección del resto de candidatos que aún no han tomado esta decisión.
Igualmente, resulta indudable que tener que inscribirse antes de que se conozca cómo quedará el nuevo mapa político del Congreso es una desventaja para Vargas Lleras y Pinzón.
¿Última esperanza?
Frente a ello hay una última esperanza. Se sabe que partidos como el Conservador o el jurista Guillermo Reyes elevaron ante el Consejo Nacional Electoral y la Registraduría sendas acciones judiciales y de tutela alegando que la resolución que obliga a que los candidatos que no participan en las consultas del 11 de marzo se tengan que inscribir dos días antes de esa cita en las urnas, viola el derecho a la igualdad y al de elegir y ser elegido.
Como lo indicó el viernes EL NUEVO SIGLO, se espera que en la semana que comienza se conozca tanto el fallo de la acción de tutela como el pronunciamiento del CNE. Es más, para este martes está programada la sesión respectiva en el alto tribunal, en donde altas fuentes insisten en que el cronograma es inamovible.
Si llega a autorizarse que el plazo final de inscripción para todos sea el 16 de marzo, es claro que el escenario de la campaña podría cambiar, sobre todo porque partidos como La U y el Conservador han señalado que sólo después de elegido el Parlamento y señalado el mapa de fuerzas políticas emergentes y en retroceso, decidirán a qué candidato presidencial apoyan. Incluso, los azules tienen programada su convención para después del 11 de marzo.
Así las cosas, en caso de que se defina que el plazo para las inscripciones será el 16 de marzo para todos los candidatos (sin importar que no hayan ido a las consultas del 11 de marzo), la decisión de esos dos partidos podría variar el escenario de la campaña.
Apenas si se está generando los primeros movimientos o corrientes de opinión “anti”
Nuevo mapa político
Como es apenas obvio, la segunda fecha clave para las elecciones presidenciales será el 11 de marzo, cuando se espera que no menos de 14 o 15 millones de ciudadanos acudan a las urnas para escoger a 166 representantes a la Cámara y 107 senadores, incluyendo en estos las 10 curules que se le asignarán a las Farc, sin importar el número de votos que logren.
Si bien es cierto que, por el momento, el escenario de favoritismos para la Casa de Nariño lo está marcando la variabilidad de las tendencias en las encuestas, que han tenido a distintos aspirantes en los últimos meses rotándose el primer lugar, es claro que las elecciones parlamentarias constituyen el primer pulso político real entre los aspirantes.
Una prueba de cómo las encuestas no constituyen un elemento objetivo para determinar el rumbo de la campaña se dio, precisamente, esta semana. De un lado, un sondeo realizado por Cifras y Conceptos para Caracol radio señaló que Petro y el candidato uribista Iván Duque tienen un 22% de preferencias, Fajardo 11%, Vargas Lleras 8%, Marta Lucía Ramírez 6% y De la Calle 4%. Pero, de otra parte, un estudio realizado por Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), indicó que los colombianos creen que Vargas Lleras será elegido Presidente. Según 1.200 entrevistas presenciales en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga, con independencia de la orientación de su voto, el 24,9% de los encuestados cree que Vargas Lleras va a ganar las elecciones, seguido de Fajardo (19,7%) y Petro (13%).
En segundo lugar, por más que candidatos como Petro o Fajardo se autocalifiquen como de opinión y señalen que el voto independiente y no partidista decidirá la carrera por la Casa de Nariño, es ingenuo desconocer que los aspirantes que tienen mayor fortaleza y respaldo partidista tendrán, a partir del próximo domingo, un empujón definitivo a sus aspiraciones. O, en su defecto, un golpe certero en caso de que sus respectivas divisas partidistas sufran un descalabro en las urnas.
La mayoría de los análisis que se han realizado hasta el momento sostienen que Petro, que apoya la llamada “lista de la decencia”, y Fajardo, respaldado por la Alianza Verde y el Polo, no tendrían una fuerza parlamentaria significativa. Es más, mientras que se especula que la primera no podría alcanzar el umbral (alrededor de 400.000 votos para Senado), los dos partidos restantes no sumarían más de 10 escaños en la cámara alta.
Caso contrario ocurriría con Vargas Lleras, cuyo partido Cambio Radical aspira a conquistar no menos de 15 curules en el Senado. Los conservadores (que no han decidido a cuál aspirante apoyar, pero se acercan a Vargas) apuestan por no menos de 15 a 18 escaños. Si esta coalición se concretara de cara a las presidenciales, impactaría sustancialmente el escenario de la campaña.
Por otro lado las encuestas sostienen que el Centro Democrático, con el expresidente Uribe como cabeza de lista al Senado, sería el partido más votado. De allí que las apuestas allí sean superar los 20 escaños que hoy tienen en Senado. Y más aún porque esperan que la consulta interpartidista, en donde su candidato Duque compite con Ramírez y Alejandro Ordóñez por el tiquete presidencial de la coalición, jalone una mayor votación uribista al Parlamento.
De la Calle, aunque está muy abajo en las encuestas, también confía en que la fuerza parlamentaria de los liberales –que hoy tienen 17 curules en Senado y aspiran a igualar ese número- reavive su alicaída candidatura.
La U, que en 2014 sacó 21 escaños al Senado pero hoy sólo le quedan 18, es una incógnita, pues mientras algunos análisis le pronostican una debacle el 11 de marzo, otros sostienen que sus candidatos acumularon mucho poder y burocracia en los últimos tres años y harán sentir esa fuerza en las urnas. Pase lo que pase, al ser el “partido de gobierno”, es evidente que su decisión en torno a qué candidato apoyar será clave en la recta final de la campaña. Por ahora se afirma que muchos de sus parlamentarios dividen acercamientos con Vargas y De la Calle.
