La semana pasada la Coalición de la Esperanza, el movimiento político del que forman parte Sergio Fajardo, Humberto de la Calle Lombana, Jorge Enrique Robledo, Juan Fernando Cristo y Juan Manuel Galán, además de varios congresistas independientes y de la Alianza Verde, trazó la que podría ser su hoja de ruta con miras a las elecciones presidenciales del año entrante.
Y lo hizo presentando las bases de dos de las decisiones que marcarán el rumbo de este colectivo de movimientos políticos: la elección de su candidato presidencial para 2022 y los criterios de participación en las elecciones parlamentarias del año entrante.
Desde Cartagena de Indias, la Colación reiteró, en primer lugar, que será mediante una consulta interpartidista -que tendrá lugar en marzo entrante, según el calendario electoral del Consejo Nacional Electoral-, como se elegirá a su candidato presidencial. Hasta el momento salvo los cinco dirigentes mencionados, no se ven más interesados en participar de esta herramienta democrática.
En segundo lugar, la Coalición definió también que ninguno de sus voceros (Fajardo, De la Calle, Robledo, Cristo y Galán) aspirará a una curul en el Legislativo del año entrante, independientemente de si participan o no en la consulta interpartidista.
“No estamos usando esta alianza para las elecciones de marzo. No aspiramos a ocupar ninguna curul en las elecciones legislativas, así decidamos no participar de la consulta de la que elegiremos candidato o candidata presidencial el año entrante. Lo que queremos es promover nuevos liderazgos y renovar el Congreso”, dice el acuerdo que revelaron sus integrantes en Cartagena la semana pasada.
Esta decisión, además, constituye una especie de ‘relevo generacional’ en la confección de la lista única con voto preferente con la que aspiran a participar la coalición en dichos comicios, pues tendrá equidad de género, será abierta a diferentes organizaciones sociales, políticas y empresariales previa aprobación de un Comité Nacional que liderará ese proceso.
También se definieron algunos temas fundamentales que serán prioritarios para el programa de Gobierno de quien sea su candidato, entre ellos la descentralización, los derechos humanos, la defensa de la paz, el fortalecimiento de la economía y reformas institucionales de fondo.
Hasta aquí, podría decirse, son los aspectos coincidentes de sus integrantes para fortalecer un colectivo político que hace un par de semanas recibió el apoyo de más de 150 académicos e intelectuales de diferentes vertientes.
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Los talones de Aquiles
Sin embargo, son también varios los dilemas que aún enfrenta la Coalición de la Esperanza para mostrarse ante la opinión pública como un movimiento con verdadera opción de poder en las presidenciales del año entrante.
El primero, y tal vez más importante, es definir una estrategia que “emocione” al electorado, pues varios analistas han coincidido en que la coalición “no despierta el interés” del electorado, a pesar de que ya lleva varios meses consolidando este proyecto político.
Los expertos atribuyen esa especie de apatía a varias razones, entre ellas tres principales: que aún faltan diez meses para las elecciones presidenciales; que las necesidades de la gente en este momento no pasan por el tema político, y que ven cómo en las últimas semanas se ha ‘desinflado’ la imagen de Fajardo al parecer por cuenta del proceso penal que tiene pendiente ante la Fiscalía General por líos de contratación cuando fue Gobernador de Antioquia.
Otra de las prioridades que la Coalición tiene pendiente por resolver es si definitivamente les abrirá el espacio de participación a otros candidatos o definitivamente se la jugará con los cinco precandidatos que ya tiene.
Esto, por cuanto existen versiones encontradas sobre la posibilidad de hacer coalición con Gustavo Petro, el líder de la Colombia Humana, tema que en el pasado ha enfrentado a varios de sus integrantes.
De hecho, el tema ha dado para fracturas internas en la propia Alianza Verde, pues varios de sus líderes cercanos a Fajardo ya le cerraron la puerta a Petro, mientras que otra facción se inclina por hacer una alianza electoral con el Pacto Histórico.
También es claro que existen divisiones internas en la Coalición sobre el mecanismo que se utilizará para elegir un candidato presidencial único, ya que dirigentes como Ángela Robledo o Camilo Romero no ven con buenos ojos un proceso que tildan de “refrendatario” de Fajardo como opción presidencial.
Tampoco es clara la postura que asumirá la Coalición frente a una posible candidatura –por ahora descartada- del actual rector de la Universidad de Los Andes, el exministro Alejandro Gaviria Uribe.
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Carta del 91, el otro pero
La semana pasada, justamente cuando la Constitución del 91 cumplió 30 años de su promulgación, quedó en claro que aún la visión garantista y de Estado Social de Derecho incorporado por la Carta Política, genera diferencias de fondo.
Así, mientras la Constitución Nacional es defendida como la principal plataforma de defensa de los derechos por dirigentes como Antonio Navarro (copresidente de la Asamblea Nacional Constituyente) y Humberto de la Calle Lombana (entonces Registrador Nacional), otra es la postura del senador Robledo, quien ha criticado la Ley de Leyes, especialmente en los temas económicos.
Robledo, aunque defiende en general la Carta del 91, dice: “Es cierto que la Constitución de 1991 contiene posiciones políticas democráticas que deben mantenerse y desarrollarse. Pero también es verdad que su contenido económico y social es 100% neoliberal, y le ha dado sustento a todas las fórmulas del Consenso de Washington y los Tratados de Libre Comercio”, según publicó en su cuenta de Twitter.
Se trata de una postura muy diferente a lo dicho por la Coalición en un comunicado y ratificado en sus redes sociales por Navarro, quien le contestó a Robledo que la Constitución de 1991 “es neutra en lo económico y que quienes han sido neoliberales, han sido los gobiernos. Sin modificarla, se puede gobernar de un modo totalmente opuesto”, le escribió en Twitter.
Así mismo, hay que tener en cuenta que faltan por definir algunas reglas de juego, pues si bien hasta hace unos meses el único movimiento con personería jurídica de la Coalición era el Partido Verde, hoy ya la tiene el partido Dignidad, que dirige Robledo, y hay otros que lo esperan en los próximos meses, como el Nuevo Liberalismo que viene reclamando el exsenador Galán y su familia.
A ello se suma que la semana pasada fue el exministro Juan Fernando Cristo quien lanzó su propio movimiento político, ‘En Marcha Colombia’, que aunque forma parte del colectivo de centro comenzó a hacer campaña de forma independiente.
La Coalición aún no se pronuncia sobre algún las de las propuestas de Cristo, quien defiende la Constitución del 91, pero dice que requiere “algunas modificaciones” como en el tamaño del Congreso que propone reducir en 30%.
Así las cosas, si bien la Coalición ha logrado avances importantes en la consolidación de su proyecto político, también tiene pendientes otros aspectos no menos importantes como posturas de fondo frente a varios aspectos, y la definición de las reglas de juego que regirán su futuro.