En el ajedrez de las coaliciones todavía faltan muchas fichas por ubicar
Así las cosas, el mapa político que se derive de las elecciones de Congreso será determinante para la conformación de las alianzas y coaliciones. Si bien hasta el momento se ha venido hablando de bloques de centro-derecha y derecha, así como centro-izquierda e izquierda, es evidente que esa tendencia podría cambiar sustancialmente dependiendo cómo le vaya a los partidos y movimientos políticos en las urnas.
El 16 de marzo
La tercera fecha clave en estas dos semanas por venir será el 16 de marzo que, como ya se explicó, es el plazo límite que tienen para inscribirse los candidatos presidenciales que salgan escogidos de las dos consultas interpartidistas del 11 de marzo.
Si falla la acción de tutela o el CNE niega -el martes- la solicitud para aplazar la fecha del 9 de marzo para la inscripción de los candidatos presidenciales que no van a consulta, entonces ese 16 de marzo es clave sólo la coalición de Duque-Ramírez-Ordóñez y la de Petro con Carlos Caicedo, otro precandidato presidencial que compite en las urnas con el exalcalde de Bogotá para saber cuál de ellos tiene más votos para ser el candidato de esa alianza.
Las últimas encuestas han evidenciado que Duque, con el respaldo de Uribe y toda la estructura del Centro Democrático a nivel nacional, tiene ventaja frente a Ramírez y mucho más ante el exprocurador Ordóñez. Sin embargo, la excandidata presidencial de 2014, que sumó en esa ocasión 2 millones de votos en la primera vuelta, podría dar la sorpresa en las urnas. Es más, se afirma que sectores uribistas, liberales y conservadores podrían votar por ella el 11 de marzo para tratar de sacar de carrera al candidato uribista, más ahora que este llegó a la punta de las encuestas, compitiendo con Petro.
Pero aún si Ramírez (apoyada por el sector pastranista) no llegara a ganar, es claro que si logra una alta votación a Duque le quedaría muy difícil no escogerla como fórmula vicepresidencial dada su fuerza política, electoral y trayectoria. Además su condición de mujer permite competirle a las fórmulas de Fajardo y de De la Calle.
En la otra consulta está más que claro que Petro le va a ganar por mucho a Caicedo, más aún porque sectores del Polo, otras facciones de la izquierda y hasta de los verdes han anunciado que lo apoyarán el 11 de marzo e incluso podrían seguir con él de cara a la primera vuelta del 27 de mayo.
Aunque Caicedo, exalcalde de Santa Marta, es un buen perfil, es claro que Petro no estaría tan obligado a designarlo su fórmula vice, y de allí que en las toldas del exalcalde bogotano se diga que se estudia designar a una mujer reconocida de la provincia o incluso a un beligerante exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia.
Sin embargo, como ya se dijo, todas estas proyecciones podrían cambiar de forma drástica de acuerdo a lo que pase el 11 de marzo. Es evidente que algunos candidatos presidenciales podrían tratar de entrar en las coaliciones de Duque o Petro antes de que estos se inscriban el 16 de marzo. También está por verse qué harán en esos cinco días los conservadores y La U, y cómo se moverán aquí tanto Vargas Lleras como De la Calle para asegurar sus apoyos.
¿Entonces?
Por ahora, caben muchas especulaciones, ya que hay una gran cantidad de elementos en juego. Las encuestas, como se indicó, son apenas una fotografía del momento de la campaña, pero no reflejan los verdaderos potenciales políticos y electorales de los aspirantes. Ya en octubre de 2016, en la votación del plebiscito refrendatorio de paz, se evidenció cómo todos los sondeos se equivocaron, puesto que predecían un triunfo arrollador del Sí, y al final el No se impuso cerradamente.
De igual manera, no pocos expertos han advertido que hay una sobrestimación del impacto de cada candidato en las redes sociales. Se tiende a creer que el aspirante con más menciones, búsquedas, seguidores y circulación en estas autopistas virtuales, tendrá un efecto correspondiente en las urnas.
Por igual, es claro que hasta ahora si se están dando los primeros grandes debates entre los candidatos presidenciales y poco a poco la opinión pública les va poniendo atención. Una vez salga del foco la pelea por el Congreso, podrán ahondar en la diferenciación programática e ideológica de los aspirantes.
Si bien, como ya se anotó, hay una discusión teórica y pública muy amplia alrededor de lo que significa la izquierda y lo que significa la derecha, y cómo ubicar allí a los distintos aspirantes y las coaliciones que se han ido conformando (que todavía están a medio camino), es claro que todavía falta más clarificación argumental alrededor del tema.
Y, por último pero no menos importante, apenas si se están generando los primeros movimientos o corrientes de opinión “anti”. Es decir, aquellos que lejos de apostar por apoyar un candidato determinado, en realidad se movilizan sólo para votar contra otro.
Así las cosas, que lo más aconsejable sea esperar qué pasar el 9 de marzo, qué el 11 y qué el 16. Sólo entonces, pasado ese premio de montaña importante en la carrera por la Casa de Nariño, se sabrá qué candidatos siguen como capos y cuáles pasan a ser gregarios o simple y llanamente dejan de pedalear porque no tienen ‘energías’ electorales para continuar.